El 8 de enero, un año después de que Evo Morales se convirtió en el primero presidente indígena de Bolivia, 25.000 campesinos indígenas y miembros del sindicato de cocaleros marchar en Cochabamba en el centro de Bolivia. Exigieron la renuncia del gobernador del departamento, Manfred Reyes Villa, un promotor de la autonomía de los departamentos y opositor a las reformas progresistas del presidente.
Los manifestantes chocaron con la policía municipal quienes contaron con el respaldo de pandillas criminales. Veinte personas resultaron heridas. Tres días después, murieron tres personas y fueron heridos más de 200.
El conflicto refleja el problema, cada vez más agudo, del separatismo en Bolivia.
En diciembre, Reyes intentó instigar un referendo para que Cochabamba fuera autónoma del gobierno central. Su acción fue vista como una subversión del voto de 63 por ciento del sufragio en contra de la autonomía en julio. Reyes también ha hecho un llamado a favor de la “independencia”, es decir, secesión, de las provincias de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija en el oriente, donde se ha aprobado la autonomía ya.
Los manifestantes también denunciaron a Reyes por su papel en la campaña derechista para que la Asamblea Constituyente requiera un voto de dos terceros para provisiones constitucionales.
Reyes era parte del gobierno del despreciado ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada quien fue derrocado después de que sus soldados mataron a 43 manifestantes e hirieron a cientos en 2003.
El 11 de enero, los manifestantes quemaron autos y prendieron fuegos cerca de las oficinas del gobierno. Simultáneamente agrupaciones bien organizadas de estudiantes de clase media atacaron a los manifestantes indígenas. Se notó mucha semejanza entre estos actos y los de la notoriamente antiindígena Unión de Juventud de Santa Cruz.
El hecho que Reyes ha sido elegido en lugar de nombrado, como de constumbre, le presta una apariencia de independencia. Policías municipales, negando obedecer las órdenes de la policía nacional, hicieron la vista gorda a la violencia derechista.
Antes de que el conflicto entrara en su punto máximo el gobernador se refugió en Santa Cruz. Aquel departamento y tres más en la “media luna” oriental de Bolivia contienen la gruesa de las reservas de hidrocarbonos del país, además de sus recursos de agua y sus tierras de cultivo más ricas. Familias prosperas de ascendencia europea y los gerentes de corporaciones multinacionales controlan la economía y la política de la región.
En el medio del tumulto, Germán Antelo, presidente del derechista Comité Cívico de Santa Cruz, hizo un llamado para que se asesinara a Evo Morales.
Rumbo a Santa Cruz, Reyes se reunió en La Paz el 11 de enero con los gobernadores separatistas de cinco otros departamentos, aparentemente para obligar que el gobierno central entre en un debate sobre la autonomía. El próximo día, después de amenazar una huelga general de 24 horas, los gobernadores pidieron que el cardenal Julio Terrazas mediara su disputa con el gobierno.
Morales envió a Juan Ramón Quintana de su gabinete, a Cochabamba a negociar. También propuso una medida constitucional para que los gobernadores, alcaldes y hasta el presidente sean sujetos a revocación de sus posiciones por voto popular.
Después de denunciar a Reyes por haber abandonado sus funciones en Cochabamba para ir a La Paz para instigar politiquería, y conspirar en contra del gobierno, el vicepresidente Álvaro García Linares le aseguró de la protección del gobierno federal si regresara a su puesto.
Cada vez más los manifestantes en Cochabamba manifestaron un sector de extrema izquierda basado en los sindicatos, y elementos moderados comprometidos con los requisitos constitucionales. Representantes de los movimientos sociales, reunidos en el Centro Obrero del departamento, anunciaron la formación de un gobierno paralelo bajo el mando de un “comité revolucionario”.
Para el 18 de enero, los campesinos regresaban a sus comunidades. Sus portavoces dijeron que un “juicio de responsabilidad” estaba siendo preparado en contra de Reyes, quien, ellos prometieron, jamás iba a poder regresar a su puesto de gobernador. El presidente Morales tiene planeado una reunión con dirigentes campesinos el 27 de enero.
En otro asunto relacionado, 3.000 sindicalistas y campesinos de la provincia de Omasuyos en el oriente se manifestaron el 16 de enero en La Paz, en contra del gobernador pro autonomía Papelucho Paredes. Sindicatos y organizaciones campesinas en Los Altos, una ciudad grande junta La Paz y llena de gente pobre, coincidieron que debe renunciar.
El recién nombramiento de Phillip Goldberg como embajador norteamericano a Bolivia sugiere que el separatismo conviene a la agenda de Washington también. Goldberg quien ha prestado servicio en Bosnia y Kósovo sabe unas cuantas cosas sobre el separatismo y la disolución de las naciones.
“No es por casualidad que este caballero ha sido trasladado desde Kósovo a Bolivia”, dice el profesor Roger Tuero de la Universidad de Santa Cruz. Además se dice que Goldberg tiene vínculos con Manfred Reyes Villa.
Bolivianos defienden unidad e independencia