Con falsificaciones, exageración y mentiras abiertas, George W. Bush y su gabinete ha lanzado a nuestro país a una guerra ilegitima, ilegal e innecesarias.
El costo será enorme para nuestro país y el mundo.
Muchas vidas se perderán. La instabilidad política y el fundamentalismo religioso crecerá.
Aquí las pérdidas inmediata serán los trabajos, educación, servicios médicos, derechos democráticos y de los inmigrantes, la igualdad racial y sexual – y la verdad.
Con el país entrando en guerra, el movimiento de paz tiene que llamar por un cese inmediato a las hostilidades, la salida de tropas, el enviar de un cuerpo de la ONU para mantener la paz e equipos de reconstrucción para Irak y no más guerra. Mientras la administración Bush ordena esta guerra, está planeando otras – Irán, Siria, y Corea del Norte son algunos de los países mencionados.
Un mar de sangre se va a desperdiciar en ambos lados y un sinnúmero de vidas perdidas. El bombardeo norteamericano matará a iraquíes inocentes y destruirá un país que todavía no se ha recuperado de la última Guerra del Golfo y la década de sanciones, que ha tomado la vida de tres cuartos de un millón de niños.
En esta, como en otras guerras, ni los líderes en Washington ni sus hijos privilegiados derramarán una gota de sangre, ni regresarán en fundas para cadáveres. Ese destino está reservado para los hijos e hijas de nuestra clase trabajadora multirracial y multinacional.
Desde el empezar la administración no ha ofrecido ninguna justificación para la guerra. Cada vez que una de sus razones por la invasión se veía sin base en el Consejo de Seguridad y en la corte de opinión pública mundial, ha tenido que inventarse nuevas razones. Y cada vez salió vacío y más aislado ... obrando con arrogancia en el ámbito internacional.
Sería un error ver los tropiezos diplomáticos como la razón por esta crisis, como algunos en los medios de comunicación y el Partido Demócrata han insinuado, en vez de la verdadera causa, que es el deseo no restringido de la administración por un cambio de régimen y sus ambiciones por un imperio mundial.
Por el último año y medio la administración ha formado en pleno vista una nueva y muy peligrosa doctrina, cuyo tres pilares son los ataques preventivos, cambios de régimen, y la dominación del imperialismo norteamericano para todo el Siglo 21.
Afganistán fue un ensayo para esta nueva doctrina, pero en Irak, los que hacen la política de la Casa Blanca ven la oportunidad de proveer una lección más profunda – eso es hacer un ataque preventivo contra un estado soberano, para establecerse en un sitio para transformar y dominar la región entera y para demostrar la superioridad absoluta de la maquinaria militar del Pentágono.
La Casa Blanca busca imponer unas nuevas reglas para gobernar y dominar a la comunidad internacional.
Pero eso es más fácil decir que hacer. La administración Bush se ha enfrentado a un movimiento de paz sin precedencia que no solo lo ha forzado maniobrar, sino que le ha quitado mucho de su legitimidad política y moral. Oposición a la invasión estadounidense seguramente va a continuar.
Estas nuevas divisiones en la comunidad mundial son consecuencia de la creciente oposición una guerra de parte del gobierno estadounidense que está contra la leyes internacionales, la Carta de la ONU, y la opinión pública mundial.
A un lado está las secciones más derechistas de la clase dominante estadounidense y sus representantes políticos, que ahora controlan las tres ramas del estado federal, juntos con sus aliados. Al otro lado está una amplia coalición que compone la mayoría de los pueblos del mundo y sus gobiernos de diferentes visiones política.
Ahora el frente principal es el de poner fin a una guerra en Irak y exigir al Congreso rechazar a la política de ataques preventivos y cambios de régimen.
La manera de hacer esto es conectar con más y más secciones del pueblo norteamericano de manera que los ponen en oposición activa a la guerra. Algunos llaman por la desobediencia civil pacífica. Aunque esto es una táctica apropiada, no puede tomar el lugar de otras formas de lucha de masa que activan a millones de gente – especialmente a sindicalistas, las minorías raciales y a la mujer. Al fin y al cabo, nuestra fuerza está en nuestros números y unidad amplia.
Este es un momento peligrosa que da miedo. Quizás los riesgos son más que en otros momentos en nuestras vidas. Pero no es tiempo para la desesperación. Un movimiento ha nacido y está marchando mundialmente. Si se nutre correctamente, una paz duradera se ganará.
Bush lanza EEUU a una guerra innecesaria e ilegal Declaración del Partido Comunista de Estados Unid