Congresista negra atacada por derecha

La mayoría de las elecciones primarias para escoger el candidato de un partido son cosas muy aburridas donde el oficial actual está casi asegurado ganar, pero lo mismo no se puede decir de la contienda en el Cuarto Distrito de Georgia para el Congreso.

Ahí, la congresista demócrata que ha sido electa cinco veces, Cynthia McKinney, se enfrenta a una lucha difícil encabezada por el periódico Atlanta Journal Constitution y apoyada por el Comité de Asuntos Público Americano-Israelí (CAPAI). Ambos tienen a McKinney como blanco porque ella rechazó unirse en apoyo a la guerra de Israel en contra de Palestina y su pueblo. Su candidata, escogida a mano, es Denise Majette, una ex juez afronorteamericana y republicana de por vida que se convirtió a demócrata para irse contra McKinney en las primarias del 20 de agosto. Su apoyo financiero principal proviene de la compañía de madera y ferretería gigantesca, Home Depot. Esta compañía, donde los trabajadores no están representados por sindicatos, está basada en Atlanta.

El reverendo James Orange, un ex líder del Consejo de Liderazgo Cristiano del Sur y ahora un representante de campo de la AFL-CIO, llama a McKinney “una de las mejores legisladoras en el Congreso.” “Me encantaría tener 100 como ella”, él dijo en una entrevista telefónica desde Atlanta. “Los republicanos trataron y fallaron derrotarla en cuatro elecciones. Ahora están tratando de hacerlo en las elecciones primarias con una tal ‘demócrata’ y van a fallar otra vez.”

Orange dijo, “La gente entiende los temas y pueden leer entrelinea lo que publica el Journal Constitution.”

McKinney se ha ganado un amplio respeto por su récord de 100 por ciento en favor de asuntos laborales, su fuerte defensa de los derechos y libertades civiles, y su valentía en hablar lo que otros callan.”

“Uno no tiene que adivinar cual será su posición sobre las cuestiones políticas, ella te lo dirá,” nos dijo Charles Flemming, presidente del Concilio del Trabajo de Atlanta. “Ella ha sido la que habla por los que no tienen voz ninguna. Los afiliados a los sindicatos no le van a dar la espalda a alguien que apoya a los trabajadores. Nunca tenemos problemas conseguir voluntarios para la campaña de ella.”

Flemming dijo que el Journal-Constitution le dio “candela” a McKinney por su punto de vista sobre los problemas en el Medio Oriente. “Pero también le dan candela por su posición sobre temas que afectan a las familias trabajadoras. Recuerda que este es un estado con el ‘derecho a trabajar’ con un sueldo mínimo de $3,35 la hora.” La tal llamada leyes de ‘derecho a trabajar’ prohibe a sindicatos a obligar trabajadores a pertenecer al sindicato aunque el sindicato tenga que representarlo. De esta manera debilita a las organizaciones laborales.

Elise Cohen, una dirigente del Comité de Servicios de los Amigos Americanos, nos dice que McKinney “trae una conciencia a la política extranjera en las discusiones donde muy mucha gente están muy silenciosos por miedo. Infortunadamente en estos tiempos – y la confusión sobre los problemas del Medio Oriente – es muy fácil para que gente buena sean atraídos a una campaña anti McKinney.”

Aunque sus partidarios tienen la confianza de que McKinney ganará, ninguno lo toma por dado. Richard Ray, presidente de la AFL-CIO Estatal de Georgia, en una entrevista el día después de una manifestación Labor 2002 en Atlanta, dijo, “Ambos partidos están mirando a Georgia. Debido a los cambios de distrito electorales tenemos dos nuevos escaños donde tenemos una buena posibilidad de elegir a candidatos buenos. Si hacemos esto entonces hacemos nuestra parte para cambiar el control de la Cámara de Representantes.” Él dijo que la AFL-CIO nacional va asignar recursos adicionales a Georgia y que la reelección de McKinney está “por encima de nuestra lista de prioridades.”

A pesar de los ataques por el CAPAI, otros líderes y organizaciones judías han venido a la defensa de McKinney. El rabino Michael Lerner, editor de la revista Tikkún, nos dijo que él está orgulloso de estar asociado con McKinney, diciendo que ella es “una voz de valentía para norteamericanos progresista. Su crítica de la política israelita es balanceada y objetiva y puede llamarse, ambos, pro Israel y pro Palestina y eso no es una contradicción”. Lerner dijo que él ha discutido la contienda de McKinney en un correo electrónica enviada a 20.000 afiliados de Tikkún.

Lois Swartz de la organización Bubbes y Zaydes de Filadelfia por la Paz en el Medio Oriente, dijo, “Cynthia McKinney apoya el derecho de Israel existir y yo también. La ACLU [Unión Americana para Libertades Civiles] le da 100 por ciento, grupos femeninos le da 100 por ciento, ella está con los sindicatos. Ella es una candidata buena.” El grupo planea enviar donativos individuales a McKinney y va a pedir a otros que hagan lo mismo.

Hay más en juego que la reelección de McKinney. Su victoria, como la del senador Paul Wellstone en Minnesota, empujará a otros a desafiar la política de la administración Bush y esos en el Concilio de Liderazgo Demócrata que mueve el debate político a la derecha.

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