Creciente militarismo japonés provoca protestas en Asia

Tensiones entre Japón y sus vecinos de Asia oriental han llegado al punto de desbordarse, con manifestaciones que han ocurrido en China, Corea, Vietnam y en otras partes durante las últimas semanas para denunciar a un creciente militarismo japonés.

Una encuesta publicada por el Financial Times en su edición del 19 de abril indica que un 37 por ciento de los surcoreanos creen que Japón constituye la amenaza principal a su seguridad, comparado con un 29 por ciento que nombró a Corea del Norte como la amenaza principal. Protestas contra la nueva política más militarista de Japón han llegado a ser comunes en el norte y el sur de Corea. En Vietnam, manifestantes se reunieron frente a la embajada japonesa en Hanoi el 17 de abril.

Pero últimamente es China que ha tomado lugar central mientras se generalicen manifestaciones en sus grandes centros, desde Shanghai hasta Beijing, participando en ellas decenas de miles de personas. Algunas de las manifestaciones se han vuelto fieras, provocando daños materiales a negocios japoneses y a propiedad diplomática.

El gobierno japonés ha acusado al liderato chino de haber fomentado la violencia en las manifestaciones, una acusación que Beijing niega rotundamente. También habían manifestaciones en Hong Kong, región autónoma en donde ni el gobierno central ni el Partido Comunista de China tiene gran influencia.

La ola de ira ha sido provocada por una serie de acciones del gobierno japonés que han sido interpretados por amplios sectores como un índice de una vuelta hacia el militarismo agresivo.

El 22 de abril, en la víspera de una reunión cumbre Afro-Asiática en Yakarta, Indonesia, el primer ministro japonés, Juinichi Koizumi se vio obligado a expresar su “lástima profunda” por los daños y el sufrimiento causado por Japón a sus vecinos en los años 1930s y durante la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el ultraderechista Koizumi ha visitado repetidas veces al Santuario de Yakasuni, el lugar de entierro de los máximos criminales de guerra japoneses responsables de las atrocidades perpetradas en China y Corea durante los 1930s y 1940s. Legisladores japoneses ultraderechistas dicen que también tienen planes de visitar al santuario. El gobierno japonés ha reestablecido al cumpleaños de Hirohito, emperador durante la Guerra, como día de fiesta nacional. Además, un tribunal de Tokio ha emitido un fallo desfavorable a los esfuerzos de compensar a las víctimas chinas de crímenes de guerra perpetrados por militares japoneses.

Ha concentrado una ira intensa alrededor de un nuevo libro de texto para clases de secundaria, aprobado por el departamento nacional de educación del Japón, que esconde y hasta justifica la brutal invasión japonesa a China y a Corea. Las acusaciones incluyen que se ha eliminado cualquier referencia a las miles de mujeres chinas y coreanas secuestradas por el Ejército Imperial japonés y luego forzadas a servir como esclavas sexuales.

El encabezado del secretariado del Partido Comunista Japonés, Ichida Tadayoshi, condenó a las movidas del gobierno, declarando que, “Lejos de expresar remordimiento por la guerra de agresión, el actual primer ministro visita al Santuario Yakasuni [con] algunas exhibiciones que, en realidad, glorifican a la guerra”. Dijo él, “Para resolver las diferencias entre Japón y China, es necesario poner fin a la actitud arrogante y beligerante del gabinete de Koizumi”.

El argumento no es solo una cuestión de justicia histórica — los vecinos de Japón temen que esa nación pueda estar desenterrando a su pasado guerrero.

Actualmente, Japón busca un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero China, preocupada por las últimas acciones de Japón, parece lista a bloquear cualquier acto semejante.

La preocupación más apremiante es la de los planes del gobierno japonés de enmendar a la Constitución del país para remozar o revocar al Artículo 9, que manda tener solamente una fuerza de autodefensa, y jamás una fuerza militar con capacidad ofensiva. Ya en contradicción al citado artículo, Japón ha enviado a sus fuerzas militares para Irak.

Shii Kazuo, presidente del Comité Ejecutivo del Partido Comunista Japonés, dijo que los que tratan de revisar a la Constitución quieren hacer a Japón una nación que “pelea guerras en el extranjero”. Ligó ese esfuerzo a presiones de EEUU, que trata de mantener una presencia militar en Asia. “La movida para cambiar al Artículo 9 tiene estrecha relación con la creciente glorificación de la guerra japonesa de agresión”, dijo Kazuo. “Defender al Artículo 9 es inseparable de los esfuerzos para defender los derechos humanos así como a la democracia”.