Cuba, la Unión Europea, y España

Como parte del proyecto de decenios de Washington de aislar a la Revolución Cubana, el funcionario Caleb McCarry acaba de hacer una gira por ocho países europeos. Vino después de una visita a Cuba al comienzo de abril, por el canciller español que tuvo el fin de firmar acuerdos con el canciller cubano. Esta fue la primera visita de un diplomático europeo de alto rango a la isla en cuatro años.

McCarry, coordinador del proyecto del gobierno Bush “Plan para Ayuda a una Cuba Libre”, asistió a una conferencia efectuada en Berlin el 26 y 27 de abril, que fue auspiciada por el Comité Internacional Pro Democracia en Cuba, establecida en 2003 por el antiguo presidente de la república checa, Vaclav Havel. Además de Havel, asistiendo a la sesión también estaban los ex presidentes Lech Walesa de Polonia y Luis Lacalle de Uruguay.

Participaron también diputados europeos y representantes de organizaciones no-gubernamentales, exiliados cubanos y cubano-norteamericanos, inclusive Oswaldo Paya, Vladimiro Roca y Marta Beatriz Roque.

Los oradores concentraron sus presentaciones en cambios que anticipan bajo un nuevo liderazgo en Cuba. Un participante era Frank Calzón, que durante mucho tiempo ha estado vinculado con proyectos contra Cuba auspiciados por el gobierno estadounidense. Él había agitado en contra de Cuba dentro de la república checa y otros países que antes integraban el bloque socialista.

También había representantes de aquellos países en una sesión en Miami en febrero donde se formó el organismo “Amigos de una Cuba Democrática”.

La república checa es el país principal de una “agrupación pro sociedad civil” dentro de la Unión Europea que fomenta políticas anticubanas. Esta agrupación considera a la reunión de la Comisión Europea que viene en junio como el punto crítico para su causa, pues ahí se va a tomar una decisión sobre si seguir la política que ha durado dos años o suspender a las sanciones en contra de Cuba que fueron impuestos en junio de 2003.

Estas sanciones fueron impuestas por naciones de la UE como reacción al encarcelamiento por Cuba en abril 2003 de 75 opositores al gobierno que se decían ser “periodistas” y “bibliotecarios” pero que se hallaron aceptando dinero del gobierno norteamericano. La UE ha seguido reduciendo ayuda humanitaria, proyectos culturales y contactos diplomáticos de nivel alto con Cuba.

La agrupación de países de Europa oriental pueden imponer una nueva “línea dura” en contra de Cuba en la sesión de junio.

En 1996, José Maria Aznar, el entonces primer ministro de España, convenció a la UE que adoptara una “Posición Común” que fue modelada en la ley Helms-Burton aprobada en el mismo año por Washington. Como su modelo en EEUU, esta posición insiste que Cuba cambie su política o seguir encarándose con un bloqueo económico. Para los críticos esto representa una posición de servilismo de parte de Europa antes el gobierno en Washington.

Sin embargo, el 4 de abril en La Habana, el canciller español, Miguel Moratinos, del gobierno social-demócrata español del primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero, en poder desde 2004, y el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, firmaron pactos que “juntos destruyen al asnarismo como fundamento de la política española hacia Cuba”, según Robert Sandals de la organización Cuba-L Análisis.

En estos documentos se condena explícitamente a la ley Helms-Burton. El hecho que el documento no dice nada de disidentes sugiere un acuerdo implícito de los españoles con los cubanos en cuanto los acontecimientos de 2003. También los cancilleres establecieron una comisión para estudiar la deuda que Cuba debe le a España y otros asuntos.

El acuerdo muestra un respeto mutuo para los principios de soberanía y no intervención. Muy importante es el hecho de que a la comisión se le permite estudiar el asunto de derechos humanos, que indica que a lo mejor España está de acuerdo con Cuba en el sentido de que los derechos humanos también incluyen los conceptos cubanos de justicia económica y social.

España puede convertirse en el mecanismo de abrir contactos entre otros países y Cuba. Por eso no es sorprendente que el vicesecretario de Estado norteamericano Thomas Shannon inmediatamente pidió que Rodríguez Zapatero “dé explicaciones”.

El diario madrileño El País reportó que Shannon dijo sentirse decepcionado que Moratinos no se reunió con los “disidentes” en Cuba. Cuestionó “el propósito de la visita, lo que se logró o no logró”.

Mientras tanto Caleb McCarry tropezó con tiempos difíciles en Irlanda. El 5 de mayo en la Universidad de Dublín, tuvo que escapar por una puerta trasera pues no pudo hacerse escuchar sobre las protestas en contra de su visita. Una manta llevada por los manifestantes explicaba que “Caleb McCarry coordina tres políticas claves de EEUU — el bloqueo ilegal en contra de Cuba, la guerra terrorista secreta en contra de Cuba, y la propaganda global en contra de Cuba”.