Reunidos en la ciudad suroeste de Oruro el 8 y 9 de diciembre, la Asamblea Constituyente de Bolivia aprobó una nueva constitución. La nueva constitución, con unos artículos sobre la reforma agraria que todavía que quedan por resolver, será sometida a los votantes el año que viene.
De acuerdo al primer artículo de la nueva constitución, Bolivía será un estado unificado, social, multinacional, comunitario y autónomo. El futuro estado boliviano será decentralizado. Entre otras cosas, si se aprueba como la carta magna boliviana, habrá un proceso para nacionalizar a los recursos naturales y los votantes tendrán el derecho de quitar a un presidente.
No obstante, las disputas basadas en raza y clase, que aumentaron con la elección ya hace dos años del primer jefe de estado indio en Bolivia, ahora amenazan con dividir al país. El vicepresidente Álvaro García Linera dijo que o el país se adelanta o retroceden al punto donde las antiguas fuerzas sociales predominan otra vez. El dirigente sindical Edgar Patana dice que es la “batalla final”.
Los conflictos entre la elite blanca, comercial y terrateniente en la parte orientalde Bolivia y la mayoría indígena del país fue causa de pugnas en la Asamblea Constituyente desde que empezó el 6 de agosto, 2006 hasta que se disolvió este mes.
El presidente Evo Morales y su partido — Movimiento al Socialismo — ganaron su primera victoria cuando la asamblea rechazó una propuesta que hubiera requerido que dos tercios aprobara cada sección de la nueva constitución. Dos tercios fue necesario para la propuesta constitucional en su totalidad.
Entonces, en agosto, los aliados y partidarios de Morales ganaron en contra de un plan de mover las oficinas ejecutivas y legislativas de La Paz, donde los indios tienen gran apoyo, a Sucre, donde se estaba reuniendo la asamblea y donde está la sede del tribunal supremo de justicia del país. Reaccionando contra esta victoria, pandilleros derechistas se motinaron en las calles, cosa que obligó a la Asamblea Constituyente dejar las deliberaciones. En ese momento no se habían aprobado ninguna sección de la nueva ley suprema nacional.
La asamblea regresó al trabajo en Sucre el 18 de noviembre, pero después de cinco días se mudó a una escuela militar para escaparse de la violencia callejera. La aprobación provisional de la constitución provocó que la oposición abandonara la asamblea, ataques racistas contra los delegados, peleas en las calles que dejaron a tres muertos y cientos heridos. Esta vez la asamblea se mudó a Chapare, donde se le proveyó protección física a los delegados indígenas.
Empezando con el 2 de diciembre, líderes políticos en los departamentos orientales montaron una huelga de hambre. Uniéndose a ellos estaba Branco Marinkovic, jefe del Comité Cívico pro Santa Cruz, lanzó una campaña por la autonomía. Ese departamento contribuye un tercio del PIB de Bolivia. Unas 100 familias son propietarios de más terreno que el resto de todos los otros residentes.
El gobierno de Morales antagonizó a algunos elementos de la oposición en octubre al desviar parte de los ingresos del gas natural del país de los gobiernos regionales a las pensiones obreras.
Quejándose de que son perseguidos, los gobernadores de cuatro departamentos rebeldes viajaron a Washington y a Nueva York para quejarse de la alegada tiranía ante la Organización de Estados Americanos y la ONU. Antes de regresar a Bolivia visitaron a Miami donde fueron ex líderes de gobiernos anteriores represivos de Bolivia los recibieron.
El 4 de diciembre, mientras crecían los ataques contra la policía, periodistas, aliados políticos y oficiales gubernamentales, el presidente Morales propuso un referéndum nacional que ponga ante los votantes si él, además de cada uno de los nueve gobernadores de departamentos, deben seguir con sus mandatos. El propósito de la propuesta, según Morales dijo en una entrevista con Telesur, fue la de prevenir la violencia. De acuerdo a los sondeos de opinión pública en octubre, Morales tiene un apoyo de 60 por ciento entre los votantes.
Esa misma semana, las autoridades en tres diferentes ciudades orientales previnieron que un avión venezolanos aterrizara, forzándolo aterrizar en Brasil. El avión tenía 22 expertos sobre desastres naturales que estaban regresando a Venezuela después de concluir trabajo humanitario en Bolivia. La derecha boliviana alegaron que eran soldados venezolanos armados.
Miles de indios salieron a las calles en cuatro ciudades en protesta. Estas manifestaciones fueron en contra de lo que llamaron actividades antidemocráticas, separatistas y subversivas. Otros llamaron a los gobernantes de departamentos de gobernar como dictaduras.
Hasta el momento nadie ha dicho que hay evidencia de que le jefatura militar de Bolivia está planeando un golpe. El jefe del Ejército, Wilfredo Vargas, dijo el 6 de diciembre, con Evo Morales a su lado, que cobardes estaban insinuando que rompa con la democracia y el mandato constitucional.
En la entrevista con Telesur, Morales prometió profundizar los cambios estructurales, agregando que siempre estaría sujeto a las decisiones del pueblo. Antes los gobiernos estaban sujetos al control de la Embajada de EEUU, dijo el presidente.
Partidos comunistas y obreros del mundo han denunciado las amenazas de intervención estadounidense en Bolivia y llamaron por actos de solidaridad con el gobierno progresista boliviano.
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