Ecuador consigue apoyo mundial contra agresión colombiana

Después de que el presidente ecuatoriano Rafael Correa pronunciara un discurso ardiente defendiendo la soberanía de su país la cumbre del Grupo de Río, con la participación de 22 país latinoamericanos, rechazó la violación de la integridad territorial del Ecuador por tropas de Colombia. Dos días anterior, la Organización de Estados Americanos también se opusieron al ataque colombiano dentro de Ecuador en contra de un pequeño grupo de guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el 1 de marzo. Igualmente los países europeos respaldaron a Ecuador.

Tropas ecuatorianas encontraron a 23 cadáveres, inclusive los de cinco jóvenes mexicanos visitando el área. Entre los muertos estaba Raúl Reyes dirigente y negociador de las FARC y cuyo cadaver tropas colombianas se llevaron. La evidencia muestra que los rebeldes izquierdistas estaban dormiendo cuando fueron atacados, no obstante lo que dice el gobierno colombiano de que la guerrilla disparó en contra de los aviones de las FFAA de Colombia y que estaban siguiendo a los guerrilleros.

Para soltar las bombas que cayeron sobre el campamento de las FARC, los aviones colombianos tuvieron que violar el espacio sobre Ecuador por seis millas.

La violación del territorio ecuatoriano motivó a Correa romper relaciones diplomáticas con Colombia, enviar tropas a la frontera y hacer una gira de cinco países en busca de apoyo. Venezuela y Nicaragua igualmente rompieron con Colombia. El presidente venezolano Hugo Chávez envió diez batallones de tanques a la frontera. Todos acusaron a EEUU por el ataque que el secretario de Comercio estadounidense Carlos Gutiérrez llamó “un golpe maestro político y estratégico”.

Oficiales colombianos alegaron que la computadora de Raúl Reyes tenía prueba de que Venezuela pagó $300 millones a las FARC, que Ecuador tenía lazos con los guerrilleros y que las FARC planeaba obtener y vender uranio para comprar armas. Estas acusaciones, llena de contradicciones, fueron negadas por todos.

El ataque a las FARC vino dos días después de que la guerrilla izquierdista soltara a cuatro presos entregándoselas a las autoridades venezolanas. El mes anterior las FARC liberaron a dos. El presidente Chávez y la senadora colombiana Piedad Córdoba facilitaron las entrega de los presos. El negociador para las FARC era Raúl Reyes.

El presidente ecuatoriano Correa reveló que el masacre obstaculizó la entrega de 13 otros presos de las FARC. Se presume ampliamente que un canje humanitario se un requisito para la paz en Colombia.

El almirante estadounidense Joseph Nimmich se reunió con oficiales militares colombianos el 27 de febrero. Oficiales colombianos han indicado que el campamento de las FARC fue encontrado con datos obtenidos por satélites estadounidenses.

Mientras que el presidente colombiano Álvaro Uribe dice que lo que hay en Colombia no es guerra sino un problema de terroristas, cientos de miles en Colombia y el extranjero protestaron en contra del Terrorismo de Estado proveniente de las autoridades colombianas y los paramilitares derechistas que tienen apoyo de los militares. Veinte y una ciudades en Colombia vieron las marchas el 6 de marzo.

El ataque también coincidió con una visita de congresistas estadounidenses y los secretarios del Trabajo y de Comercio sobre el tratado de libre comercio que está estancado. Uribe los informó del ataque.

El ataque distrae de los escándalos que plagan al régimen de Uribe. Se ha revelado que varias corporaciones multinacionales y unos 75 políticos aliados de Uribe tienen lazos con los paramilitares y los traficantes. El mismo Uribe y familiares de él también están implicados en estas relaciones ilícitas.

El enfocarse en las guerrillas como terroristas anima el uso como chivos expiatorios a los que critican al gobierno de Uribe. Una vez tildados de simpatizantes de las FARC los activistas populares son vulnerable. Miles han pagado con sus vidas por oponerse a la oligarquía, millones han sido desplazados, 15 millones de acres robados, y 15.000 están desaparecidos.

Puede ser que el ataque fue calculado para bloquear un canje y el progreso hacia la paz, cosa que no es nada nuevo. En el 2003 Ricardo Palmera, conocido como Simón Trinidad, estaba preparando un canje de prisioneros en Ecuador cuando fue capturado, llevado a Colombia y extraditado a Estados Unidos donde fue sentenciados a décadas en prisión. En octubre del 2006, una explosión en una academia militar en Bogotá que puso fin a las negociaciones.

Adolfo Pérez Esquivel, luchador argentino por los derechos humanos y ganador del Premio Nobel de la Paz por el año 1980, envió cartas a los presidentes de Ecuador, Venezuela y Colombia exigiendo que busque una vía pacífica para resolver los problemas. Pérez Esquivel escribió en su carta a Correa que, “No hay justificativo alguno para la agresión de parte del gobierno colombiano”.

Pérez Esquivel opinó que Colombia no hubiera atacado dentro de Ecuador sin el previo respaldo de EEUU. El ataque, dijo, “tuvo la intención expresa de generar una guerra en Suramérica que abriera las puertas a la intervención directa de los Estados Unidos en la región, no sólo a través de Colombia sino también al resto del continente”.

José A Cruz contribuyó a este artículo.