CHICAGO, Illinois – Cuando hablé con ella el lunes antes del Día de Acción de Gracias, Carolina Morales estaba de pie en una cola para recibir comida de la Iglesia Católica San Maricio en el suroeste de Chicago. Ella vino para buscar sacos de comida que, ella dijo “lo hará posible para nosotros cenar el día de Acción de Gracias. No será pavo y lo demás, pero será una comida decente.”
Morales, como muchos de las 309.600 personas que hacen la caminata uno de los 600 sitios que otorgan alimentos a los pobres cada semana, tiene empleo. Y ella, como muchos de los pobres que trabajan, tienen que depender de las instituciones caritativas para no pasar hambre.
“En una semana buena yo gano $240 – demasiado para recibir cupones de la alimentos y no suficiente para pagar la renta, luz y califacción,” dijo ella con amargura. Ella dice que viene a buscar alimentos dos veces al mes. “Pero, hasta con esto, mis niños tienen que comer mucho arroz y frijoles.”
Dave Brady, coordinador del programa alimenticio en la San Mauricio, dice que su programa es como otros programas pequeños en el área de Chicago. “Nosotros proveemos comida como para 100 familias,” dijo él, añadiendo que ese número estaba aumentando cada semana. Él dijo que la clientela estaba poniendose “un poco” más jóven que en los años previos.
Los programas asociados con el Greater Chicago Food Depository (GCFD) distribuyeron más de 36 millones de toneladas en alimento, lo suficiente para casi 75 mil comidas cada día, 365 días al año. La agencia también distribuyó seis millones toneladas de verduras y dos millones toneladas de comidad preparadas por restaurantes, hoteles y cafeterías de compañías, que son entregadas directamente a programas contra el hambre. Nacionalmente, organizaciones de caridad proveen ayuda alimenticia a más de 23 millones personas.
En una entrevista en el almacén de la GCFD, Bárbara Wicker, directora de comunicaciones, dijo que la agencia estaba distribuyendo casi un cuarto de un millón de libras en alimentos cada día.
“Nuestra misión es traerle comida a los hambrientos y hacemos lo mejor que podemos para cumplir con este deber.” Wicker dijo que todos los programas en el Condado Cook han reportado un aumento en el número de gente que busca comida, comparado con el año pasado.
“Este aumento se notó hasta antes del 11 de septiembre y va desde tan poco como dos por ciento hasta llegar al 40 por ciento,” ella dijo. Casi una tercera parte de los hogares que dependen del CGFD incluye, por lo menos, un adulto que trabaja.
Ella dijo que un creciente número de los que buscan asistencia son familias que fueron despojadas de la asistencia pública porque entre las “reformas” de estos programas hay un límite de por vida en por cuanto tiempo uno puede recibir la ayuda.
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