Del 4 al 6 de junio se reunieron los ministros de asuntos exteriores del hemisferio occidental en Santo Domingo, República Dominicana para la 36ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Asistía el vicesecretario de Estado, Robert Zoellick en representación de EEUU, estando ocupada la Secretaria de Estado Condolezza Rice con asuntos relacionados a Irán. Refiriéndose a la reunión, un comentarista calificó a la OEA como “institución con 33 ratones mas un gato grandote”. El gato, sugiere él, aparentemente ha perdido el interés, aunque anteriormente la OEA había desempeñado un papel en las maniobras estratégicas norteamericanas durante la Guerra Fría.
El enfoque este año fue supuestamente sobre “avances tecnológicos”. En una declaración emitida poco antes de la asamblea, Thomas Shannon, encargado del Departamento de Estado por los asuntos latinoamericanos, notó que “Esta es una oportunidad para que la región regrese al trabajo… Hay mucha retórica. Ha habido demasiada ideología”. Pero, tampoco se hizo presente él para la reunión.
La asamblea rechazó a varias iniciativas norteamericanas, incluyendo la de Guatemala como favorecida norteamericana sobre Venezuela para un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, y una denuncia de supuestas intervenciones venezolanas en la segunda ronda de las elecciones presidenciales más recientes en Perú.
Refiriéndose a las elecciones programadas para noviembre en Nicaragua, Zoellick hizo una llamada por una misión de observadores en suelo nicaragüense “lo más pronto posible” para evitar la elección de “viejos caudillos de corrupción y comunismo que desean mantenerse en el poder”. Resulta que ocho técnicos electorales de la OEA ya habían llegado a Nicaragua el 7 de mayo y otros de los 33 miembros de la misión de observadores electorales de la OEA ya habían estado en Nicaragua desde hace una semana más o menos.
Dirigiéndose a la asamblea, Zoellick se refirió a “los flautistas de Hamelín del populismo”. En una reunión con representantes de Brasil, Argentina y otras naciones, pidió una denuncia de Venezuela por parte de la OEA. Pero el Ministro Brasileño de Asuntos Exteriores, Celso Marin en su discurso de despedida a la asamblea recordó a los delegados “la importancia de la no intervención”.
Esto fue el mismo rumbo tomado por otra reunión similar convocado hace un año en Fort Lauderdale, Florida. Allá también prevaleció un espíritu de independencia y declaraciones a favor de la justicia social y la dignidad latinoamericana.
Hubo simultáneamente una “Cumbre Popular Alternativa” en Santo Domingo. Algunos 200 activistas representando a por lo menos 30 organizaciones políticas latinoamericanas y del Caribe llevaron acabo foros y talleres en los recintos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde denunciaron a la globalización capitalista y prestaron su apoyo a las iniciativas alternativas ofrecidas por Venezuela y otras naciones.
Concluyó este evento con una marcha hasta el sitio de la reunión de la OEA para introducir una “agenda popular”. Parados a varias cuadras de su destinación por fuerzas de seguridad fuertemente armadas y con perros de ataque, los manifestantes entregaron documentos a un representante de la OEA.
En declive influencia EEUU en la OEA