Terminó la campaña en Venezuela para reformar a la Constitución de 1999 en ese país hacia un futuro socialista con una estrecha derrota para el gobierno del presidente Hugo Chávez. Horas después del cierre de votaciones en el referendo que proponía revisiones a 69 artículos constitucionales, anuncio el Consejo Nacional Electoral de Venezuela que un 50,7 por ciento del electorado había votado “No”, y un 49,3 por ciento “Sí.” Una tasa de abstencionismo de 45 por ciento resultó crítico para los resultados, según analistas.
Hablando en la televisión nacional, el presidente Chávez elogió a las instituciones democráticas, aceptó el “final de fotografía”, y pidió que “se olviden los caminos hacia la violencia y la desestabilización”.
Aconsejó a sus adversarios, sin embargo, a que esperen desilusiones de su “victoria Pirrica,” porque “estamos preparados para una lucha prolongada”. Insistió que “no se trata de otra derrota, esta es otra ‘por ahora’”, refiriéndose a su uso de esas palabras en la televisión nacional en ruta a la cárcel en 1992 luego de un golpe militar fracasado.
La campaña por el referendo había estado avanzando desde diciembre de 2006 cuando fue reelegido Chávez con una mayoría de 63 por ciento. El 15 de agosto las propuestas de revisión a 36 artículos constitucionales fueron enviadas a la Asamblea Nacional, donde fueron añadidos 36 revisiones más a un paquete aprobado el 2 de noviembre. Los partidos de oposición no tuvieron parte en las deliberaciones de la Asamblea, habiéndose retirado de las elecciones parlamentarias en el 2005.
Durante la campaña los medios informativos corporativos venezolanos, europeos y norteamericanos sirvieron como punto de lanza del ataque a las propuestas, que fueron denunciadas en manifestaciones ruidosas y a veces violentas conducidas por estudiantes, en su mayoría de las universidades privadas.
Subraya las divisiones agudas de clase en Venezuela el enfoque mediático sobre la supuesta utilización del cambio constitucional por parte de Chávez para cimentar su poder, sobre todo porque nuevas provisiones que les beneficiarían a los venezolanos marginados restaron en gran parte ignoradas.
La propuesta derogación del límite de dos mandatos presidenciales fue enfatizada por los medios, aunque jefes de estados democráticos por todo el mundo toman por cosa dada las posibilidades abiertas de obtener mandatos renovados. Muy pocos enfrentan, como lo hace Chávez, a la posibilidad de un voto de destitución de oficio.
Los medios denunciaron a los cuatro vientos las nuevas reglas que hubiesen sido aplicables a situaciones de emergencia, alegando que hubieran abierto camino a la censura. Los defensores de Chávez subrayaron a los abusos mediáticos tras el golpe de estado fracasado de 2002 y sacaron comparaciones favorables con los límites a los derechos individuales en EEUU tras los ataques del 11 de septiembre.
Muchas de las propuestas hubieran beneficiado a la mayoría de los venezolanos. Entre las propuestas rechazadas estaban el seguro social para los trabajadores informales, una semana laboral de 36 horas a pago completo, el derecho de votar a los 16 años de edad, nuevos derechos para la gente gay, para los afrovenezolanos y para las mujeres, además de la educación gratuita garantizada.
El “Poder Popular” hubiera ganado fuerzas con la garantía de un 5 por ciento del presupuesto nacional para los consejos comunitarios y los consejos de mujeres, estudiantiles y de trabajadores. Se hubiera facilitado la reforma agraria, el banco central hubiera vuelto a ser organismo estatal, y se hubiera prestado apoyo a las fábricas controladas por los trabajadores.
El general jubilado Raúl Baudel, ex partidario de Chávez y ministro de defensa, se hizo presente el 5 de noviembre en una rueda de prensa cuidadosamente planeada y se pronunció en contra de la supuesta toma de poder por parte de Chávez, expresando sus reservaciones sobre el socialismo. Un artículo reciente en el sitio cibernético aporrea.org por José Sant Roz revela ligas que tiene Baudel con oficiales de inteligencia norteamericanos, ligas cultivadas en el curso de los últimos dos años.
Entre otras manifestaciones de chicanearía ultraderechista fue un breve imagen CNN de Chávez que pasaba por las pantallas de televisión con las palabras “¿Quién lo mató?” Obtuvo el gobierno una película de una reunión en una iglesia católica de Caracas de donde salió una llamada por “bolsas de resistencia” en caso de una victoria del “Sí”.
El 28 de noviembre la abogada Eva Golinger publicó un mensaje del oficial de la embajada norteamericana, Michael Steere, dirigido al jefe de la CIA, Michael Hayden. La carta, supuestamente obtenida clandestinamente por la contrainteligencia venezolana, describe al apoyo norteamericano en 2007 en la cantidad de ocho millones de dólares para manifestaciones de oposición, literatura, cobertura mediática antichavista, organización estudiantil, y para provocar escaseces artificiales de alimentos. Llamó la carta por la creación de núcleos militares disidentes enclavados en bases norteamericanos por la frontera de Venezuela con Colombia y en Curasao.
Basado en documentos provistos por los Archivos de Seguridad Nacional, el periódico Washington Post reportó el 1 de diciembre que desde 2003 el gobierno de Bush ha proporcionado $216.000 a estudiantes universitarios venezolanos para “la resolución de conflictos” y “la promoción de la democracia”.
Puede haber tenido razón el presidente Chávez cuando, dos días antes del referendo, proclamó a 500.000 partidarios en Caracas que “Nuestro verdadero enemigo es el imperialismo norteamericano... Votar por el ‘Sí’ es un voto por Chávez y por la revolución. Votar que ‘No’ es un voto por Bush”.
Comentando sobre el referendo, el diario mexicano La Jornada, noto que a Chávez le quedan cinco años más en su mandato presidencial y que “el chavismo sale de la crisis fortalecido y adornado con una autoridad moral que sus adversarios ya están obligados a reconocer”.
atwhit @megalink.net (citas retraducidas del inglés)
Fracasa reforma constitucional en Venezuela