Luís Posada Carriles está de nuevo en las noticias. El 5 de octubre, el departamento de Justicia de Estados Unidos actuó sobre su detención, y el grupo no gubernamental Archivos Nacionales de Seguridad publicó informes nuevos, antes secretos, de inteligencia. El próximo día, tanto Cuba como Venezuela observaron el trigésimo aniversario de la destrucción de un avión civil cubano por medio de una bomba puesta por compinches de Posada, en el cual murieron 73 personas.
Y rompiendo el molde, algunos de los medios de información en EEUU, entre ellos Washington Post, Radio Publica Nacional y The New York Times, prestaron atención al caso de Posada.
Por más de un decenio hasta 1974, el cubano Luís Posada Carriles trabajaba para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como experto en demoliciones, sabotaje y conspiraciones involucrando crímenes violentos. Durante los siguientes 2 años, ayudaba a organizar más de 100 ataques asesinos en contra de distintos individuos por toda América Latina y Estados Unidos.
Tras nueve años en la cárcel por su participación en la destrucción de la aeronave, Posada participaba en operaciones contrarrevolucionarias en contra de los sandinistas en Nicaragua, bombazos en hoteles en La Habana en 1997, y un intento de asesinar al presidente cubano Fidel Castro en Panamá en 2005, en muchos casos con la ayuda de otros cubanoamericanos derechistas. Está detenido desde mayo 2005 acusado solamente de ser “inmigrante ilegal”.
Una orden de corte de que Posada debía ser deportado fracasó cuando seis países negaron aceptarlo. Conforme con la ley, un magistrado de la corte de inmigración pidió el 11 de septiembre que fuera puesto en libertad. Pero el departamento de Justicia, respondió el 5 de octubre demorando su libertad pendiente consultas con el departamento de Estado sobre “consecuencias serias y negativas para la política exterior de Estados Unidos”.
Para respaldar su caso, el departamento de Justicia apuntó a las hazañas terroristas de Posada para el juez de inmigración, describiéndolo como “un criminal que no se ha arrepentido y un confesado autor intelectual de complotes y ataques terroristas en contra de sitios turísticos”. Pero niega acusarlo formalmente de ser terrorista.
En ocasión del aniversario de octubre, cuatro premiados Nobel y dos destacados académicos, uno de los cuales fue Noam Chomsky, publicaron una petición exigiendo que el gobierno norteamericano “juzgue a Posada Carriles por los 73 asesinatos cometidos el 6 de octubre 1976, o extradítelo a Venezuela”. Su escape de una cárcel venezolana con la ayuda de la CIA en 1985 interrumpió su juicio por el bombazo en aquel país.
Wayne Smith, antiguo representante diplomático estadounidense en La Habana, dijo a un reportero, “Tenemos evidencia masiva en su contra. Si la administración no lo extradita o lo somete a juicio aquí, estaría violando un tratado de extradición”. Smith dijo, “El presidente Bush y su administración [son] terroristas porque efectivamente están protegiendo a Luís Posada Carriles”. Recordó las palabras del mismo Bush “Quien da albergue a un terrorista, es un terrorista”.
En La Habana el 6 de octubre, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, señaló que las naciones que han firmado en la Convención Internacional de Montreal se encuentran obligadas “sin excepción” a llevar a juicio a toda persona que viola la aviación civil, o extraditarlos. Citó los documentos que acaban de publicarse por los Archivos Nacionales de Seguridad para acusar al gobierno estadounidense de conocimiento con anticipación del complot de destruir al avión cubano, y de desde aquel momento de haber protegido a los culpables.
En Caracas el 6 de octubre, el canciller venezolano Nicolás Maduro dijo a un reportero que Estados Unidos y Venezuela estarían en una situación parecida si Osama bin Laden, como Posada, fuera detenido en otro país más allá del alcance de la justicia.
La posibilidad de que un terrorista sea puesto en libertad porque el gobierno norteamericano no quiere acusarlo formalmente de terrorismo ha producido “una tormenta de criticas de la administración de Bush por su doble moral en cuanto personas que cometen actos de terrorismo”, según Marc Lacey del diario The New York Times.
• Uno de los individuos que pusieron la bomba en el avión cubano tuvo lazos con el agente del Buró Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos, Joseph Leo en Caracas.
• El FBI reportó a Henry Kissinger que Posada y dos otras personas se reunieron en Caracas para planear el bombazo del 6 de octubre. Previos intentos de colocar bombas en vuelos que salieron de Panamá y Jamaica habían fracasado.
• Entrevistas hechas por la policía de Trinidad y Tobago con los compinches de Posada, el FBI se enteró de una llamada telefónica al colega de Posada, Orlando Bosch, reportando que “un ómnibus con 73 perros aborde se lanzó por un precipicio, y murieron todos”. Uno de los conspiradores explicó como meter químicos en un tubo de crema dentífrico para hacer una bomba.
Gobierno de Bush bloquea justicia en caso Posada