Grupos populares afirman Bush miente — Crisis en el Seguro Social es falso

“¡El Seguro Social no está roto y Wall Street no lo va arreglar!” gritaron cientos de manifestantes frente a la Bolsa de Valores, Cámara de Comercio y la oficina de la senadora Dianne Feinstein en San Francisco el 18 de enero. De allí el grupo las Panteras Grises anunciaron un “Día Nacional de Diluvio” para el 3 de febrero, y llaman a la gente a inundar a sus representantes en Washington con la demanda, “No a la privatización del Seguro Social”.

Los manifestantes acusaron a la administración Bush de crear la mentira de un “sistema en crisis” con fines de destruir al Seguro Social para las ganancias de los super-ricos de Wall Street. Pero Bush tendrá una dura lucha que enfrentar. La AFL-CIO, la NAACP, NOW, y la Alianza para Norteamericanos Jubilados, entre otros, están formado una gran coalición nacional de base contra los planes de la administración para privatizar al Seguro Social.

“La batalla del Seguro Social será enorme”, dijo Linda Chávez Thompson, vicepresidente ejecutiva de la AFL-CIO en una cena en Los Angeles en honor a Martin Luther King. “Esto es uno de los programas de protección para la familia que más éxito ha tenido, no solamente en nuestro país, sino en todo el mundo. Sin embargo, cuando Bush lo mira, se le aparecen signos del dolares en sus ojos, y ve a un montón gigante de dinero que pueda enriquecer aun más a sus amiguitos ultra-ricos”.

En Ohio, una coalición amplia que incluye a uniones laborales, jubilados, grupos comunitarios, congresistas, los departamentos de Personas Mayores del condado de Cuyahoga y de la ciudad de Cleveland, junto con activistas por todo el corredor noreste del estado, comenzó a trazar curso para proteger al Seguro Social de los privatizadores. Entre las metas de la coalición es la de ayudar a formar una coalición a través del estado y convencer a los senadores republicanos George Voinovich y Mike DeWine a no prestar apoyo al plan de Bush. “Si logramos esto, hubieramos contrubuido al esfuerzo nacional,” dijo un líder de Ohio.

Desde el momento de su reelección, Bush se ha ido a la ofensiva contra el Seguro Social. Se espera que esto se encuentre en primer lugar en su agenda al comenzar su segundo término presidencial, empezando con una campaña masiva de “gran mentira,” alegando que el Seguro Social estará “en quiebra y bancarrota” cuando lleguen a jubilarse los trabajadores jóvenes de hoy.

Robert Greenstein, del Centro sobre el Presupuesto y Prioridades Políticas desmintió a esa mentira. Citó a un memorándum recién revelado de la Casa Blanca que traza las lineas de la primera parte de la estrategia de Bush para convencer al público que el sistema anda “en camino hacia el naufragio”.

Greenstein dice que el fondo de seguridad del sistema contiene Bonos de la Tesorería de EEUU que mantendrán al sistema funcionando a todo vapor por décadas. Previsiones de los Controladores del Seguro Social así como de la Oficina Presupuestaria del Congreso prevén una capacidad para pagar todos los beneficios hasta el 2042 por lo menos, y que jamás estará “quebrado”.

Algunos economistas dicen que la mejor respuesta a cualquier preocupación sobre el Seguro Social—incluso él de aumentar a los beneficios que ya para muchos no son suficientes—será la de “botar la capa”. Bajo el sistema actual, la gente paga contribuciones de Seguro Social (FICA) sobre su ingresos hasta una capa de más o menos $90,000 por año. Los ingresos más allá de esa figura no son sujetos a la contribución de Seguro Social.

El plan de Bush quitaría dinero destinado al Seguro Social de los cheques de pago y lo desviaría a cuentas particulares de ahorro sujetos a las alza y bajas de la bolsa de valores. “Este es un ataque contra un derecho básico central del pueblo norteamericano, tras todas las generaciones. Es una batalla que podemos y tenemos que ganar”, le dijo a Nuestro Mundo William Perry, presidente de la Asociación de Norteamericanos Jubilados en la región de Seattle, en el estado de Washington.

La tal “Alianza por la Seguridad de las Jubilaciones de los Trabajadores”, apoyada por Wall Street, proporciona millones de dólares a esta campaña deshonesta, dijo, porque la gente que administraría estas cuentas tomarían cada uno su porcentaje. “Multiplíquenlo por millones de cuentas—son miles de millones de dólares llenando a Wall Street”.

Los jóvenes tienen un interés propio en salvar al Seguro Social y no deben dejarse engañar por el truco de la privatización, dijo Perry. No es cosa que solo beneficia a los jubilados. Es también un sistema de seguro que protege a trabajadores jóvenes y viejos de igual manera”.

El Seguro Social protege a todos los trabajadores incapacitados y es también una póliza de seguro de vida, notó Perry. “Protege a familias de trabajadores muertos o heridos en el trabajo. Hay más de 5 millones de niños y niñas en el Seguro Social, y los no jubilados reciben tres de cada diez cheques emitidos por el Seguro Social”.

Rita Haley, presidente del grupo local de la Organización Nacional para las Mujeres en Nueva York, dijo que el desviar dinero a las cuentas privadas resultaría “muy dañoso a las mujeres”. Las mujeres dependen mucho más en el Seguro Social porque tiene mucho menos recursos potenciales, dijo. “A nadie le beneficiará, salvo a los de Wall Street”.

Isabel Kimble, quién participó en la manifestación del 18 de enero en San Francisco, dijo “Yo estaba viva cuando el presidente Franklin Roosevelt estableció al Seguro Social. Pero para aquel entonces, no me interesaba mucho. Yo tenía apenas 21 años, y pensaba que nunca iba ponerme vieja. Pero ahora veo cuan importante es para todos. Aunque tenga yo otros ingresos de jubilación, el Seguro Social es el elemento básico de los ingresos de jubilación”.

(dmargolis@cpusa.org) Marilyn Bechtel y Rosalío Muñóz contribuyeron a este reportaje.