El huracán Wilma golpeó a Cuba de todas direcciones. El 17 de octubre, en su camino al oeste hacia la península mexicana de Yucatán, el huracán dejó caer lluvias torrenciales sobre el este de Cuba, y cinco días después, en camino hacia Florida, Wilma envolvió a La Habana y causó inundaciones en áreas bajas del campo por el litoral del noreste de la isla.
Olas de 20 pies derrumbaron una parte del muro del Malecón en la Habana, dejando entrar tres o cuatro pies de agua por algunas calles de la ciudad. Una mujer de 59 años dijo a un reportero, “En cincuenta años que vivo aquí nunca he visto nada igual. El mar rompió todo.”
Para los cubanos, las inundaciones fueron parecidas a la “Tormenta del Siglo, en Marzo de 1993. En verdad, Wilma fue una gran tormenta, pero no causó ninguna muerte.
Eso es el plan, según la periodista Susan Hurlich, basada en Cuba. “Siempre puedes reconstruir un puente, o una casa, o una torre de perforación petrolera,” escribe ella en un mensaje electrónico, “Pero lo que jamás puedes reconstruir de nuevo es una vida, una persona perdida”.
Según las figuras oficiales, se evacuaron a 607.542 personas, 70.300 de ellos a albergues y 537.200 a las casas de familiares y vecinos. Fueron reubicados 413.850 animals — 111.000 cabezas de ganado, 45.880 cerdos, 24.550 ovejas más de 200.000 aves de corral. Las autoridades marítimas transportaron a 554 barcos de pesca a zonas protegidas.
La Autoridad de Defensa Civil, ayudado por 103.000 voluntarios civiles, montaron 755 facilidades de alimentación y 1.325 albergues temporales, la mitad de ellos en escuelas, en donde se ofrecieron servicios médicos y comida. Todos los municipios de La Habana recibieron abastecimiento suplemental de alimentos. Los hospitales alistaron 600 camas para emergencias y guardaron cantidades suplementales de oxígeno y de sangre. Para evitar incendios, las autoridades apagaron el corriente eléctrico en cuanto los vientos llegaron a las 50 millas por hora.
Ya para el 24 de octubre, los niños en La Habana y Pinar del Río habían regresado a sus escuelas, y los equipos estaban limpiando deshechos y reparando edificios, calles y el Malecón de La Habana. Los agricultores en Pinar del Río fueron recogiendo 2.600 toneladas de toronjas de la tierra, y resembrando cultivos de corto ciclo para mantener a los mercados abastecidos. Había vuelto la electricidad a un 90 por ciento de La Habana, y un día después, a un 85 por ciento de Pinar del Río.
Los huracanes recientes y tres semanas de lluvia constante han dejado llenos los embalses en el centro y el este de Cuba. El oriente cubano había sido afligido por una de las más severas sequías en toda la historia de la nación.
Mientras Cuba se estaba defendiendo del huracán Wilma, más de 700 médicos cubanos estaban prestando cuidado médico en Guatemala, en donde el huracán Stan provocó la muerte de 3.000 personas. Y, 200 médicos cubanos estaban en Paquistán ayudando los esfuerzos para ayudar a las victimas del terremoto allí. Cuba ofreció mandar médicos a México en apoyo de los esfuerzos de ese país para recuperarse luego del huracán Wilma.
Todo menos 200 de los médicos cubanos en Guatemala son parte de la Brigada Henry Reeve cubana, formada hace dos meses para prestar ayuda médica de emergencia en EEUU después del huracán Katrina. Washington nunca respondió a la oferta cubana de 1.500 médicos completamente equipados. Más de la mitad de la brigada son mujeres. Henry Reeve vino a Cuba de EEUU para unirse a la lucha por la liberación de ese país en 1868.
En vez de la cantidad simbólica de $50.000 ofrecida de costumbre para ayudar a las victimas de un huracán, esta vez el gobierno norteamericano ofreció proporcionar a Cuba una ayuda real, y La Habana está permitiendo una visita por tres especialistas de ayuda humanitaria norteamericanos, para asesar las necesidades de Cuba. Fidel Castro dijo en la televisión, “Cuba no ha solicitado la ayuda internacional,” pero cree que los países deben “prestar una ayuda mutua uno al otro en situaciones de desastre”.
José Rubiera es el más destacado meteorólogo cubano, y un heroe del país. Durante las preparaciones por los huracanes, él aparecío en la televisión nacional, entregando datos, explicando y haciendo pronósticos. Maritza Socarras, ama de casa habanera, fue citado en un reporte de noticies así: “El hombre les gusta a todos. Le tienen confianza. Diría la gente, ‘Si Rubiera lo dijo, ha de ser la verdad’”.
En una entrevista reciente, Rubiera subrayó que han fallecido menos de 40 personas en los 14 huracanes mayores en el curso de los últimos 20 años. “Aquí no hay improvisación. Cuba tiene plan para enfrentarse a los huracanes, EEUU no. ... Es vital que todo mundo esté bien informado, sin sensacionalismo. Nosotros no hacemos espectáculo público de los huracanes”.
Huracán Wilma golpea a Cuba – pero nadie muere