Los nuevos planes para "sellar" la frontera entre México y los EE.UU. con que insisten los republicanos como condición de apoyo a la reforma migratoria, no hacen nada para hacer frente a las causas profundas de la inmigración indocumentada y están condenados al fracaso, al tiempo que aumentan el sufrimiento y la muerte en la frontera.
La derecha ha retratado la inmigración indocumentada como una "invasión" de los revolucionarios y los criminales, orquestada por el gobierno mexicano, lo que es absurdo.
Las razones detrás de la inmigración laboral de América Latina y el Caribe están elocuentemente presentado por el periodista e historiador puertoriqueño Juan González en su libro "Harvest of Empire: Una historia de los latinos en los Estados Unidos (Edición revisada 2011, Penguin)," y en otros estudios.Las sucesivas intervenciones militares de Estados Unidos en América Latina han tenido una influencia importante como estímulo en la inmigración masiva a los EE.UU. El derrocamiento en 1954 del progresista y democráticamente electo presidente guatemalteco Jacobo Arbenz por la administración Eisenhower, motivado por el deseo de proteger los intereses de la United Fruit Company , condujo a una guerra civil que duró hasta la década del 1990 y produjop la muerte de más de 200.000 personas, la mayoría a manos de los aliados estadounidenses: los militares y los escuadrones de la muerte de la ultra derecha.
Miles huyeron a través de la frontera hacia México y algunos terminaron en los EE.UU. La inestabilidad social permanente creada por la guerra combinada con los factores económicos son un estímulo permanente para la inmigración guatemalteca.
La guerra de los contras en Nicaragua, en la que los EE.UU. se unió a los derechistas escuadrones de la muerte para derrocar al gobierno sandinista de izquierda, obligó a muchos a abandonar el país.
En El Salvador, las tropas y los paramilitares aliados de Estados Unidos crearon otro baño de sangre. Irónicamente, no había realmente ningún lugar para que la gente vaya a excepción de los propios EE.UU.. El apoyo de los EE.UU. a la ultraderecha salvadoreña, incluso a viciosos escuadrones de la muerte, también significó que no había manera de que los refugiados salvadoreños podrían quedar legalmente reconocidos como tal. Entonces ellos, al igual que los otros, entraron "sin papeles".
En la República Dominicana, los EE.UU. apoyó al dictador Rafael Leonidas Trujillo durante muchos años. Cuando finalmente fue derrocado (con ayuda de la CIA), los EE.UU. trabajó para evitar la llegada al poder de un gobierno de izquierda. En 1965, Lyndon Johnson envió tropas para suprimir un levantamiento izquierdista de restauración del presidente legalmente electo, Juan Bosch, que había sido derrocado por los militares. El retorno del gobierno derechista represivo llevó a un aumento de la emigración de dominicanos, sobre todo a Nueva York.
En Haití, los EE.UU. apoyó a los gobiernos represivos de derecha durante muchos años. En 1994 la administración Clinton ayudó a restaurar en el poder al presidente legalmente electo, Jean Bertrand Aristide. Sin embargo, esto tuvo un precio: Aristide tuvo que aceptar los acuerdos comerciales desfavorables que enriquecieron la industria del arroz de los EE.UU. por una parte y por otra, subvaloró el arróz haitiano. En 2004, la administración Bush conspiró con Francia, Canadá y las elites haitianas para derrocar a Aristide por una segunda vez, después de que Aristide había exigido que Francia pagase los reparos por daños a la economía haitiana en el siglo XIX. Una vez más miles de personas huyeron, muchos de ellos a los EE.UU.
Acompañando a todas estas intervenciones está el factor de las relaciones comerciales desiguales.
Desde antes de la iniciación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los EE.UU., México y Canadá en 1994, y el posterior Acuerdo Centroaméricano -Dominicano de Libre Comercio (CAFTA-DR), todos los países de la región, exceptuando Cuba fueron constreñidos en acuerdos comerciales que favorecen altamentea empresas transnacionales y socavan los intereses de los trabajadores nacionales , de los pequeños agricultores y de las empresas de pequeña escala.
En México, varios millones de agricultores de granos han sido expulsados de la tierra por la desleal competencia agroindustrial de los EE.UU. y el Canadá . Los empleos que se suponían iban a materializarse en otras áreas de la economía mexicana no lo han hecho. Las aseveraciones en los medios de comunicación de los EE.UU. de que la inmigración de México ha bajado debido a que México ya no es es un país pobre deben ser tomadas con mucho cuidado. En muchos pueblos y pequeñas ciudades de México, prácticamente no hay jóvenes que queden y que pudiesen emigrar, y los habitantes que quedan viven de los $ 24 mil millones de dólares que los inmigrantes mexicanos los envían cada año desde los EE.UU.
Hay un aumento de la inmigración indocumentada de Guatemala, Honduras y El Salvador, a pesar de la publicidad sobre el hecho de que las bandas de narcotraficantes están acechando a los inmigrantes en su camino a través de México a los Estados Unidos, secuestrándoles por rescates y a veces asesinándoles.
Las personas que están dispuestos a correr el riesgo de estas depredaciones no van a ser disuadidos poruna muralla, sobre todo si ya tienen cónyuges e hijos en los EE.UU. a los que están tratando de volver. Ellos dependerán aún más de los contrabandistas de inmigrantes, que están cada vez más controlados por bandas criminales, para cruzar en zonas fronterizas aún más peligrosas en donde cada vez más inmigrantes mueren cada año.
Las pérdidas de sus puestos de trabajo a causa de E-Verify, va a determinar que terminen trabajando por menos dinero en peores condiciones, por dinero en efectivo bajo la mesaLos EE.UU. debe reconocer su propio papel en la inmigración indocumentada, y emitir números suficientes de visas de inmigrantes legales (tarjetas de residencia,no visas de trabajadores temporales)para eliminar la parte "ilegal". Si en lo absoluto no desea esta inmigración laboral masiva, debe cambiar radicalmente su relación con los países vecinos. Esto significa no más CIA, no más subsidios a los grupospolíticos de derecha, y no más esfuerzos para proteger los intereses de las empresas estadounidenses a expensas de millones de personas comunes en América Latina y el Caribe.
Foto: M. Spencer Green/AP