La celebración del Cinco de Mayo, conmemorando la victoria del ejército del pueblo mejicano contra la intervención francesa el 5 de mayo del 1862 en la batalla de Puebla, tiene mucho significado para el pueblo estadounidense en este año eleccionario.
Celebrar el Cinco de Mayo este año puede profundizar el aprecio de como un pueblo aun más débil puede sostener una resistencia a una ocupación hasta que el balance de fuerzas sea favorable para su liberación. La victoria del mayo 5 animó al pueblo mejicano seguir su lucha por cinco años más hasta que el gobierno democrático del Partido Liberal, encabezado por Benito Juárez, fue restaurado en 1867.
Un estudio de la historia teniendo que ver con el Cinco de Mayo también puede hacernos recordar la importancia de la separación de Iglesia y Estado, las contradicciones entre la democracia representativa y el militarismo, el papel del racismo y el de la opresión nacional como base de otras políticas reaccionarias, y el papel de la capital internacional y el de la case obrera internacional en la política extranjera.
Los liberales se hicieron parte de gobierno mejicano en 1855 y fue su fuerza dominante en el 1857 cuando una constitución fue establecida que eliminó las posiciones de privilegios de la Iglesia y los militares, estableció elecciones e introdujo otras reformas. También puso fin al monopolio político de los criollos. El mismo era zapoteco.
Pero los reaccionarios, usando fondos de préstamos usureros europeos, hundió el país en una guerra civil que duró hasta el 1861. Cuando los liberales ganaron el control, el presidente Juárez repudió alguna de las deudas. Entonces se complicó el complot internacional.
Carlos Marx desenmascaró muchos de estos complots en periódicos estadounidense e europeos desde noviembre 1861 a julio 1862. Él se enfocó en el papel de Inglaterra, donde vivía y estaba activo políticamente. Él demostró como Francia, Inglaterra y España estaban desarrollando una estrategia y tácticas para intervenir en Méjico usando las excusas colectar la deudas, proteger las vidas y propiedades de sus ciudadanos, y restaurar un gobierno estable para el pueblo mejicano, para tapar su avaricia y hasta como una manera de beneficiarse de la Guerra Civil Norteamericana.
“La contemplada intervención en Méjico ... es una de las empresas más monstruosas que se han escrito en los anales de la historia internacional”, escribió Marx en el New York Daily Tribune en noviembre 1861.
Marx ayudó formar la oposición a la intervención inglesa entre las fuerzas democráticas, incluyendo una clase obrera más y más activa, que se opusieron al respaldo del gobierno británico por los estados secesionistas norteamericanos. Esto ayudó a Juárez asegurar un acuerdo separado con Inglaterra que después se retiró de la intervención.
Marx entonces se opuso a la continua intervención francesa. En un artículo publicado en el periódico austriaco Die Presse escrito una semana antes de la batalla del 5 de mayo, él sacó a la luz como, después que el partido reaccionario perdió control de la capital, la Ciudad de México, ellos triplicaron la deuda externa de Méjico con los familiares y los patrocinadores del emperador Napoleón III como los beneficiarios. Juárez se negó pagar estas deudas y los franceses marcharon al interior para instalar al noble austriaco Maximiliano como el emperador de Méjico – su títere.
Los estudios de Marx de estas intrigas, y la capacidad de los trabajadores ingleses de influenciar la política exterior británica hacia Méjico y la Guerra Civil Norteamericana, ayudó formar la base para el enfoque hacia los asuntos internacionales que él desarrolló en 1864 en su Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores, donde señaló:
“Los trabajadores [tienen] el deber de iniciarse en los misterios de la política internacional ...” para “reivindicar que las sencillas leyes de la moral y de la justicia, que deben presidir las relaciones entre los individuos, sean las leyes supremas de las relaciones entre las naciones. La lucha por una política exterior de este género forma parte de la lucha general por la emancipación de la clase obrera”.
Las acciones de la gente trabajadora como parte de las fuerzas democráticas mundial oponiéndose a la intervención en Méjico ayudó inspirar la visión del demócrata liberal Benito Juárez. Él notó, después de sacar a los ocupadores en 1867, “Entre las naciones como entre los individuos, respetar el derecho ajeno es la paz”.
Celebrar el Cinco de Mayo debe recordarnos de cuan reaccionarias es la política Bush de intervención preventiva, mezclando la Iglesia y Estado, militarismo, y el desdén por la democracia – son tan reaccionarios como Napoleón III y Maximiliano.
Este Cinco de Mayo debemos tomar en cuenta la intervención estadounidense en Haití y que esto significa para Cuba, Brasil y Venezuela en particular y América Latina en general. No solo eso, sino la política de Bush amenaza al planeta completo.
¡Que viva el Cinco de Mayo! ¡Afuera con Bush!
Rosalío Muñoz es organizador para el distrito del Sur de California del Partido Comunista de EEUU. Se puede comunicar con él al rosalio_munoz@sbcglobal.net.
Lecciones del Cinco de Mayo para hoy