Lieberman en peligro de perder: Retador más progresista puede derrumbarlo

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Esta semana cuando llega el senador Joe Lieberman (demócrata por Connecticut) a la convención de la AFL-CIO de Connecticut, su carta de introducción será su record vitalicio de haber votado el 84 por ciento del tiempo a favor de los trabajadores. Sin embargo, los sindicatos laborales se han declarado firmemente en contra de la guerra de la administración Bush contra Irak, guerra que Lieberman apoya sin disculpes. Lo único cierto es que van a surgir cuestiones importantes.

En las elecciones primarias Lieberman se enfrentará a Ned Lamont, empresario de Greenwich y oponente apasionado de la guerra. Lamont declaró su candidatura hace tres meses y su campaña electoral muy pronto cobró características de un movimiento de base, esto en un estado políticamente indeciso con tres escaños en juego.

Con su fuerte compromiso al cuidado universal de salud y al pleno financiamiento a la educación pública Lamont ha ganado un respeto inmediato. Asombró a todos cuando ganó un tercio de los votos en una convención del Partido Demócrata, dos veces el mínimo necesario para un candidato de elección primaria.

Hay gran resentimiento contra Lieberman por haberse negado a cambiar su punto de vista sobre Irak. Indica la última encuesta Quinnipac que un 63 por ciento de los votantes de Connecticut cree que el ir a la guerra fue un error.

Hace dos semanas en Washington Ned Lamont fue una estrella en la conferencia “Retomar a América”. “Si Joe Lieberman no quiere enfrentarse al presidente Bush, yo sí lo haré,” dijo Lamont dirigiéndose a un muchedumbre entusiasmado en un evento de recaudación de fondos. Contó que los estudiantes de la preparatoria Harding High School de Bridgeport le habían preguntado por qué se gastan 250 millones de dólares al día en Irak mientras ni podemos pagar el cuidado de salud, la energía limpia ni buenas escuelas. “Estas son las decisiones que hemos de tomar por una América mejor,” declaró Lamont. “Cuando los Demócratas están claros y atrevidos, ganan la victoria”.

Progresistas de todas partes del país, enfurecidos de que su ex candidato a la vicepresidencia ya se encuentra tan cómodo con Bush, miran con esperanzas a Lamont. “Es una lucha por el alma del Partido Demócrata,” declaró Jim Dean del grupo “Demócratas por América”.

“Este no es el momento de quedarse a salvo,” dijo a reporteros la semana pasada Sharon Palmer, presidente la AFT de Connecticut, el segundo más grande entre los sindicatos AFL-CIO del estado, en apoyo a Lamont.

“Cada día se desvían más de 250 millones de dólares a la guerra en Irak,” subrayó Palmer. “Es dinero que hacía falta para mejorar los servicios públicos en Connecticut. Esto Ned Lamont lo entiende, y él se enfrentará a la administración Bush”.

Connecticut tiene gran importancia en la campaña nacional para cambiar el control del Congreso. Tres escaños de la cámara baja son los enfoques de la AFL-CIO de Connecticut y de otras organizaciones. Los tres distritos se ven como lugares en donde sí se pueden derrotar a los Republicanos actualmente en el poder. Todos los tres candidatos demócratas se oponen a la guerra y apoyan al cuidado de salud para todos.

En el 2º Distrito Congresional, el ex representante estatal Joe Courtney desafía al congresista actual, el republicano Rob Simmons, ex oficial de la CIA. En el 4º Distrito, la Primera Concejal de Westport, Diane Farrel, se enfrenta al congresista actual, el republicano Chris Shays, repitiendo de nuevo las muy cerradas elecciones de 2004. En el 5º Distrito, el senador estatal Chris Murphy está desafiando a la congresista republicana actual, Nancy Johnson, encabezada del Subcomité de Salud de la cámara baja que aprobó la controvertida ley de medicamentos de receta de Medicaid.

“Conmigo a la cabeza de nuestra lista de candidatos, vamos a elegir a todos los tres Demócratas,” dice Lamont. “Esta campaña electoral anima a nuevos votantes mientras inspira a los viejos votantes a acudir a las urnas”.

Entre los más entusiasmados se encuentra el grupo Move-On.org, que ha estado recaudando fondos y voluntarios. En una votación en línea un 85 por ciento de los miembros de MoveOn de Connecticut optó por Lamont.

Enojado por la negación de Lieberman a obstruir la nominación de Samuel Alito a la Suprema Corte de la Nación, el Comité de Acción Política de la Organización Nacional por la Mujer presta su apoyo a Lamont.

“Estos son momentos

peligrosos para las mujeres,” declaró el comité. “No podemos quedarnos satisfechos con un senador que muchas veces vota a favor de las mujeres, ni siquiera a la mayoridad de las veces. Hacen falta dirigentes valientes que protegerán y avanzarán a todos nuestros derechos todo el tiempo”.

Aunque no se celebren las elecciones primarias demócratas hasta el 8 de agosto, ambos candidatos ya tienen en la vista las elecciones generales y andan en busca del voto independiente.

Preocupado de que bien pueda perder las elecciones primarias, Lieberman piensa montar una candidatura independiente, posibilidad que provoca gran inquietud entre algunos Demócratas.

Mientras tanto, Lamont recibió esta semana el apoyo de Lowell Weicker, ex senador republicano en los años 70 y 80 antes de perder su escaño a Lieberman. Más tarde Weicker se cambio de partido a “A Connecticut Party” [Un Partido de Connecticut] y fue elegido gobernador.

Hay mucho en juego en Connecticut. Los activistas pueden tomar ánimo del hecho de que se están organizando las bases.