Los bebés tienen derecho a la vida

El ministerio cubano de la Salud anunció recientemente la mejor Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) en toda la historia de la isla. En 2004, de cada 1000 nacidos vivos, solo 5,8 fallecieron durante su primer año de vida.

Los cubanos toman un punto de vista más amplio sobre los derechos humanos que muchos que forman la opinión pública en Estados Unidos. La Revolución Cubana tomó muy a pecho las palabras de Tomás Jefferson sobre “ciertos derechos inalienables, que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”. Pero, como testimonio a la dedicación de Cuba al derecho a la vida, los números pueden convencer más que las palabras.

En 2004, la TMI de Cuba fue segundo en el Hemisferio Occidental después de la de Canadá, que tuvo 5 fallecimientos por cada 1000 nacidos vivos. Estados Unidos tuvo una tasa de siete fallecimientos por 1000. Según figuras de la UNESCO, la tasa promedia para todas las demás naciones de hemisferio occidental fue de 36 por 1000. Analistas de salud pública sugieren que esta última figura bien puede representar una tasa falsamente baja. Los recién nacidos tienen más riesgo de fallecer en zonas rurales que en las ciudades, y muchas veces allí no existen registros de muertos.

Dinamarca, Islandia, Japón, Noruega, Singapur y Suecia todos alcanzaron tasas de menos de cuatro fallecimientos por 1000. Cuba se une a un grupo élite de 36 otros países con una TMI favorable. Todos salvo a Cuba son, sin embargo, países ricos e industrializados. La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud ratifican la TMI siempre mínima de Cuba.

El sistema de salud al estilo cubano tiene que ver con preservarles la vida a toda la gente. La TMI de Cuba en 1958, el último año antes de la Revolución, era de 65 fallecimientos por 1000 nacidos vivos. Si esta tasa hubiera prevalecido en 2004 cuando en Cuba nacieron 127.062 bebés, unos 8.255 entre ellos hubieron fallecidos. Pero, muy al contrario, solamente fallecieron 748 – casi todos como consecuencia de defectos congénitos mortales o por condiciones adversas que afectan al infante en el útero de la madre.

En EEUU nacen alrededor de 4 millones cada año. La TMI para los afronorteamericanos llegó a 13,6, casi el doble de la tasa global estadounidense. La población cubana, por supuesto, tiene una mezcla de entre 50 y 65 por ciento de gente de origen africano. Si por alguna magia Cuba hubiera podido compartir su TMI con su vecino del norte, unos 4.800 bebés que fallecieron en EEUU hubieran sobrevivido. Si en 2004 la tasa cubana hubiera prevalecido en toda Latinoamérica y el Caribe, 30 bebés de cada contingente de 1000 nacimientos vivos hubieran vivido y no hubieran muerto. El número de fallecimientos infantiles prevenibles en Haití es astronómico.

Cuba ha trabajado por 45 años para construir un ambiente favorable a la salud de los niños. El ambiente es uno de justicia social y el socialismo. Los padres y madres de familia en Cuba están educados, tienen trabajo, alimento y vivienda adecuadas. Tienen confianza y esperanza. Las familias conocen sobre la prevención, de cómo cuidar a los bebés enfermos en casa – especialmente en casos de diarrea – y saben consultar temprano con el médico si es preciso. Hay mucho más tras la baja TMI de Cuba que unidades de cuidado intensivo y servicios especializados para enfermedades poco comunes.

Los servicios médicos, preventivo así como curativo, son accesible porque no se requiere dinero, y Cuba se enorgullece de contar con más médicos por persona que cualquiera otra nación en el mundo. Los servicios médicos para las mujeres son extensos, con abortos y anticonceptivos fácilmente disponibles, y un gran número de círculos infantiles gratuitos. Los niños en Cuba están sanos, por la decisión unida de su pueblo y su disposición a organizarse para el bien de todos.

EEUU gasta un 13,8 por ciento de su producto nacional bruto en servicios de salud. Cuba gasta solamente el 6,8 por ciento de sus gastos nacionales en la salud, sin embargo los bebés allí sobreviven y crecen sanos y fuertes. Por supuesto, Cuba tiene una actitud especial hacia el dinero. El sistema de salud sirve a la salubridad y la vida de la gente. Cuba deja fuera del cálculo a las ganancias y a los salarios altísimos, y el resto del mundo los está mirando.

El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, hablando ante la Asamblea General de la ONU en octubre dijo que EEUU no levanta el bloqueo porque teme el ejemplo de Cuba y las posibilidades del socialismo cubano.

Los números argumenta el caso mucho más elocuente que las palabras solas. La justicia social y los derechos humanos son asuntos de vida y muerte – es así de sencillo.

W.T. Whitney es un médico pedíatra en una zona rural de Maine.