Lucha olímpica contra el racismo y la injusticia

Hace 40 años en las Olimpiadas de verano en la Ciudad de México, los atletas Tommie Smith y John Carlos levantaron sus puños en alto con guantes negros como protesta en contra del racismo y la injusticia en Estados Unidos. Estudiantes de la Universidad Estatal de San José, California, Smith ganó la medalla de oro y Carlos la medalla de bronce en la carrera de 200 metros. Mientras se izaba la bandera norteamericana y se tocaba el himno nacional, los dos velocistas bajaron sus cabezas, cerraron los ojos y levantaron los puños en alto.

Smith le dijo a la prensa que su puño derecha representaba el Poder Negro en Norteamérica. Representaba el puño izquierda de Carlos la unidad afronorteamericana. La bufanda negra a su cuello representaba el orgullo negro y representaban sus calcetines negros (sin zapatos) la pobreza del pueblo afronorteamericano. Dijo Carlos que llevaba puesto un collar de cuentas en el cuello para representar a los africanos muertos en alto mar durante el tráfico de esclavos y a los que perdieron sus vidas por los linchamientos.

Harry Edwards, joven

sociólogo, les había pedido a todos los atletas afronorteamericanos que boicotearan a las Olimpiadas de 1968 para enfocar atención sobre el movimiento de derechos civiles y sus luchas. Organizó Edwards el Proyecto Olímpico de Derechos Humanos (OPHR, por sus siglas en inglés). Hubo mucho debate antes de los juegos sobre la clase de protesta que se debía montar. Debido a las serias consecuencias de un boicot, decidieron en fin los atletas en contra de esa medida. Fueron amenazados con expulsión los atletas de colegios afronorteamericanos si siquiera se atrevían integrarse al OPHR. Atletas militares fueron amenazados con severos castigos. Los miembros del equipo de atletismo en pista reconocieron la importancia de ir a México y hacer el máximo esfuerzo por ganar y luego emplear a sus victorias como plataforma para hacer su declaración. Historiadores del deporte suelen calificar al equipo olímpico norteamericano de Atletismo en Pista de 1968 como el mejor equipo de todos los tiempos. El equipo ganó 22 medallas, 12 de oro, estableciendo ocho récords mundiales. Tommie Smith había superado a 13 récords mundiales en el curso de su carrera deportiva.

Se decidido que cada atleta iba decidir su propia forma de protesta. Iban algunos de los atletas afronorteamericanos al podio descalzos, en calcetines negros. Algunos llevaban brazaletes negros o crespones negros. Algunos llevaban boinas negras parecidas a los de las Panteras Negras. Cada uno hizo algo para protestar contra el racismo y a la injusticia, pero la acción de Tommie Smith y John Carlos, que habían guardado como secreto al equipo, les ganó fama mundial. Luego de su acción los dos fueron suspendidos del equipo norteamericano y expulsados de la aldea olímpica. Recibieron amenazas de muerte, tanto a ellos como sus familiares. Oficiales norteamericanos dijeron que ellos habían deshonrado a la patria, y los medios los criticaron sin piedad y les hicieron burla.

Sin embargo, recibieron apoyo de muchas partes. Peter Norman, de Australia, ganador de la medalla de plata en los 200 metros, se llevaba un distintivo del OPHR en la tarde de la protesta. A su regreso a Australia, Norman, hombre blanco, fue condenado al ostracismo y fue excluido del equipo de 1972 a pesar de haberse calificado para jugar.

Tanto Smith como Carlos continuaron su participación deportiva y ambos han servido como entrenadores de atletismo en pista. En 1998 fueron honrados como héroes al XXX aniversario de su protesta. La Universidad Estatal de San José erigió una estatua conmemorando su valor en 1968. Ambos recibieron el Premio de valentía “Arthur Ash”. Este año se estrena una película documental sobre la protesta, “Salute”, en el Festival de Cinema de Sidney. El director de la película es el sobrino de Peter Norman.

Tommie Smith dijo, “Por supuesto que tenía temor. Andaba aterrorizado, pero tuve una misión con que cumplir. Yo creía que estaba a salvo debido a mi creencia en los otros, no necesariamente en mí mismo, porque soy vasija al servicio del mejoramiento de la humanidad”.