Memín Pinguín y el mito nacional Mexicano

Opinión

La decisión del gobierno mexicano conmemorar el 50 aniversario de la historieta ‘Memín Pinguín’ con un timbre postal nos demuestra agudamente la ilusiones nacionalistas y de raza que difunde el Establecimiento Mexicano en su búsqueda cada día más difícil para la legitimidad, con el cada día mas ilegitimo y arrogante Vicente Fox al volante.

Fue Karl Marx quien comentó que los con el poder económico también disfrutan del poder ideológico, del poder intelectual.

Memín Pinguín del cómic es sin lugar a duda, un chamaquito-changuito con los labios gruesos, los ojos grandes y salientes y la nariz ancha y prominente. No disfruta de una comunicación funcional o hábil al tratar de comunicarse con personajes del cómic blancos que representan la burguesía, el Establecimiento.

Un salvaje de verdad que incluso cuenta con una tipa gorda apañuelada como mama, represente Memín, y aparentemente su creadora fue impresionada por el ambiente racista de los años 40s tanto en EEUU como la Cuba en dónde personajes parecidos fueron corrientes. Refleja también los residuos españoles de conceptos como limpieza de sangre y otros fetiches raciales que ha propagado la por mayor parte criollo clase reinante de México. Según ellos, la burguesía nacional es ajeno el africano a nuestra cultura, a nuestras tradiciones. El estereotipo que es Memín Pinguín facilita la burla y desprecio de la raza negra como forasteros ingenuos y enigmas incultas.

Pero, la historia y la realidad nos enseña algo bastante diferente acerca del papel que ha jugado el Africano en nuestra cultura.

Inmediatamente después de la conquista, empezó la importación de esclavos africanos a ´Nueva España’. Llegando en masa por el puerto de Veracruz, mas que 200,000 esclavos llegarían durante el periodo colonial. Pronto, el numero de africanos en México rebasaría el numero de españoles sin duda tomando en cuenta su superioridad numérica y su potencial como devastadores a su tirano y poco después estallaron revueltas en los años 1546 y 1570. Yanga un esclavo africano escapado y otros cimarrones libraron batalla guerrillera en contra sus opresores que duró desde el 1607 hasta el 1611, un desafío verdadero al Establecimiento colonial. Al fin de cuentas fue con una audacia y osadía revolucionaria que cansarían y frustrarían al tirano y unidos ganarían los esclavos su libertad en 1611.

Presenció el año 1612 el motín de mas de 1,500 negros indignados sobre el azotamiento de una mujer negra a manos de su negrero español. Poco después como una oleada parda que azotaría las calles de la Ciudad de México, alzó el colectivo negro en defensa de su dignidad, destruyendo la propiedad privada, arrasándola al suelo y amenándolo la matanza de una vez de cada tipo blanco de España que encontraran. Declararon los gachupines la alerta roja, movilizando la milicia en defensa de privilegio y tirano. Al fin de cuentas ahorcaron los autores de opresión a unos 29 esclavos, hombres y mujeres con sus cabezas colgados de picas, ostensiblemente en medio de la Plaza Mayor de la Ciudad. Pero, actas ominosas de represión no detendría la lucha por la libertad.

La Luchas fueron continuas y sin parar y parecida a la revuelta de Yanga, otros esclavos encadenados también serían exitosos al luchar por su libertad. Al ganar su libertad, se dispersarían los esclavos por la patria vasta entera, frecuentemente casándose con mujeres indígenas.

Por ser tan numerosa la población de la raza indígena en México (en contraste con países como la Cuba y la República Dominicana) al pasar unas tantas generaciones aparentemente se esfumaría al fin del periodo colonial la presencia del negro en tierra mexicana, con la notable excepción de las poblaciones negras en Veracruz y Cabo Chico, a la costa de Guerrero y Oaxaca, que hoy en día es entre los pueblos mas pobres y apartes en todo México.

Unos Afro-Mexicanos prominentes en nuestra historia incluyen el gran luchador para la independencia de México Padre José María Morelos y el segundo presidente de la república Vicente Guerrero. Se estima que la sangre africana corre por las venas de casi cada Mexicano y Chicano. Encontramos el Africano al raíz de nuestros principios, ha sido parte fundamental de nosotros y somos nosotros el resultado de su existencia ayer y ahora en nuestra tierra, los Afro-Mestizos.

El presidente de la república, Vicente Fox, a pesar de que haya terminado la dictadura el PRI como integrante del partido PAN, es en realidad sino el presidente numero cuatro, con Miguel de la Madrid como el primero, en adherirse a los principales del neoliberalismo.

A pesar de que predomine el indio en México y a un grado menor el africano, se ha dominado a la instituciones México miembros de la raza blanca con sus ganancias acumuladas sacadas del robo de la tierra y genocidio del amerindio y el trabajo del africano esclavo. Son ellos que controlan a los medios de comunicación y producción, son los funcionarios del sistema, los artificios del Establecimiento, que incluso cuentan con ‘el gringo’ Fox como mandatario. Estampa pues está burguesía en nosotros, un proletario por la mayor parte no blanco, las normas y ideales de su clase dirigente, una clase con normas y valores directamente en oposición a los del proletario. A causa del poder y alcance casi omnipresente de sus medios de propaganda y control muchas veces el proletario de México, como lo de muchas otras partes de mundo, inconscientemente trabaja en conjunto de ellos al enmarañarse en sus fetiches y perjuicios clasistas.

A causa de la influencia ideológica de la clase dominante sobre nuestras consciencias, se les escapa muchos del proletario Méxicano el ultraje que es Memín Pinguín que funciona como una degradación y burla de la mera raza negra cuya sangre corre por nuestras venas. La mera raza que ayer esclavizaron y devastaron. Lo que resulta muy aparente y mas nítido diariamente es que el negro no es ajeno a México, el negro corresponde a la tierra Méxicano, pero sin lugar a dudas no corresponde la clase con la tierra, con los bienes, las mercancías, los medios de comunicación y producción y los puestos del gobierno. Su mandado es ajeno y extraño, su poder y subordinación frente al Neoliberalismo, su presencia y valores son los forasteros distorsionados no el Negro en México. Son ellos los bobos y babuinos.

El único recurso que queda pues por el Méxicano honesto es levantarse en contra el tirano neoliberalista racista y su control sobre las ganancias y potenciales que propiamente pertenecen al pueblo Méxicano, con la audacia, osadía y unidad que correspondieron a nuestros parientes africanos al enfrentarse con el ultraje que era y es todavía su mando.