El Congreso está en receso, volviendo el 9 de septiembre, pero la lucha de los derechos de los inmigrantes no para por un instante. Todos tenemos que utilizar el receso del Congreso para conseguir los mejores resultados.
Las prioridades son:
Movilizar a todas las fuerzas para presionar a los miembros republicanos y demócrats conservadores de la Cámara de Representantes para que apoyen la legalización de los 11 millones de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos, y que pongan marcha atrás a aquellas medidas de "tan sólo ejecución" como las que ahora pasan por diversos comités de la Cámara. La Ferderación Estadounidense de Trabajadores (AFL-CIO) y diversos sectores de movimiento de los derechos de los inmigrantes están en el proceso de formulación de estrategias en el sentido de que los congresistas titulares deben ser objeto de esta campaña intensiva. La mayoría de los miembros republicanos de la Cámara no son susceptibles a tales presiones porque sus aliados en las legislaturas estatales han manipulado los límites de sus distritos para poner su cargo "a salvo". Pero la necesidad es superar el margen republicano en la Cámara, y no a todo republicano. Hay 234 republicanos en la Cámara de Representantes y 201 demócratas. No todos los demócratas son votos asegurados para la legalización y un camino hacia la ciudadanía. Cerca de 25 votos tienen que ser dados vuelta a una posición pro-inmigrante o al menos deben ser neutralizados. Esta es una lucha cuesta arriba, pero no imposible.
En cuanto a la evolución de los votos en la Cámara, el republicano John Boehner, presidente de la Cámara tiene que ser presionado para que retroceda en su amenaza de no permitir que la reforma integral procedar y su postura de que sólo la legislación que cuente con el apoyo de la mayoría de los miembros republicanos de la Cámara y no de la mayoría de toda la Cámara incluyendo los demócratas, se le permitirá proceder a una votación. Esta posición puede ser cuestionada, sobre todo si llegamos al punto de que 218 miembros de la Cámara están dispuestos a firmar una "cumplimiento de petición" en cuyo caso un proyecto de ley puede ir directamente a votación en el pleno
El elevado nivel de deportaciones de la administración Obama le hace el juego a los republicanos en esta lucha, porque en lugar de ablandar a los republicanos (su propósito declarado) en realidad ejerce una presión fuerte sobre el movimiento de los derechos de los inmigrantes Haciéndoles retroceder en demandas más avanzadas y satisfaciéndoles con cada vez menos. Así los esfuerzos como la valiente postura del DREAM 9 tienen que ser completamente respaldadas. Las exigencias tienen que ser "mientras que el Congreso trabaja en la reforma migratoria con una legalización y un camino a la ciudadanía; no tiene sentido deportar a personas que pudiesen legalizarse bajo esta pendiente legalización".
Tenemos que mantener un nivel máximo de la unidad de todos los que apoyan la legalización de los indocumentados. Debido a la controversia sobre el proyecto de ley del Senado, hay un conflicto dentro del movimiento. El movimiento en su conjunto consta de las bases de inmigrantes con amigos y cercanos, la comunidad, las organizaciones cívicas y las organizaciones étnicas, las principales iglesias, los sindicatos e incluso algunas empresas. Dentro de este grupo variado, es probable que haya diferencias de opinión e incluso conflictos de interés. Pero la noción de que alguna manera se debiese purificar el movimiento de los derechos de los inmigrantes es inoportunoa.La unidad debe ser la consigna. El Congreso en sí mismo no está compuesto por santos o socialistas, y responde a la zanahoria o el palo y no a altos ideales o retórica. Lo principal aquí es conseguir que los miembros de la Cámara se den cuenta de que si no apoyan lo que el movimiento busca, recibirán las repercusiones en las elecciones del 2014 y mas allá . Un frente unido tiene que estar detrás de nuestras demandas.
Una vez que la Cámara ha actuado sobre la legislación, la ley del Senado (S 744, inicialmente) y los otros proyectos de ley que sean aprobados por la Cámara, estos irán a una Comisión de la Conferencia de la Cámara y el Senado nombrado por los líderes de cada cámara. Dicho comité se encargará de conciliar los enfoques de la Cámara y el Senado y de la producción de un nuevo proyecto de ley que tiene que ser aprobada por cada cámara sin un texto idéntico. Si esto ocurre, el siguiente paso es que la legislación vaya al Presidente quien puede firmarlo, vetarlo o dejarlo morir al no actuar sobre la ley . A diferencia de algunos gobernadores de los estados, el presidente no tiene el derecho de eliminar partes de la ley que no le gusten.
Hay muchas cosas malas en el proyecto de ley del Senado, incluyendo nuevos mecanismos de ejecución totalmente innecesarios y perjudiciales, como el envío de 20.000 nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza a la frontera México-Estados Unidos a un costo para los contribuyentes de $ 46 mil millones. Otros problemas graves son el proceso de legalización demasiado largo y los requisitos de ingresos y trabajo, lo que tendrá el efecto de que no se legalicen inmigrantes en grandes números. Contra todo esto tenemos que luchar para eliminar estos aspectos negativos de la legislación final Cámara -Senado,. Pero la idea de volver al Senado o de que alguna manera se deroga el proyecto del Senado no tiene sentido . Los votos no están ahí. El único camino realista es luchar al interior de la Cámara y en la Comisión de la Conferencia.
La victoria no está garantizada. La derrota tendrá malas consecuencias no sólo para los indocumentados sino también para sus familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y para el país. Será malo para toda la clase trabajadora de los EE.UU. porque significará que los 8 millones o más de los inmigrantes indocumentados que están en la fuerza de trabajo seguirán siendo incapaces de organizarse o afiliarse a un sindicato, no tendrán derecho a la huelga o a exigir justicia para sí y para los demás, en su lugar de trabajo y en la comunidad.
Es por eso que este agosto amerita un em pujón al máximo.
Foto: Manuel Balce Ceneta/AP