Pariendo un presupuesto

¿Quién iba a decir que el Estado más rico del país, un Estado cuya economía es la sexta más grande del mundo, se iba a declarar en bancarrota fiscal?

El 1 de julio pasado, como reflejo de los problemas para financiar sus gastos y cubrir su elevada deuda (de 26 mil 300 millones de dólares), el gobierno de California comenzó a emitir pagarés y vales, ante la falta de liquidez.

La recesión, es cierto, ha golpeado con fuerza al Estado Dorado. La tasa de paro de California, del 11.5 por ciento, es la quinta más alta del país. Y por consiguiente, los ingresos del Estado se han resentido.

Pero a pesar de la depresión económica, a pesar de las políticas irresponsables que han duplicado la carga de la deuda del Estado desde que Arnold Schwarzenegger se convirtió en gobernador, California tiene unos recursos humanos y financieros inmensos. No debería tener una crisis fiscal; no debería estar a punto de recortar servicios públicos esenciales y de negar la cobertura sanitaria a casi un millón de niños. Pero así es.

California es el único (entre los otros estados) en considerar que la solución para su déficit presupuestario pasa por recortes sociales tan profundos que hasta ahora parecían impensables. Peligran los programas para los pobres, los ancianos y los más débiles

El gobernador ha explicado que esto es así porque gran parte del presupuesto va hacia los pobres, y no hay manera de hacer recortes sin afectarlos. “Es un sentimiento horrible.Pero no tenemos opción', expresó.

En realidad, sí las hay. Sucede que el gobernador hizo su elección, y eligió los recortes para balancear el presupuesto, debido a que las otras opciones ( incremento de impuestos o solicitar nuevos préstamos), estaban fuera de toda discusión.

Señala Noam Chomsky que “Las crisis de hoy están entretejidas de varias maneras” y algunas son de mayor prioridad que otras. Por la simple razón de que “los principales arquitectos de las políticas aseguran que sus propios intereses son los que imperan, sin importar los costos”.

El déficit fiscal del estado es de 26 mil 300 millones de dólares, casi una cuarta parte de su gasto total del año. Puede parecer grande,pero sólo sería necesaria una pequeña subida de los impuestos para compensar el aumento que se presagia en los pagos de los intereses. Pero no se da así.

“El Estado debe vivir dentro de sus posibilidades”, sentenció el gobernador Arnold Schwarzenegger.

Pero,Jean Ross, directora ejecutiva de la organización California Budget Project, lo desmintió. Aseguró que la presente situación se debía a la resistencia del gobierno para buscar nuevos ingresos

El impuesto al alcohol, por ejemplo, no ha aumentado en California desde 1992. ¿Por qué no subirlo?

En febrero pasado los legisladores y el gobernador aprobaron (sin audiencias públicas), dar incentivos fiscales a las corporaciones que,según California Budget Project, dejarán la pérdida de dos mil millones de dólares por año en impuestos para el Estado. ¿Por qué no derogarlo?

¿Sabía usted que California es el único estado de la nación que no cobra impuestos por la extracción de petróleo?

En el plan último de nuevos ingresos de los demócratas, figuraba el aumento de impuestos al tabaco, la extracción de petróleo en el estado y el cobro por el registro de automóviles, así como cancelar los incentivos fiscales que se dieron a las corporaciones. En suma, un plan por $21 mil millones para cerrar un déficit de $24,300 millones.

El gobernador rechazó terminantemente todo. Subrayó que no apoyará ningún presupuesto que incluya alza de impuestos o que no abarque el total del déficit de $24,300 millones

Dejando a los legisladores demócratas sin alternativas, ya que los republicanos, pese a ser minoría, siguen conservando escaños suficientes en la asamblea legislativa para bloquear cualquier medida responsable para atajar la crisis fiscal.

Esto se debe al requerimiento de la constitución californiana de que las medidas fiscales deben ser aprobadas por las dos terceras partes de los votos.

La pelea entre esta disposición y las tendencias políticas del Estado ha sido desastrosa.

Los demócratas, por ejemplo, no pudieron conseguir ¡dos votos republicanos! que necesitaban en el senado para pasar un paquete de tres medidas que ayudarían a evitar la expedición de pagarés y la crisis en efectivo. Cuando al gobernador sólo le hubiera bastado hacer tronar los dedos, para que los republicanos aprobaran las medidas.

No fué así, y los demócratas tuvieron que claudicar (con tal de tener un presupueto, dijeron), estaban dispuestos a negociar las reformas del gobernador y a no aceptar impuestos.

Pero el gobernador, abusando de su suerte, ha introducido “nuevos elementos” en el debate presupuestal, como la reforma al sistema de compensación para la jubilación, la reforma a los servicios de cuidado en el hogar para ancianos y discapacitados, y a la asistencia pública para padres desempleados con niños (Calworks).

¿Será que al gobernador nada lo puede parar?



Alberto Ampuero, ampueroalberto @ yahoo.com, es periodista radicado en Riverside, California.