La negativa el 15 de junio del Tribunal Supremo oír el caso de los Cinco Héroes Cubanos, cuyo juicio empezó en noviembre del 2000, nos hace comparar las sentencias que cumplen con las de otros que fueron encontrado culpable de espionaje, especialmente cuando el país envuelto no es Cuba.
Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González fueron arrestado y encarcelados el 12 de septiembre 1998. Ellos fueron voluntarios y estaban vigilando a los grupos privados en el sur de Florida que por décadas estaban organizando ataques violentos en contra del pueblo cubano. Entre estos estaban el derrumbe de un avión cubano, hoteles bombardeados y otros. Estadísticas del gobierno de Cuba muestran que más de 3.400 personas murieron en estos ataques.
Los cinco fueron acusados de entrar ilegalmente a Estados Unidos y por no registrarse con el gobierno federal como agentes de un gobierno extranjero. Ninguno dio defensa en contra de estas acusaciones. René González fue sentenciado a 15 años y Fernando González a 19 años por estos delitos.
Los otros tres, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández fueron también declarado culpable de conspiración a cometer actos de espionaje – pero, y esto es muy importante, no de espionaje. Hernández también lo declararon culpable de conspiración de cometer asesinato – pero no de asesinato. Estos tres fueron condenados a cadena perpetua.
En el juicio oficiales militares y de inteligencia de alto rango dieron testimonio que los cinco no le causaron ningún daño a los intereses estadounidenses, no se robaron documentos, no infiltraron agencias de gobierno y no trabajaron en ninguna instalaciones estadounidenses. Vigilaron solo a ciertas organizaciones cubanoamericanas privadas que son enemigas del gobierno cubano, que se pueden decir que son organizaciones paramilitares.
El carácter político de la fiscalía, el juicio y la cruel sentencias de los Cinco Héroes se puede ver claramente con la siguiente comparaciones. Fueron tratados diferente a las de cinco otros agentes cubanos que habían vigilado las preparaciones terroristas en Miami. Cuando fueron arrestados junto con los Cinco se declararon culpable. Sus sentencias fueron de entre tres años y medio hasta siete años en cárcel.
Estos evitaron un juicio y al fin se devolvieron a Cuba. En el caso de los Cinco, la oportunidad de hacer un espectáculo político judicial contra el gobierno revolucionario de Cuba fue la diferencia.
Ahora, uno aprende mucho cuando las sentencias de los Cinco son comparadas con las sentencias que han recibido verdaderos espías. Estos recibieron sentencias menos duras que los Cinco a pesar de que espiaron en contra del gobierno de Estados Unidos y no grupos privados.
Como ejemplo, el mayo 29, un juez federal le impuso una multa de $50.000 a Ben-Ami Kadish por conspirar actuar como un agente no registrado de Israel. Él admitió que le entregó documentos clasificados a un agente del estado de Israel entre los años 1980 y 1985.
Este mes, el gobierno estadounidense retiró los cargos en contra de Steven J. Rosen y Keith Weissman, acusados hace cuatro años de proveer información confidencial a diplomáticos de Israel.
En el 2006, Lawrence A. Franklin fue sentenciado a 12 años en prisión federal por proveer documentos clasificados a un diplomático de Israel, aunque siguió en libertad mientras apelaba la convicción. La semana pasada un juez redujo su sentencia a probatoria más 10 meses de arresto domiciliario.
Khaled Abdel-Latif Dumeisi trabajó para el servicio de inteligencia de Saddam Hussein vigilando a los exiliados iraquíes. Él pasó tres años y diez meses encarcelado por actuar como un agente de un gobierno extranjero no registrado.
Leonardo Aragoncillo, un ex analista de inteligencia para el FBI, se llevó 736 documentos de la Casa Blanca, el Pentágono y el departamento de Estado para el gobierno de las Filipinas. Él recibió una sentencia de 10 años por espía.
José Padilla, ciudadano de Estados Unidos, fue sentenciado a 17 años y cuatro meses por conspiración para cometer asesinato, secuestro y conspiración para ayudar a terroristas.
El ex oficial del departamento de Estado, Donald W. Keyser, fue sentenciado a un año en cárcel y una multa de $25.000 por tener en su posesión documentos secretos, comunicarse con un agente de inteligencia de Taiwán y mentir a los investigadores.
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