La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó un convenio para mejorar las condiciones de decenas de millones de trabajadores domésticos alrededor del mundo, que son a menudo inmigrantes.
Dicha normativa, que se llamará Convención 189, constituye el primer instrumento jurídico internacional que protege a este sector informal.
El texto aprobado garantizará un tratamiento similar al que tienen ya otras categorías de empleados y exigirá a los gobiernos que verifiquen que los trabajadores domésticos comprenden las condiciones de sus contratos. Se propone asimismo instaurar un día de descanso semanal e impedir que los patrones obliguen a sus empleados domésticos a permanecer en el lugar de trabajo durante sus días libres.
Similares a la ley que aprobó Nueva York el 1º de julio de 2010, la "Ley de Derechos de las Trabajadoras Domésticas" , que garantiza el pago de horas extras después de 40 horas de trabajo semanal o de 44 horas si la empleada vive en el hogar, un día de descanso cada siete días o el pago de ese tiempo si ésta lo prefiere y tres días de vacaciones anuales después de trabajar para la misma familia después de un año.
También le garantiza los beneficios de compensación por discapacidad, al igual que otros trabajadores en el estado y el derecho a iniciar una acción legal si son víctima de hostigamiento o racismo en su lugar de empleo, entre otros beneficios.
La aprobación de esta primera ley laboral específica para los servicios del hogar, que beneficia a unas 250,000 personas que han estado excluidas del código laboral, es la culminación de siete años de lucha de los activistas por los derechos de las trabajadoras domésticas.
Consultada Jill Shenker sobre cómo se controlará que se respeten en Nueva York los derechos ganados, la coordinadora de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar dijo que, al igual que todas las leyes laborales, deberá ser implementada por el Ministerio de Trabajo y que el Estado deberá defender esos derechos.
La ley de Nueva York terminó en el estado con una situación heredada de los años 30. Entonces, en Estados Unidos, las trabajadoras domésticas -al igual que los trabajadores rurales- , quedaron fuera de la Ley de Condiciones de Trabajo Justo.
Por lo tanto, hasta hoy, fuera del territorio neoyorquino, la trabajadora del hogar queda sujeta a la buena voluntad de sus empleadores.
Se estima que alrededor de 2.5 millones de personas trabajan en hogares en Estados Unidos , siendo la inmensa mayoría mujeres inmigrantes, una población vulnerable por su género, estatus migratorio, confinamiento en su lugar de trabajo y su bajo nivel de educación.
Según la organización de derechos humanos Human Right Watch, esto equivale a una "esclavitud moderna", que se origina en que los empleadores no ven a su personal doméstico como un ser humano, sino "como un inmigrante que simplemente debería estar feliz de tener un trabajo".
Las activistas creen que la explotación del personal doméstico está arraigada en la cultura estadounidense. No olvidemos, dice Carmen Duarte, que el sector del trabajo doméstico hunde sus raíces en la esclavitud Africana,
El sector de trabajadoras domésticas, explica , surge con la trata trasatlántica de esclavos africanos y las plantaciones que proveían recursos materiales para la industrialización del país. Tras la abolición, esta ocupación fue desempeñada predominantemente por mujeres de origen africano.
Luego, en los años 70, el movimiento por los derechos civiles expandió las opciones laborales para las mujeres negras, éstas comenzaron a sumarse a las filas del trabajo doméstico, buscando escapar de la pobreza reinante en sus lugares de origen.
Luego, con el auge de la inmigración latina y asiática a Estados Unidos, el sector de las trabajadoras domésticas diversificó su composición étnica.
Tradicionalmente ha sido difícil evaluar el alcance de la explotación a este sector de la fuerza laboral, debido a la naturaleza privada de la actividad. Lo que se sabe de ellas es que se las hace trabajar de más y se les paga de menos.
Se estima que en Estados Unidos 23% de los empleados en domicilios privados son inmigrantes indocumentados.
Por su especial vulnerabilidad, es indispensable la organización y educación de las trabajadoras del hogar, sostienen las organizaciones de trabajadoras que vienen luchando por un cambio, como la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, que en su asamblea, resolvió extender la iniciativa neoyorquina y luchar por una legislación nacional.
Actualmente, el Legislativo del estado de California considera una ley similar a la de Nueva York, y las posibilidades de que la medida llegue al escritorio del gobernador Jerry Brown para su firma son bastantes buenas.
Foto: National Domestic Workers Alliance. Robert B. Livingston // CC 2.0