Punto determinante para la humanidad

Comentario



Estamos en un momento raro en la historia humana. La política es la preocupación principal de cientos de millones y los centros del poder político han sido transformados en sitios donde las grandes fuerzas políticas y sociales chocan en una batalla sobre el futuro. Como un activista en el movimiento sindical me dijo solo unos cuantos días atrás, “El mundo se ha politizado”.

Y lo que es tan sorprendente es la velocidad con la cual todo esto ha pasado. Era apenas unos meses que el Consejo de Seguridad de la ONU pasó la resolución 1441 llamando por el desarme del régimen iraquí.

El voto fue unánime y parece que todo estaba adelantándose sin demora. Pero pronto era aparente que, a pesar del voto, habían tensiones y diferente interpretaciones.

Pero, a la misma vez, nadie vio que estas diferencias crecerían y se convertirían en una gran división en el Consejo de Seguridad y traería para la comunidad mundial unos tiempos turbulentos – que es exactamente lo que está pasando.

A un lado de este abismo está la administración Bush y sus aliados. Y al otro lado está el movimiento mundial por la paz y la sanidad, envolviendo a cientos de millones de gente y gobiernos de varias tendencias políticas en cada región del mundo.

Este movimiento que realmente no tiene precedencia, que se puede argumentar no tiene equivalente en la historia humana, depende de un profundo sentimiento de paz entre los pueblos del mundo.

Algunos en los medios de comunicación se refieren a este movimiento como el “otro superpoder”. Esto no es sorpresa, dado el carácter diverso y global del movimiento, que por el último mes ha bloqueado los planes de guerra de la administración Bush y los sectores más reaccionarios de la clase dominante que la administración representa.

Pero ahora, el mundo está en un punto decisivo. En cuestión de días, decisiones de suma importancia se harán que determinará el destino de 25 millones iraquíes, la mitad niños, y la probabilidad de paz para el futuro previsible.

Obviamente, el movimiento mundial tiene que entrar en estas decisiones, más ahora de lo que ha hecho en las etapas temprana de esta lucha. Todo se tiene que hacer para que la gente salgan a las calles para prevenir una invasión de Irak.

Pero sin importar lo que pase, la lucha por la paz va a seguir. En las próximas semanas el terreno político de lucha cambiará o a una dirección favorable o a una no favorable, pero sería demasiado decir que pondrá en moción una vía a la paz o al olvido. La verdad es que esos son las cosas que están a riesgo, pero se lucharán muchas batallas antes de llegar a estos resultados.

Aunque el movimiento de paz no debe subestimar a su enemigo, debe ganar confianza del hecho de que en el curso de la lucha para restringir el uso de las fuerzas militares contra el régimen iraquí, dos puntos de vista, diametralmente opuesto, se han presentado para el mundo ver.

Un punto de vista, él que acepta la administración Bush, dice que vivimos en un nuevo mundo donde naciones “fuera de ley”, dictadores “malvados”, y redes terroristas han hecho que las viejas reglas, conceptos, leyes, alianzas, y instituciones globales que han gobernado al sistema de relaciones internacionales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial sean obsoletas.

Además, los que hacen la política en la Casa Blanca dicen que los ataques preventivos, el desplegar armas nucleares en varias áreas de actividad militar, el uso de fuerza abrumadora, y disposición de rápidamente proyectar el poder militar a través del globo, y una mentalidad de hacerlo solo, son absolutamente necesarias en la nueva era.

El otro punto de vista, el del movimiento mundial por la paz, conoce muy bien los nuevos peligros del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva. Pero ve que los peligros a la paz están conectados a la agresión, militarismo, racismo, patriotismo falso, política económica, y la nueva doctrina militar de la administración Bush y el imperialismo norteamericano.

Este punto de vista alterno exige pactos internacionales, depender de instituciones mundiales, acciones basadas en leyes, diplomacia, rechazar el uso de fuerza para resolver conflictos, desarme amplio para todos los países, no usar armas de destrucción masiva, desarrollo económico sostenible, y reestructurar las relaciones entre los países desarrollados y los países en desarrollo. Rechaza regresar a los conceptos de destrucción mutua asegurada, patriotería, desigualdad, y la paz frágil que era consecuencia de esos tiempos, y, en vez, tiene la visión de un mundo libre de armas nucleares, económicamente seguro, y equitativo.

Cual de estos puntos de vistas ganará es la cuestión a la cual se enfrenta la humanidad. Nada es más grande. Todos tenemos que escoger.

Sam Webb es presidente nacional del Partido Comunista de Estados Unidos. Se puede comunicar con él al swebb@pww.org