Acabo de regresar de una extraordinaria visita de vuelta a Vietnam.
Mi primer viaje a Vietnam fue en 1972 en medio de la guerra, cuando Nixon había decido bombardear a Hanoi durante las fiestas navideñas. El contraste con el Vietnam de hoy fue enorme.
En aquel momento Vietnam se encontraba completamente en pie de guerra. Una delegación del Partido Comunista de EEUU, dirigido por el entonces presidente del PC, Gus Hall, había sido invitada por el Partido de los Trabajadores de Vietnam para ser testigos de primera mano de las duras realidades de la guerra norteamericana contra su país. Cuando volvimos trajimos con nosotros una nueva urgencia de fortalecer la lucha por poner fin a la guerra.
En ese momento caían muertos o heridos cada mes decenas de miles de vietnamitas y miles de tropas norteamericanas y aliadas. La aviación norteamericana echaba bombas, napalm y otras armas antipersonales. Fue una guerra racista de genocidio no solo en contra del norte socialista, sino contra todo el pueblo de Vietnam. Las razones dadas para justificar a la invasión de Vietnam fueron tan fantásticas y falsificadas que las mismas armas de destrucción masivas no existentes en Irak.
EEUU tuvo una política de tierra arrasada. Los aviones norteamericanos sembraban Agente Anaranjado, la química defoliante carcinógena, sobre miles de acres de selva en el sur de Vietnam. Pensaban los comandantes norteamericanos que los combatientes del Frente de Liberación Nacional de Vietnam ya no iban a poder llevar acabo su guerra de guerrilleros sin detectarse si se destruía el follaje. No fue así, pero sí causó un daño terrible a largo término a la gente y al medio ambiente de Vietnam.
El movimiento por la paz
En ese momento la oposición a la guerra en EEUU era la opinión mayoritaria, o casi eso. Cientos de miles de norteamericanos marchaban contra la guerra. En 1972 el gobierno de Nixon, buscando su reelección, utilizaba a toda clase de espionaje y trucos para minar al deseo por la paz. Eso fue cuando entraron a robar en el Watergate.
El movimiento norteamericano por la paz estaba bajo ataque. Habían procesos judiciales, maquinaciones y provocaciones con fines de aislarlo y destruirlo. El gobierno buscaba evidencias de que era “controlado por los comunistas.” Los activistas por la paz estaban bajo vigilancia.
Los pro guerras argumentaba su “teoría dominó” que si EEUU “perdiera” la guerra, estuviera bajo la libertad estaría bajo amenaza en todo el continente asiático. Se hablaba de un baño de sangre en Vietnam si se retiraban las tropas norteamericanas. Se sugería que los comunistas iban a irse a una cruzada de asesinatos, matando a todos los que habían colaborado con EEUU. Pero no pasó nada de eso.
En verdad, funcionaban aquellos pronósticos histéricos como diversión del horror que ya estaba pasando. Vietnam ya sufría un baño de sangre, y el culpable fue EEUU. Estados Unidos lanzó más bombas sobre Vietnam que todas las bombas que cayeron por todos los países combatientes en la Segunda Guerra Mundial. En My Lai tropas norteamericanas masacraron a 109 civiles (en su mayoría mujeres, niños y ancianos). Y, habían muchas otras atrocidades norteamericanas. Se quemaban a aldeas por completo. Se torturaba a gente, mientras otros fueron detenidos en “aldeas estratégicas” que más parecían a prisiones. Resultaban perdidos en acción algunos 300.000 vietnamitas, comparados a 3.000 norteamericanos. Todo eso fue hecho en el nombre de parar el avance del comunismo y para llevar a la libertad a Vietnam.
Los propagandistas de guerra proclaman que los que protestaban estaban en contra de las tropas. En 1968 el movimiento de paz exigió la retirada de nuestras tropas, pero el gobierno de Johnson se negó a hacerlo. En aquel momento habían caído algunas 48.000 tropas norteamericanas, con un número mucho mayor de heridos. Ya para el fin de la guerra en 1975, el número de muertos norteamericanos había alcanzado a 58.000. Si hubiera sido aceptado en 1968 la demanda del movimiento por la paz, se hubieron salvado las vidas de 10.000 norteamericanos y un sinnúmero de vietnamitas. En vista de eso, ¿quiénes fueron los que apoyaban en verdad a las tropas?
Lecciones para hoy
Casi precisamente 34 años después, en diciembre del 2006, nuestra delegación del Partido Comunista, con Sam Webb, presidente del partido, Scott Marshall, secretario sindical, Pamella Saffer, secretaria internacional, y yo, lleguemos a Hanoi, capital del Vietnam nuevo y unificado. Fue unos pocos días después de que el Congreso norteamericano concedió a Vietnam el estatus comercial de “nación más favorecida”, al igual que los demás asociados comerciales de EEUU.
Durante seis días fuimos a cuatro ciudades y pudimos echar una mirada al programa de reforma económica vietnamita “doi moi” (renovación), que se está adelantando a paso rápido. Se está mejorando el nivel de vida del pueblo.
Pudimos visitar al Pueblo de la Amistad en la provincia de Hay Tay, al oeste de Hanoi. Esta es una facilidad residencial para los que nacieron con defectos congénitos serios debido al Agente Naranja, y para los veteranos de la guerra incapacitados por razones mentales. El pueblito está subvencionado por donativos, la mayor parte de ellos vienen de EEUU, incluso de muchos veteranos de la guerra en Vietnam, y de otros países. Es un lugar precioso en donde los incapacitados, jóvenes y ancianos, pueden gozar de la naturaleza, llevar una vida con dignidad, recibir el debido cuidado y aprender un oficio, incluyendo una bella costura de bordado y otras artesanías.
También es un lugar en donde residen en verdad la paz internacional y la amistad. Es un proyecto que merece el apoyo de todos.
Cuando se dieron cuenta los residentes que fuimos una delegación estadounidense, nos recibieron con grandes sonrisas y grandes abrazos. Allí estábamos con lágrimas en los ojos porque nos encontrábamos en la presencia de los que tanto habían sufrido a manos de nuestro gobierno. Pero en ese mismo momento, montones de corporaciones norteamericanas están tratando de hacer negocios en Vietnam. Fue entonces que se me surgió a la mente una pregunta: “¿De qué sirvió la agresión norteamericana contra Vietnam?”
Hay que preguntarnos: ¿No han aprendido nada Bush y Cia. de esa trágica guerra en Vietnam? Los neoconservadores proclaman que lo que hizo que EEUU perdiera la guerra en Vietnam fue la falta de voluntad. Esa es una idea tan peligrosa para todo el mundo. Y, es el pensamiento que motiva a la intensificación actual de la guerra en Irak.
Pero la historia es dura maestra. Lo que hizo nuestro gobierno en Vietnam fue malo, profundamente malo. Y lo que hace en Irak hoy en día es profundamente malo también. Lo que faltaban los belicistas en Vietnam es lo que les faltan en Irak hoy en día – el apoyo del pueblo, aquí, allá, y alrededor del mundo. Es por eso que esas trágicas guerras no se pueden ganar. Y eso ya lo entiende la mayoría del Congreso norteamericano, gracias a los resultados de las últimas elecciones.
Hoy el gobierno de Bush busca controlar a Irak por medio de un régimen dócil allí. Desea controlar el segundo depósito más grande de yacimientos petroleros en el mundo y busca mantener una presencia norteamericana permanente en el Medio Oriente. Y, al igual que como en Vietnam, eso también fracasará.
El 27 de enero marcharon miles en Washington, y se quedaron cientos para cabildear al Congreso por la paz. Si comprendemos las lecciones de Vietnam, tenemos que mantener la presión hasta el fin de esta guerra.
Jarvis Tyner (jtyner @ cpusa.org) es vicepresidente ejecutivo del Partido Comunista de EEUU.
Reflexiones al volver a Vietnam