Hubo felicidad cuando el ejército colombiano liberó a 15 rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El presidente venezolano Hugo Chávez y la senadora colombiana Piedad Córdoba, ambos que estaba facilitando las negociaciones para un canje humanitario, al frente. Chávez telefoneó al presidente colombiano Álvaro Uribe para felicitarlo.
La ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, tres mercenarios estadounidenses, y 11 soldados y policía colombianos. Los reportes en los medios principales se enfocaron en la astucia militar, el declive de las FARC y la crueldad de los secuestros.
Jaime Caycedo, secretario general del Partido Comunista Colombiano, notó la presencia del candidato republicano a la presidencia estadounidense, John McCain, en Bogotá. El embajador estadounidense William Brownfield dijo que EEUU ayudó localizar a los rehenes y que interceptaron comunicaciones telefónicas y por radio de las FARC.
Para Uribe la liberación militar de los rehenes fue buena publicidad para él. La Corte Suprema de Justicia falló recientemente que al sobornar un legislador en el 2006 Uribe no podía postularse para un segundo mandato presidencial. Su propósito era de presionar a los legisladores para que no voten en contra de un segundo mandato. Ahora él está contando con un referendo legitimizar su mandato y planea postularse para la reelección en el 2010 a pesar de que no tiene apoyo constitucional. Uribe ha sido criticado por sus vinculaciones a traficantes de drogas y los paramilitares.
En una rueda de prensa Betancourt felizmente recordó operaciones similares de rescate israelíes. Han salido reportes de que docenas de israelíes colaboraron con los colombianos pare el rescate. Betancourt pidió que reeligen a Uribe para destruir a los deseos de las FARC por un presidente menos duro.
El futuro de negociaciones para un canje de prisioneros está ahora en duda a pesar de declaraciones como la de Carlos Lozano, director del semanario comunista Voz. Lozano dijo que los conflictos en Colombia se tienen que resolver pacíficamente. Caycedo dijo que acuerdos humanitarios son cruciales para la liberación de cientos de presos.
La presidenta de un grupo de familiares de soldados y policías en manos de las FARC dijo que si se hubiera negociado un acuerdo humanitario como lo exigen ellos todos los prisioneros estuvieran en sus casas.
Aunque muchos celebraron la liberación de los rehenes, también dicen que operativos militares de esta índole no son la solución para resolver la cuestión de una guerra civil de 40 años. Yuri Tatiana Moncayo, cuyo hermano ha estado en manos de las FARC por 11 años dijo que acuerdos humanitarios y no operativos militares son necesarios para liberar a los prisioneros. Ella agregó que si no hay justicia y si sigue la desigualdad y el campesinado es abusado, entonces nunca habrá paz.
Pero la senadora izquierdista Gloria Inés Ramírez piensa que el gobierno se va a amparar en operativos militares. El ministro de Defensa Juan Manuel Santos le aseguró a los reporteros que el gobierno va a obtener la libertad de los rehenes por cualquier método necesario.
Fidel Castro escribió sobre la realidad colombiana diciendo que es una situación muy complicada pero que la única salida es la paz. El ex presidente de Cuba dijo que se opone al secuestro y mantener a los prisioneros en la selva. A la misma vez él urgió a las FARC a no deponer de las armas pero de hacerle conocer a la Cruz Roja Internacional que están listos para liberar a los rehenes sin condiciones.
El gobierno de Uribe ha tiempo tras tiempo destruido los esfuerzos de negociaciones. En el 2003 negociaciones para un canje humanitario terminaron cuando capturaron en Ecuador al enviado de las FARC Simón Trinidad. En el 2004, el trabajo que hacían los franceses para conseguir la libertad de Betancourt terminaron con el secuestro por el régimen colombiano de Rodrigo Granda, negociador de las FARC. El año pasado el gobierno colombiano canceló los esfuerzos del presidente Chávez y la senadora Córdoba para liberar rehenes. Igualmente el ataque que mató en territorio ecuatoriano al negociador principal de las FARC, Raúl Reyes, puso fin a los arreglos que se habían acordado con enviados franceses.
En junio hubieron reportes de que las autoridades colombianas sabían de que las FARC habían prometido dejar a Betancourt y otros rehenes en libertad. Enviados suizos y franceses Jean Pierre Gontard y Noel Saez estaban negociando con las FARC cuando tomó lugar el operativo militar.
La versión oficial de los acontecimientos se está cuestionando. El ministro de Defensa Santos dice que las FARC fueron infiltradas y engañaron a los oficiales en creer que iban llevar a los rehenes a reunirse con Alfonso Cano, dirigente de las FARC.
El analista Pascual Serrano y otros dicen que los militares colombianos secuestraron la liberación de los rehenes que ya se había acordado para principios de julio, convirtiendo la liberación en “rescate”.
El periodista Pierre Bavaud de la radio suiza RSR reportó que se había pagado $20 millones de una cuenta en EEUU para sobornar a un oficial de las FARC, Gerardo Antonio Aguilar, cuya esposa está captiva en manos estadounidenses.
Mientras tanto, en este país donde la pobreza rural casi llega a 70 por ciento, donde casi la mitad de todos los niños se crían en la pobreza, donde la ONU dice que es el undécimo país más desigual del mundo, donde 15 millones de acres fueron robados a los campesinos, y donde cuatro millones de personas han sido desplazados y más de 15 mil asesinados o desaparecidos, no todas las víctimas tienen sus casos con tanta publicidad como Betancourt. El mismo día que Betancourt consiguió su libertad, Aureliano Liberato fue detenido por agentes gubernamentales en Ibagué, capital del departamento de Tolima. Hasta la fecha no se conoce que ha pasado con Liberato, dentista y militante del Partido Comunista.
Rehenes liberados, régimen se alaba y los problemas se quedan