Trabajadores públicos cursan planes de lucha

SAN FRANCISCO — Desde que el martillo sonó para anunciar la apertura de la 38va Convención Bienal de la Federación Norteamericana de Empleados de Estados, Condados y Municipios una cosa ya estaba clara: el enfoque deesta asamblea sindical iba ser como la gente trabajadora tenía que retomar el país después de ocho años de gobierno por Bush.

Desde las primeras palabras de la congresista Sheila Jackson-Lee (demócrata por Tejas)y la presidenta de la Asamblea Estatal de California, Karen Bass, igual que los discursos de apertura del presidente de ASFCME (siglas del sindicato en inglés) Gerald McEntee y William Lucy, secretario tesorero de la organización laboral, todo señalaba un sentido de lucha. Los activistas, de los seis mil delegados que habían, que hablaron de sus luchas también mostraban un espíritu de lucha contra los que se enriquecen a costo de los demás y un gobierno que mal gasta recursos para una guerra en Irak mientras en casa está en peligro la democracia, servicios públicos y la capacidad de ganarse la vida y soportar una familia.

La urgencia de cambiar el gobierno y elegir a Barack Obama como presidente en noviembre fue uno de los temas principales durante los primeros días de la convención.

Obama “se ha ganado la nominación [del Partido Demócrata] y ahora nos toca a nosotros”, dijo McEntee a los delegados durante la primera plenaria. “Obama es un luchador por nuestros problemas”, él dijo. “Jamás he visto yo una elecciones [donde las diferencias son] tan claras. O podemos elegir a John McCain y tener cuatro años más” de la política destructiva del gobierno Bush, “o podemos elegir a Obama... Nuestro reto es retomar a América para la gente trabajadora”.

Aunque llamó a la guerra en Afganistán “la verdadera guerra”, McEntee criticó el costo enorme en vidas y dinero. “La posición de nuestro sindicato es traer a las tropas a casa, cuidarlos, y usar los fondos para servicios en casa”, dijo el presidente sindical.

El secretario tesorero del sindicato, Lucy, vio estas elecciones de manera histórica, “Cuarenta años después de la lucha de los trabajadores de sanidad en Memfis, Tenesí, 40 años después del asesinato del doctor Martín Luther King, 40 años después del asesinato de Robert Kennedy, este sindicato acepta la candidatura de un hombre con el nombre Barack Obama – lo suficiente joven para tener esperanzas, con suficiente fe para soñar, con una visión para cambiar a esta nación”.

Diciendo que la nominación de Obama era “un evento monumental”, Lucy dijo que la nominación se tiene que entender en el contexto de las luchas de siglos para derrotar a la esclavitud, los linchamientos, la segregación racial y para ganar los derechos civiles.

McEntee le dijo a los delegados que la AFSCME está orgullsa del trabajo que hizo en favor de Hillary Clinton, la candidata preferida del sindicato durante las primarias presidenciales. “Ahora tenemos el candidato del Partido Demócrata”, él dijo, “y este sindicato será su mejor y más grande partidario”.

Clinton se dirigirá a los delegados el 31 de julio, igual que Obama por vía satélite.

Muchos de los oradores, inclusive la vicepresidenta ejecutiva de la AFL-CIO, Arlene Holt-Baker, también subrayaron la urgencia de elegir a un Congreso y un compromiso mejor para bregar con las cuestiones vitales que afectan al estadounidense típico.

El sindicato está anunciando sus planes para activar a “un ejército poderoso” de 40 mil activistas para ganar victorias de candidatos pro trabajador a todos niveles de gobierno.

Un hilo que corría por muchas de las discusiones fue la de la urgencia para aprobar el proyecto de ley Libertad de Escoger para Empleados para asegurar el derecho del trabajador poder unirse a un sindicato.

Citando la organización de 145.000 trabajadores nuevos por AFSME desde su última convención en el 2006, McEntee le dijo a los delegados como sindicalistas como ellos por todo el país han ganado elecciones sindicales y con eso el derecho a negociar sus primeros convenios laborales.

Otro de los temas principales fue la de mantener y aumentar los servicios públicos y luchar en contra de la campaña de la extrema derecha por privatizar los servicios públicos.

“El servicio público ha sido definido por muchos como una verdadera reflexión y extensión de la democracia”, Lucy les dijo a los participantes. “Nuestra responsabilidad va más allá de soluciones fáciles y trampas políticas”, él dijo. “Nuestra responsabilidad es fomentar y mantener a una nación”.

En sus presentaciones a lan convención y en entrevistas, los participantes en la convención también hablaron de las luchas que hacen para mantener los derechos de los trabajadores en sus comunidades.

Ana Montalvo, presidenta de Local 1522 de AFSCME en Bridgeport, Connecticut, habló de la lucha de su sindicato en contra del intento de la junta escolar local para despedir a 102 trabajadores, 87 de ellos afiliados a AFSCME – asistentes de bibliotecas, asistentes de matemática y choferes de camionetas para estudiantes de educación especial – durante una crisis presupuestaria. El sindicato movilizó a padres, estudiantes y gente de la comunidad además de los otros sindicatos. Al fin, dijo Montalvo, se salvaron casi todos los trabajos.

“El sindicato no es solo lo que hacemos en el sitio de trabajo, sino lo que hacemos en la comunidad”, dijo ella.

En un de los muchos kioskos en la convención, Glenda Washington y Beverly Pope-Smith, trabajadoras de cuidado de salud en la casa y afiliadas al Local 389 de AFSCME en la Ciudad de Nueva York, estaban colectando firmas en una petición para reclamarle al Congreso del país que ponga fin a la exclusión de las leyes federales del trabajo las trabajadoras de cuidado de salud en la casa. Estas no reciben los beneficios ni protecciones federales como pago extra por horas extras. “Las trabajadoras de cuidado de salud en la casa son empleadas”, dice la petición. “Ellas trabajan. Ellas requieren el pago extra para complementar sus ingresos no adecuados. Cambien esta ley ahora”.

Washington dijo que a las trabajadoras de cuidado de salud en la casa se les pagan por un máximo de 12 horas, pero muchas veces las trabajadoras se quedan más tiempo, si hay demora en quienes la reemplaza o si estas no llegan.

Washington, que cuida a una mujer retardada mental de 43 años, y Smith que cuida a ancianos, dicen que sin el programa de cuidado de salud en la casa, sus pacientes estuvieran en asilos o en peores circunstancias. Ellas dicen que las condiciones de trabajo para ellas y sus compañeras de trabajo han mejorado mucho desde que se unieron a AFSCME hace siete años.