Después de 102 Anos de vida republicana, desde la promulgación de la Constitución de 1906, sancionada por Eloy Alfaro Delgado, el Ecuador ha vuelto a respirar vientos de justicia y libertad con el régimen de Rafael Correa Delgado. Ambos regimenes se entrelazan históricamente, porque cada uno de ellos rompe con etapas de servidumbre, la de Alfaro supera la etapa oscurantista de los conservadores de la era colonial y la de Correa esta tratando de superar la etapa neoliberal, la etapa del contubernio entre la oligarquía criolla, el capital transnacional y el colonialismo estadounidense.
No se sabe cual aspecto ha sido el más dañino: si el estado de postración y exclusión económica en el que yacía la mayoría de la población ecuatoriana, o la vergüenza de haber perdido la dignidad de país independiente, soberano. Desde que la oligarquía se adueñó del poder, el ingreso nacional se destinó al disfrute de unas pocas familias y los demás recogían lo que buenamente los señoritos se dignaban en regalar. Los que quedaban fuera del reparto, a engrosar los cinturones de pobreza al rededor de las grandes ciudades de Quito y Guayaquil, donde conseguir el pan para llevar a la familia era simplemente imposible, lo que condujo finalmente a huir del país a buscar destino en sitios distantes.
En el plano internacional, el país ha sufrido los más grandes colapsos, a manos de gobernantes liberales o conservadores. De casi millón y medio de kilómetros cuadrados de territorio, nos quedan doscientos ochenta y tres mil kilómetros cuadrados, la diferencia se perdió a manos de los vecinos con el silencio cómplice de los Países Garantes y Estados Unidos a la cabeza. En esta época neoliberal se hipotecó la dignidad de la República, hay una base militar extranjera en suelo patrio, se adoptó una moneda extranjera a cambio de la nacional, las disputas con compañías transnacionales se ventilan en Tribunales de Justicia extranjeros, los agentes de los acreedores extranjeros imponían los famosos ajustes estructurales en el Presupuesto Nacional para el pago de la eterna deuda externa.
En el reparto de las ventajas comparativas, a nuestro país le toco la producción agrícola, productos del mar, flores, últimamente petróleo, algunos minerales. Hemos dependido del crédito, especialmente norteamericano, del Fondo Monetario Internacional o Banco Mundial, que ha transformado el tipo de relaciones internacionales con ese país, de país cliente a país sirviente, colonia. Con el agravante de que no hay respeto a posiciones soberanas del país que puede discrepar de la posición de los Estados Unidos. Por ejemplo la propuesta de EEUU de romper relaciones con Cuba en el régimen de Carlos Arosemena Monroy, le costo el puesto.
Hablamos de coloniaje, porque el momento en que actuemos independientemente, o de acuerdo a nuestros intereses, viene la retaliación, sino que hable Jacobo Arbenz en 1954, Goulart 1934, Allende 1973, Castro 1961, Chávez 2002, Evo Morales que tiene que afrontar el conato de secesión de su territorio apoyado por EEUU, Correa que soportó la violación del territorio nacional a manos de un vecino belicoso, apoyado por EEUU.
En estas condiciones, con el enemigo dentro de casa, la oligarquía, dueña de todos los medios de comunicación masiva y, afuera, el gendarme internacional que ve desplomarse su imperio, el pueblo del Ecuador, ha dado un paso decisivo al colocar al frente de la nación a un patriota como el economista Rafael Correa. Su programa de gobierno es, a través de la Asamblea Constituyente, rescatar la riqueza nacional y ponerla al servicio del pueblo, es cortar los hilos visibles e invisibles que tenían atado al país a intereses ajenos.
Vientos de cambio en Ecuador