Vueltas de política sobre refugiados de EEUU

Citando los peligros terroristas, las autoridades federales de inmigración anunciaron el 11 de agosto arremeter medidas en las fronteras de Estados Unidos con Canadá y Méjico. Los refugiados que se detengan no tendrán más acceso a los fallos de las cortes de EEUU que dictan si permanecen en el país o se enfrentan a la deportación. Los mismos agentes de la frontera tomarán la decisión. La política se aplica a los ciudadanos de todas las naciones excepto Canadá y México.

Sin embargo, es una historia diferente para Cuba. Washington afirma, sin un fragmento de evidencia, que la isla es un “paraíso para los terroristas”. Pero cualquier cubano que llegue al suelo de EEUU puede contar con un recibimiento de rey. Enseguida recibe Medicaid, un permiso de trabajo, garantías de hospedaje, un número del Seguro Social, y bienestar público. Y después de una estancia de un año, recibe la residencia permanente.

Este gran regalo viene de la Ley de Ajuste Cubano del 1996, una ley que por años ha fomentado en el mar la matanza y ha causado la violencia en general. Para que esa ley trabaje según lo previsto, las autoridades de EEUU han tenido que abandonar los acuerdos que realizaron con el gobierno cubano. Estos supuestamente otorgarían 20.000 visas por año que permitan la entrada legal, pero por años el departamento de Estado ha otorgado un promedio menor de 1.000. Los cubanos que salen hacia Estados Unidos han tenido que tomar sus propias medidas a mano, cruzando en balsas, o barcos pequeños que envían los usureros desde Florida.

Los cubanos de la derecha de Miami, enamorados de la Ley de Ajuste Cubano, aceptan al parecer la realidad que sus compatriotas estén dispuestos a morir o a unirse a ellos en Florida. Los relatos de las noticias son de mártires, o de héroes, según los mares y los tiburones.

Recientemente, sin embargo, el secretario de Justicia John Ashcroft hizo comentarios respecto al caso del joven de 20 años, David Joseph, un haitiano encarcelado por dos años en EEUU después de huir de la persecución en su patria. Según Bob Herbert del New York Times, Ashcroft soltó la lengua. “Algunas veces es importante hacer una declaración sobre los grupos de gente que viene”, Ashcroft dijo.

La historia y el mito expone que una república beneficiente honra a las libertades individuales y las nuevas oportunidades. Da la bienvenida a cada oprimido uno por uno. Pero al parecer, para Ashcroft, alguna gente puede tener más utilidad que otros. Los cubanos se las han ganado como instrumentos de la propaganda, gracias a la Ley de Ajuste Cubano. Ellos tienen importancia.

Las muertes de los balseros cubanos nos hacen recordar las palabras famosas de la secretaria de Estado Albright sobre los niños iraquíes que mueren bajo las sanciones contra Irak: sus muertes “valen la pena”. ¡Tanto por los cánticos piadosos sobre el respecto a los derechos humanos individuales!

Un barco salió de la República Dominicana el 29 de julio hacia Puerto Rico con 80 personas a bordo. Cincuenta de ellas están desaparecidas, consideradas muertas. Según el Times, “Desde el 1 de octubre más de 7.000 inmigrantes dominicanos, un número doble a los 12 meses anteriores, han sido detenidos por tratar de llegar a un Puerto Rico, sitio más rico.” Los boricuas se deben sentir aliviados al conocer que sus niveles financieros crecen.

Es también significativo que a los balseros dominicanos les toma un desastre para ser expuestos en las noticias a millares. Los cubanos hacen el grado con mucho menos, un puñado de gente aquí, un barco pequeño allá. Sin embargo, el guión tiene que ver con el abandono de una revolución, que para ellos, y no menos que para todos los refugiados, la atracción es el dinero y el ensueño por los bienes materiales.

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