QUEENS, Nueva York – Más de 100.000 gente salieron a unirse con la Caravana de la Libertad para Trabajadores Inmigrantes aquí el 4 de octubre, celebrando el nacimiento de un nuevo movimiento que ve a las elecciones del 2004 como un campo de batalla para los derechos de los inmigrantes. Este esfuerzo dinámico, coordinado de los sindicatos, grupos de inmigrantes y libertades civiles, clero, y oficiales electos fue iniciado por el sindicato de Hoteles y Restaurantes (HERE por sus siglas en inglés) y auspiciado por la federación laboral AFL-CIO. Coaliciones de sindicatos y la comunidad organizaron a 900 caravanistas que viajaron un total de 20 mil millas llevando su campaña a 103 ciudades en la tradición de las Caravanas de la Libertad de los 1960s que lucharon de por los derechos civiles de la comunidad afronorteamericana en el sur del país.
El 1 de octubre los Caravanistas cabildearon a 120 miembros del Congreso en busca de legislación para crear una nueva vía hacia la legalización y ciudadanía para todo inmigrante, para permitir la reunificación de familias y por la protección de los derechos en el empleo. “Necesitamos organizar y usar el poder de nuestro voto. Ese es el próximo paso en nuestra lucha”, dijo Elíseo Medina, vicepresidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, a Nuestro Mundo. “Esto no tiene que ver solo con los derechos de los trabajadores inmigrantes, sino con buenos sueldos, educación buena. Este es el empezar de nosotros retomar a Estados Unidos”.
La actividad tuvo su aspecto cultural con música de Mighty Sparrow, Los Broncos, Tabou Combo, y Wycliffe Jean. Muchos en el público bailaron y cantaron en numerosas lenguas.
El congresista demócrata por Georgia, John Lewis, un caravanista de los 1960s, declaró, “Martín Luther King hubiese estado muy orgulloso. Somos blancos, negros, hispanos, indígenas, y somos una familia, en una casa, y no vamos a dejar que nadie nos voltee”.
El nuevo movimiento por las libertades civiles incluye a oficiales electos respondiendo a las injusticias del después 11 de septiembre, de acuerdo a Hiram Monserrate, un concejal de Nueva York, donde 37 por ciento de la población son inmigrantes. Monserrate fue exitoso en luchar contra el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y su plan de forzar a los empleados de la ciudad a reportar a los inmigrantes indocumentados a la Inmigración. Él le dijo a Nuestro Mundo, “El quitarnos los derechos y libertades civiles es un despertar, a mucho de nosotros, para movilizar el voto, para enviar un mensaje a la ultraderecha que no pueden volverse loco y destruir”.
“Bush mintió sobre lo qué él iba hacer con la inmigración y la naturalización” haciendo llamamientos demagógicos a los latinos y otras comunidades de inmigrantes durante las elecciones del 2000, denunció el senador estatal por Manhattan, Tom Duane. “Bush se postuló con una plataforma de avanzar el proceso de inmigración y hacerlo más eficiente”, dijo Duane, pero, “la verdad es, está peor”.
Ningún tema se siente más en la comunidades de inmigrantes que la de mantener unida a la familia. La esposa de Joaquín Rivera estaba aterrorizada cuando a él lo arrestaron y amenazado con deportación, nos dijo el caravanista de California. Él ha vivido en Estados Unidos desde que tenía siete años. “Cuando fui arrestado yo vivía una vida más alta que el promedio, era dueño de casa, pagaba mis impuestos, contribuía a la comunidad. La manera que me pagó el gobierno fue tratar de deportarme”, él continuó. “Durante ese tiempo, la comunidad me apoyó. Hay otra gente que están esperando ser deportados o que ya los han deportado. Por eso estoy aquí”.
Bruce Raynor, presidente de UNITE, el sindicato de trabajadores de la industria de la aguja, recibió grandes aplausos cuando él declaró, “Tenemos mentirosos en la capital de la nación que dicen que están en favor de los valores familiares pero no apoyan a la reunificación de familias”.
El movimiento sindical y las comunidades de inmigrantes han cambiado con la experiencia de organizar las Caravanas de Libertad, dijo el director de nacional de la campaña, Dave Glaser. “La resistencia de los empresarios a [los trabajadores] organizar va a tener que bregar con la profunda pasión por la justicia que hemos visto al viajar a través el país”, el predijo, con los trabajadores inmigrantes viendo a las uniones laborales como un vehículo por esa justicia.
Algunos de los caravanistas ya han probado la capacidad del nuevo movimiento poder influenciar a la política pública. Christine Newman-Ortiz, de Voces de la Frontera en Milwaukee, nos habló de como una manifestación pudo forzar al asambleísta estatal republicano de Wisconsin, Frank Lasee, cambiar su punto de vista sobre la cuestión de permitir que los estudiantes indocumentados puedan asistir a las universidades estatales pagando una matrícula de residente menos costosa. Al principio “estaba opuesto, pero hubo una protesta pública”, ella reportó, y Lasee cambio de idea y puso la cuestión ante su Comisión de Operaciones Gubernamental y Limitaciones de Gastos.
“La Caravana de Libertad para los Trabajadores Inmigrantes no fue un evento, sino el empezar de un nuevo movimiento”, nos dijo María Elena Durazo, presidente nacional de la campaña y vicepresidente general del sindicato HERE. “Los inmigrantes ahora entienden que no estamos solos, tenemos aliados”. Al irse los participantes, ella los animó a que se convirtieran en los nuevos luchadores por la libertad. “Aunque sean de la segunda generación aquí, o la 14, tenemos que construir un nuevo movimiento en Estados Unidos de América”.
Se puede comunicar con la autora al jleblanc@pww.org. José A. Cruz, Dan Margolis y Elena Mora contribuyeron a este artículo.
¡Nace un nuevo movimiento!