‘No al ALCA’, dice Miami

MIAMI – Llegando al centro de Miami la noche del 18 de noviembre, cientos de activistas de comunidades de bajo ingreso, inmigrantes y trabajadores agrícolas marcharon las 34 millas desde Broward hasta Miami para protestar el acuerdo para establecer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Mucha gente tocaron las bocinas de sus carros en apoyo a los manifestantes.

Choferes de camiones, profesores, estudiantes, jubilados y otros están protestando en Miami. “El ALCA tendrá un impacto sobre la vida de la gente – sobre los alimentos que comemos, el agua que tomamos, el acceso a la educación y servicios médicos para nuestros niños”, dijo Sushma Sheth, directora de Política y Comunicaciones para el Centro de Trabajadores de Miami, una de los grupos organizadores.

“Le decimos no al ALCA porque estamos luchando por los derechos humanos y los derechos de los refugiados, no solo por los haitianos”, dijo Marleine Bastien, una activista haitiana a los participantes en la manifestación al final de la marcha en Bayside Park. “Queremos libertad para los pueblos del mundo”.

Sheth le dijo a Nuestro Mundo que ellos organizaron a gente basado en la comunidad “para asegurar que tenemos participación de base en la lucha por la justicia global”. El Centro de Trabajadores de Miami, junto con Familias de Bajo Ingreso Luchando Juntas, la Coalición de Trabajadores de Immokalee y el Centro Power U organizaron una campaña llamada Root Cause (Razones Básica). Ellos encontraron las “razones básicas” comunes entre los problemas de los trabajadores de bajo ingreso, inmigrantes, trabajadores agrícolas, y la comunidades de color y la globalización capitalista. Ella nos dijo, “Nosotros investigamos el impacto sobre sueldos, inmigración, privatización y el racismo ambiental”.

Usando un modelo similar al que usó el Concilio del Trabajo del Condado Kings en el estado de Washington, la AFL-CIO y la coalición laboral-comunitaria Trabajo con Justicia, para prepararse para las protestas contra la Organización Mundial del Comercio en Seattle, ellos organizaron entrenamientos y discusiones cada semana sobre el impacto que tendría el ALCA en el estado de Florida.

Como resultado de los 10 años del Tratado de Libre Comercio Norteamericano (TLC) entre Estados Unidos, Canadá y Méjico, Florida ha perdido más de 27 mil trabajos, principalmente en la manufactura. En Miami solamente, ocho fábricas han cerrado sus puertas y se han mudado a otros países, dejando a familias y comunidades enteras en la pobreza. El pago de 27 por ciento de los empleos en Florida está por debajo del nivel de pobreza.

Durante los tres días de la marcha, grupos comunitarios y religiosos le dieron albergue y comida a los manifestantes. El último día comieron su almuerzo en la iglesia católica Santa Marta, a una puerta de las oficinas de la Arquidiócesis Católica de Miami. El arzobispo John C. Favalora le dijo a ellos, “Le deseamos un viaje bueno y pacífico. Juntos alcanzaremos la justicia y la paz”. En Florida los obispos han estado envueltos en la defensa de los derechos de los trabajadores agrícolas.

Al entrar a Miami los manifestantes encontraron un ambiente diferente al de la marcha en la que fueron escoltados por alguaciles del condado. El derecho a protestar y a la libertad de expresión se vio amenazada por la movilización sin precedencia de más de 40 agencias policiacas federales, estatales y de Miami. Los negocios cerraron y las calles vacías del centro de Miami estaban llenas de policía con equipo antimotín, helicópteros en el aire y barcos en la bahía. Reporteros del diario Miami Herald vieron a la policía parar y registrar a varios individuos. Los organizadores estaban bajo vigilancia y la policía registraba a gente sin razón para intimidar a los manifestantes. La Unión Norteamericana de Libertades Civiles y el grupo de observadores legales Miami Activists dijeron que van a tomar acción legal si este acoso sigue.

Miles de gente están llegando a Miami para protestar. Leo Gerard, presidente del sindicato Obreros Siderúrgicos Unidos le dijo a más de 2.000 obreros afiliados a su organización reunidos aquí, “Le doy gracias a Dios por los estudiantes, por los jóvenes que están en las calles luchando por sus ideales. Le doy gracias a Dios por los ambientalistas, los pequeños agricultores, y los activistas por los derechos civiles y contra la pobreza. Ningunos podemos ganar solos. Juntos no podemos perder”.

Scott Marshall contribuyó a este artículo. Se puede comunicar con la autora al