Primera de dos partes
Samuel Huntington, catedrático de la Universidad de Harvard y director de su Academia para Estudios Internacionales y de Áreas, se ha ganado ambos críticas y alabanzas por sus escritos teniendo que ver con las principales divisiones en el mundo pos-soviético. Pero la realidad es que Huntington es un ideólogo que presenta un modelo mundial en el que el imperialismo y las luchas de los diferentes pueblos para resistirlo no tienen nada que ver con los conflictos del mundo de hoy.
En un artículo titulado “El Choque de Civilizaciones” publicado en la revista Foreign Affairs unos años después de la contrarrevolución en la Unión Soviética y los otros países socialistas europeos, y en el libro del mismo título, Huntington expresa la idea de que ni la economía ni la ideología serán las causas de nuevos conflictos, sino los diferentes valores basado en historia, tradición, idioma y religión.
Para Huntington no hay lucha entre el socialismo y el imperialismo, tampoco hay ninguna lucha por el control de los recursos de un país por su pueblo contra los poderes imperialistas trabajando para las corporaciones transnacionales, ni la lucha de clase como la fuerza motriz hoy en día.
Para él, los conflictos son sobre valores culturales de las diferentes “civilizaciones”. La que parece dominar su pensamiento es el “choque” entre los mundos occidentales y el musulmán. En esto Huntington está envuelto en lo que el profesor Edward Said llamó, “La búsqueda por un diablo pos-soviético”, y “diablo extranjero” para Huntington son los musulmanes. Como tal, el punto de vista de Huntington que los valores y diferencias culturales son la verdadera causa de los conflictos es claramente chovinista y racista.
Una aceptación amplia su punto de vista es un peligro a los movimientos populares alrededor del mundo. Si los conflictos son entre diferente culturas, no puede haber ninguna unidad internacional entre todos los pueblos oprimidos, ni tampoco puede haber unidad entre la clase trabajadora. Ni ninguno de los problemas del mundo son causado por la política económica neoliberal del imperialismo en esta etapa del desarrollo del capitalismo, y claro, al fin y al cabo, el sistema mismo del capitalismo.
Para la clase trabajadora de los países capitalistas desarrollados, la propuesta sería que se unan con todos de su nación en favor de la política imperialista de EEUU e Europa, o sea, el “Mundo Occidental” contra los musulmanes, asiáticos, africanos y otros, pero principalmente contra el mundo islámico. En sus escritos no hay ni una palabra de que sistema económico esto sostendría.
Últimamente, Huntington le presta atención a Estados Unidos, donde él trata de aplicar una variación doméstica de su pensamiento. Sus ideas igualmente le privaría a la gente de EEUU de una arma poderosa para el progreso social – la unidad.
En su último libro “¿Quienes somos? - El Reto a la Identidad Nacional de América”, Huntington apunta sus pistolas ideológicas a la gente que él considera una “amenaza principal a la integridad cultural y política del país” – los latinoamericanos. Aunque hasta entre los latinoamericanos, él está más preocupados de los que hablan español, dejando afuera a los brasileños que hablan portugués y los haitianos que hablan francés criollo.
Entre los latinoamericanos hispanoparlante, él señala a la minoría nacional más grande del país – los de origen mejicano. A la misma vez no deja afuera a los puertorriqueños, cubanos o dominicanos.
Sus opiniones son un grito de a los norteamericanos que pongan fin a la inmigración desde América Latina, de otro modo “será el fin de la América que hemos conocido por más de tres siglos”. Aunque Huntington, predice que habrá un movimiento “nativista” en respuesta a la inmigración latina, sus escritos, ambos en términos de temas internacionales igual que domésticos, parece un llamado para tal movimiento chovinista. Alan Wolfe, director del Centro para la Religión y la Vida Pública Norteamericana del Colegio Boston, critica a Huntington por sancionar, no simplemente predecir, un “movimiento blanco nativista”.
El revisionismo histórico de Huntington afirma que estos inmigrantes son diferente a los del pasado. Él dice que los inmigrantes del ayer fueron asimilado dentro la cultura blanca, anglo-protestante de la nación estadounidense. Aunque aquí tiene que admitir que “Las contribuciones de las culturas inmigrantes modificaron y enriquecieron” a la cultura de esta nación. Pero todavía, él insiste en llamar a EEUU un país “anglo-protestante” e ignora a las contribuciones de los inmigrantes católicos, judíos, musulmanes, africanos y asiáticos, además de los pueblos originales de las Américas.
Huntington dice que los mejicanos y otros latinoamericanos son una amenaza debido a seis factores: “contigüidad, escala, ilegalidad, concentración regional, persistencia y presencia histórica”, cosas que para él parecen ser problemática y nuevas. En cuestión a los mejicanos, todos los factores tienen que ver con las guerras de conquista imperialista contra Méjico en el siglo 19.
Ataque derechista desde la universidad