Otras actividades tomaron lugar en muchas ciudades a través del país.
En Philadelphia el Concilio Central del Trabajo hiceron una actividad el 6 de diciembre con el presidente de la AFL-CIO, John Sweeney.
En Boston 4.000 marcharon hasta la Casa Estatal en el frío donde tuvieron una manifestación y criticaron al gobernador de Massachusetts Mitt Romney y al presidente Bush, ambos antilaborales. También subrayaron corporaciones antilaborales como Wal-Mart, Verizon Wireless y Harborside Nursing Home en Wakefield. Esta última acusó a una haitiana pro sindicato de usar “vudú” para ganar las elecciones sindicales.
En Tucson, Arizona, Red de Acción Fronteriza organizó una manifestación de 150 al frente del tribunal federal donde reclamaron los derechos de los trabajadores inmigrantes y exigieron la reforma de las leyes inmigratorias. También se hizo una manifestación en Phoenix reclamando el derecho a organizar.
En California hubieron varias actividades. San Francisco vio una rueda de prensa donde, entre otras cosas, se buscó el apoyo para 600 trabajadores de almendras que están enfrentándose a un campaña agresiva por la compañía Blue Diamond en contra su derecho de organizar. En Oakland, unos 200 se unieron en la iglesia unitaria para celebrar una audiencia de la Junta de Derechos Obreros. Estos marcharon al ayuntamiento donde consiguieron el apoyo del Concejo Municipal para una ordenanza que aseguraría los derechos laborales de los trabajadores de Comcast.
En Wichita Falls, Tejas, una manifestación el 9 de diciembre reclamó justicia para los trabajadores de Delphi, compañía de piezas de autos, que está usando las leyes de quiebra para revocar su convenio con los trabajadores, mientras los jefes reciben mejoras.
La capital nacional, Washington, vio a miles de trabajadores y sus aliados manifestarse al frente de la Casa Blanca donde exigieron que el presidente Bush y el Congreso controlado por los republicanos apoyen los derechos de los trabajadores estadounidenses. Linda Chávez Thompson, vicepresidenta ejecutiva de la AFL-CIO, declaró, “El derecho de organizar se ha destruido. Los políticos de derecha rebajaron la ley a nada. Y las corporaciones pisotean nuestra libertad como su fuera su felpudo personal”.
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