Las palabras del presidente venezolano Hugo Chávez hacia las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha motivado comentarios desde ambas elementos de derecha que de izquierda.
Para analizar las palabras de Chávez se tiene que hacer dentro del contexto de la totalidad de sus palabras y no simplemente como la prensa burguesa y los gobieros de derecha de Estados Unidos, México y Colombia, igual que el socialdemócrata de derecha del Perú, lo pintan.
Aunque Chávez dirigió sus comentarios al nuevo liderazgo de las FARC, hacerlo en la televisión nacional de Venezuela nos hace pensar que fue más para el consumo interno que externo. Venezuela celebrará elecciones regionales en noviembre y la oposición antichavista, compuesta de derechistas, socialdemócratas de derecha y ultraizquierdistas, han hecho eco de las palabras del gobierno derechista colombiano de que Chávez está financiando a las FARC. Este tipo de mensajes a las FARC siempre se hubieses podido hace a través de intermediarios.
No obstante, sería útil analizar las palabras del mandatario venezolano.
Primero, Chávez no entró en un análisis, no importa que minucioso, para mostrar como han cambiado las condiciones en América Latina que diga que hay solamente una vía al poder para las izquierdas, pero especialmente para Colombia. Lo qué sí dijo fue que las FARC le dan una excusa a EEUU para agredir a Venezuela. Chávez continuó diciendo que si llegara la paz a Colombia, EEUU no tuviera ninguna excusa para atacar.
Cualquiera que conozca la historia colombiana se debe sentir horrorizado a lo que es echarle la culpa a las víctimas.
Las primeras palabras en desacuerdo con el presidente vinieron de Partido Comunista de Venezuela (PCV) en su rueda de prensa de los lunes, a solo dos días después de los comentarios de Chávez. Oscar Figueras, secretario general del PCV, que dijo que EEUU nunca ha necesitado una excusa para agredir a los pueblos del mundo.
Otros marxistas latinoamericanos muy conocidos también han entrado al debate pero siempre de manera respetuosa. Digo el ex dirigente de los comunistas dominicano, Narciso Isa Conde, “Con todo el respeto, ...con la gran admiración que le tengo al comandante Hugo Chávez Frías, he decidido expresar públicamente mi desacuerdo político y conceptual con su reciente pronunciamiento sobre el tema de las FARC, la lucha armada, la guerra de guerrillas, el canje de prisioneros y la paz en Colombia”.
Pero no solamente son los marxistas que están en desacuerdo con Chávez, hay otros que lo hacen y también con compañerismo y sin ataques personales.
Entre estos está Vicky Peláez, columnista en el periódico neoyorquino El Diario-La Prensa, uno de los diarios de más circulación en EEUU y el más antiguo de lengua castellana en el país. Peláez, periodista peruana que tuvo que exilarse después de desenmascarar corrupción en la presidencia peruana, estuvo también de acuerdo con las opiniones anteriores. “Chávez tendría toda la razón si viviéramos en un mundo democrático, sin guerras, invasiones, ni el dominio de los más poderosos, ni que Colombia sea un estado paramilitar... Pero la historia demuestra que pretextos sobran para justificar” la agresión estadounidense.
La senadora colombiana, del mismo Partido Liberal que salió presidente paramilitar Álvaro Uribe, dijo, contestando una pregunta sobre las palabras de Chávez, responsabilizó al gobierno. Ella dijo que “ese Establecimiento, siempre ha jugado sucio, siempre le ha hecho trampa a los procesos de paz, siempre incumple lo pactado... Ese es uno de los elementos que generan mayor desconfianza en una guerrilla como la de las FARC”.
Yolanda Puleci, madre de Ingrid Betancourt la ex candidata presidencial prisionera de las FARC, acusa a el gobierno de Uribe, respaldado por EEUU, por dejar las negociaciones con las FARC para liberar a los rehenes inclusive su hija.
No obstante todo esto, la cuestión de la vía la poder para el movimiento popular y obrero es tema que merece discutir igual a los otros en la izquierda latinoamericana.
Hace décadas que el tema de la lucha armada o la vía electoral para llegar al poder causaba una gran desunidad en nuestra América. Muchas veces se usaba la figura de Ché Guevara o Salvador Allende para expresar la posición de un lado o el otro. Uno acusaba al otro de “aventurismo” mientras que el otro lado era acusado de “reformista” y creyentes en la benevolencia de los capitalistas que dejarían el poder tras unas elecciones. Aquí hablo del debate dentro de la izquierda revolucionaria que buscan reemplazar un sistema político-social con otro – el socialismo – y no de los que simplemente quieren reformar al estado y dejar las relaciones económicas intactas.
Ambas partes en este debate estaba equivocado por no ver la complejidad de la cuestión y las diferencias en diferentes países. A la misma vez había gente que proyectaban que la cuestión dependía de las condiciones y balance de fuerza en cada país.
Con la elección del gobierno de la Unidad Popular encabezado por Allende en Chile el debate se redujo un poco hasta el derrocamiento de ese gobierno izquierdista por militares reaccionarios con respaldado por el gobierno y las corporaciones estadounidenses.
Otra experiencias como la victoria sandinista en Nicaragua a través de la lucha armada y su pérdida en las elecciones y la invasión a Grenada que tumbó el gobierno socialista de Movimiento Nueva Joya también le dio ímpetus a este debate.
Hoy en día ese debate es más bien cosa del pasado y los que antes abogaban por o la vía armada o la electoral como única vía aceptan que depende de las condiciones existente en cada país.
Jerónimo Carrera, presidente de los comunistas venezolanos, escribió la semana pasada sobre este debate. “Lo cierto en todo esto es que los revolucionarios siempre podemos equivocarnos, y lo hacemos con frecuencia... En todo caso yo creo que nuestros camaradas de la FARC sí saben mucho mejor que nosotros lo que ellos están haciendo”. Carrera terminó notando que, “Asimismo, tanto el Ché Guevara como Salvador Allende... actuaron ambos de acuerdo con las realidades tan diferenciadas que confrontaron. Vías alternas, quizás, pero que conducen a los pueblos a una misma meta, la del socialismo...”.
En la actualidad, izquierdistas que han sido identificados anterior y ahora como ultraizquierdistas, eurocomunistas, neorevisionistas y marxistas-leninistas y que apoyan a la Revolución Bolivariana de Venezuela se encuentran en desacuerdo con la posición e Chávez.
Para terminar, si hay un grupo que quiere la paz, es el pueblo colombiano. Y las FARC son parte de ese pueblo. Las guerrillas han buscado por una vía pacífica desde por lo menos 1985. tras negociaciones con el gobierno del presidente Betancur declararon un cese de fuego y entraron en la vida política-electoral del país. Los únicos disparos de las FARC fue defendiéndose cuando efectivos del ejército se encontraban con ellos y les disparaban. La guerrilla no tomó acción ofensiva.
Juntos, con otros elementos progresistas, organizaron la Unión Patriótica (UP). Dentro de tres años 500 militantes, dirigentes y candidatos de la UP fueron asesinados por el ejércitos, la policía y los paramilitares – eso fue un promedio de tres asesinatos a la semana. En los seis meses antes de las elecciones del 1988, 100 candidatos fueron matados. Solo entonces dejaron el cese de fuego y regresaron a la guerra.
Los asesinatos de la gente de la UP siguió y mataron a 5.000, la gran mayoría de estos nunca tuvieron ningún vínculo con las FARC, excepto estar en el mismo partido político progresista.
Sugerir que las FARC deje las armas para unirse al proceso políticos es pedirle que se suiciden. Isa Conde, la senadora Córdoba, y Peláez, entre otros, han aludido a esta situación.
En la actualidad son las FARC que buscan una resolución pacífica. Estaban negociando con el previo gobierno colombiano cuando el actual presidente ganó las elecciones y tumbó las negociaciones en favor de una “solución militar”.
Debidos a sus lazos con los paramilitares y el narcotráfico, que es motivo de un escándalo en el país, él fue obligado a empezar a negociar un canje humanitario entre el gobierno y las guerrillas como un primer paso a negociar un fin a la violencia. Uribe canceló las negociaciones que estaban ayudando la senadora Córdoba y Chávez.
Como gesto de buena voluntad, las FARC decidieron liberar unos presos. Hube demora porque el gobierno envió el ejército al área de entregar a los rehenes. Después de la liberación de estos, los familiares de los prisioneros de las FARC han protestando en contra la intransigencia del gobierno de Uribe en contra del canje humanitario. El gobierno respondió matando a Raúl Reyes, negociador de las FARC.
Las FARC no sufren de una amnesia histórica y no van bajar las armas unilateral sin garantías. Decirles que lo hagan mientras se enfrentan a un estado de terror narco-paramilitar, como lo llama la izquierda colombiana, es irresponsable.
Visto como Fidel Castro dijo lo mismo sobre la lucha armada igual que varios presidentes latinoamericanos progresistas reciente, y básicamente fueron ignorados por la izquierda latinoamericana, no debe de sorprender a nadie si a un mes de su pronunciamientos nada más se hable de este asunto, excepto quizás por los dogmáticos de ambas bandas y la derecha que le gustaría ver a la izquierdas latinoamericanas otra vez dividida con los debates del pasado.
Chávez, las FARC y la vía al poder