BOGOTA – El acuerdo alcanzado entre el Frente Social y Político y cerca de 25 parlamentarios independientes recientemente elegidos para apoyar la candidatura presidencial de Luis Eduardo Garzón es un acontecimiento político sin precedentes y de inmensas posibilidades para el futuro político de Colombia. Se ha pactado que el 1º de abril se inscribirá el nombre de Luis Eduardo Garzón como una candidatura de coalición entre el FSP y los independientes, con el compromiso de trabajar por una reforma política y social de contenido democrático. Se ha ampliado el abanico para la escogencia de la formula vicepresidencial y se inscribirá un programa que en lo fundamental es el que ha venido promoviendo el FSP.
Muchas ideas podrán argumentarse para intentar explicar este inesperado giro político. De entrada, la polarización entre dos candidaturas de la derecha, (Uribe y Serpa) el protagonismo de los independientes luego de los resultados electorales, el resquebrajamiento de las aún poderosas maquinarias bipartidistas y la presión de las mismas bases, ayudaron a empujar este acuerdo que unifica a sectores con muy diferentes criterios y opiniones políticas pero identificados en algunos temas fundamentales como la paz, la reforma política y la problemática social.
Este acuerdo tiene en principio unos objetivos inmediatos pero igual podría ser el embrión de un gran proyecto unitario que entre a disputarle el poder a los partidos tradicionales, cosa que incluso se puede empezar a dar de cara a las elecciones del 26 de mayo.
El acuerdo ha despertado un gran entusiasmo en los sectores sindicales y populares que sin embargo, y recordando la experiencia de la Unión Patriótica, sienten temor ante la reacción de la clase política gobernante caracterizada por su carácter violento y excluyente y un gobierno militarizado, ávido de guerra y violencia y mucho más pusilánime, tolerante y cómplice con la violencia paramilitar.
De todas maneras la compleja situación política colombiana ha lanzado a la izquierda y a los independientes a un protagonismo que deberá ser aprovechado inteligentemente para contribuir acertadamente hacia los cambios que urgentemente requiere uno de los pueblos más violentados del mundo.
Colombia: Un acuerdo alentador