WASHINGTON — Defensores de los derechos humanos le dieron la bienvenida a una demanda contra el secretario de Defensa Donald Rumsfeld diciendo que él fue responsable por la tortura que sufrieron los detenidos en Irak y Afganistán.
La demanda, radicada el 1 de marzo en el tribunal federal en Illinois por la Unión Norteamericana para los Derechos Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) y el grupo Derechos Humanos Primero, acusa a Rumsfeld de violar la Constitución de Estados Unidos y las leyes internacionales que prohiben a la tortura y el trato cruel, inhumano o degradante. Rumsfeld sabía que se estaba torturando e hizo nada para poner fin a la práctica de acuerdo a la demanda. La demanda fue radicada en nombre de ocho víctimas de los abusos que fueron puesto en libertad sin ninguna compensación por la tortura que sufrieron.
“Esta demanda dice exactamente lo que hemos estado diciendo todo el tiempo: Rumsfeld está violando la Constitución y las leyes internacionales con la tortura y abusos contra estos prisioneros”, le dijo a Nuestro Mundo David Cline, presidente de Veteranos por la Paz. Este grupo está llamando por el enjuiciamiento del presidente George W. Bush y el vicepresidente Dick Cheney por las mismas razones.
El contraalmirante retirado John Hutson y el general de brigada retirado James Cullen le dijeron al columnista del diario The New York Times, Bob Herbert en un artículo titulado “No nos podemos quedar callado” que ellos apoyan totalmente la demanda.
“En algún punto yo tuve que decir: Espera un minuto. No podemos aceptar esto (la tortura)”, dijo Cullen. Hutson dijo que la tortura “es una mancha en el honor de gente que no participó en ella”.
El 25 de marzo la ACLU hizo público otros 1.200 documentos del Pentágono, obtenidos bajo la Ley Libertad de Información, que desenmascara aun más torturas y abusos de detenidos iraquíes y afganos. “Estos documentos proveen más evidencia que la tortura de los detenidos era más extensa de lo que el gobierno admitió”, dijo Jameel Jaffer, abogado del ACLU. “Por le menos, el documento indica una falta colosal de liderazgo”.
Cline criticó la falta de responsabilidad por los crímenes de guerra. “Ellos quieren echarle la culpa de las torturas y abusos a unos pocos “malos” ... Pero es claro que lo de la tortura fue una política consciente que vino del comandante en jefe en la Casa Blanca. Es una barbaridad”.
Las últimas revelaciones vienen en una demanda de Maher Arar, un ciudadano canadiense de 25 años, acusando a agentes estadounidenses de secuestrarlo mientras cambiaba de avión en Nueva York y llevándolo a Siria donde fue brutalmente torturado por 10 meses. Registros de aviación incluyendo los de vuelo del avión que usaron para transportar a Arar corroboran sus acusaciones.
Un resumen de alto nivel del Pentágono hecho público el 1 de marzo por el vicealmirante Albert T. Church encubre el papel de Rumsfeld y otros alto oficiales, a pesar de que han salido otros documentos que indican que el mismo presidente firmó una orden ejecutiva secreta autorizando la tortura.
Las fotos espeluznantes de personal estadounidense posando con detenidos iraquíes desnudos en Abu Ghraib motivó una ira mundial cuando salieron al público hace un año. El general Antonio Taguba testificó ante la Comisión sobre las Fuerzas Armada del Senado que la tortura fue “sistemática, flagrante ... violaciones de ley internacional”.
El mes pasado, oficiales del Ejército anunciaron que 17 soldados que estaban envueltos en la muertes de 27 detenidos muertos en custodia estadounidense en Afganistán e Irak no serán procesados. El Pentágono rechazó recomendaciones de que los interrogadores sea juzgado en el tribunal marcial, argumentando que ellos usaron “fuerza legal” contra los detenidos y que “no hay suficiente evidencia para [acusarlos de] asesinato negligente”.
Entre las revelaciones en esta última tanda fue el reporte de un comandante de que un jovencito iraquí golpeado tanto por los interrogadores del 311 Batallón de Inteligencia Militar que le rompieron la quijada. Tuvieron que atar su boca con alambre y pudo tomar alimento solo a través de una pajilla. Los que lo torturaron lo ordenaron decirle a los investigadores que él rompió su quijada al caerse.
Otro comandante escribió que el “abuso de detenidos en una forma u otra era una práctica aceptable y fue demostrada a los guardias de infantería sin experiencia casi como guía”. Ninguna castigo fue tomado contra los comandantes de unidades militares envueltos.
En el centro militar estadounidense en Mosul, Irak, el detenido Abu Malik Kenami murió de un infarto cardiaco después de hacerle hacer ejercicios fuerte hasta el colapso. Los archivos del Pentágono dicen que la causa de muerte “jamás será conocida porque una autopsia nunca fue hecha”. El cadáver de Kenami fue escondido en un refrigerador por cinco días ante de ser entregado a un funeral iraquí.
La demanda de la ACLU busca una orden judicial que determine que las heridas sufridas por los acusadores “violaron las leyes internacionales, la Constitución de EEUU, y ley militar estadounidense”.
Demandan a Rumsfeld por tortura y abusos