Deportaciones masivas desintegran familias de inmigrantes

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WASHINGTON, D.C. (Prensa Latina) — Familiares de inmigrantes deportados desde Estados Unidos hacia sus países de origen exigieron el 24 de julio en Nueva York al gobierno del presidente George W. Bush el cese de esas prácticas inhumanas que desintegran núcleos sociales.

En una asamblea en el centro financiero del Bronx, cientos de miembros de la organización Families for Freedom (Familias por la Libertad) denunciaron la falta de sensibilidad humana por las autoridades norteamericanas, a las que no les importan las consecuencias de la separación familiar.

“Los funcionarios de inmigración están expulsando a las personas por cualquier motivo, incluso por saltarse un torniquete en el estado de Nueva York”, aseguró la inmigrante de origen dominicano Rafaela Lozano.

Resulta peor el que esos deportados pierden las esperanzas de vida una vez que llegan a sus países de nacimiento pues los gobiernos locales no disponen de programas de integración social, consideró.

Por su parte, la ciudadana estadounidense

Betzaida Lompe se quejó de que su esposo inmigrante fue devuelto a Aruba luego de cumplir una condena por presunta posesión de drogas. “Mis hijos”, apuntó, “me preguntan cada día dónde está su padre enfermo”.

Los organizadores del foro, según el periódico El Diario-La Prensa de Nueva York, propusieron al gobierno estadounidense que permita a los inmigrantes indoc-umentados acogerse a algún tipo de perdón para que puedan permanecer en este país.

También cuestionaron la carencia de compromiso de los republicanos para aprobar una ley de inmigración que regularice en suelo estadounidense a 11,2 millones de inmigrantes sin documentos, los cuales sufren persecución policial y otros tipos de maltratos.

La Cámara de Representantes, por imposición del Partido Republicano, desarrolla audiencias en todo el país con el fin de realizar consultas sobre el tema migratorio.

Una legislación punitiva, aprobada por ese órgano legislativo en diciembre último, aprieta las tuercas sobre la seguridad fronteriza y castiga a indocumentados como simples criminales invasores de la propiedad privada.

Representantes republicanos y elementos conservadores abogan por el cierre de la frontera de Estados Unidos con México, mediante la construcción de un muro de más de mil 500 kilómetros de longitud y el despliegue de seis mil soldados en esos límites.

En mayo de este año, el Senado propuso una enmienda menos radical que contempla redoblar la vigilancia fronteriza, pero sugiere un largo recorrido de trámites burocráticos hasta el logro de la ciudadanía estadounidense.