Proclamando que todos los hombres "nacen libres e iguales" y que el gobierno de los pueblos surge de los mismos ciudadanos y no de algún "derecho divino," la Revolución Francesa abrió nueva época para la sociedad humana.
Pero, para las revoluciones liberales del siglo XIX, los derechos sociales no se contaban entre los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Fueron las grandes revoluciones sociales del siglo XX, con la Revolución Soviética y los procesos revolucionarios de pos-guerra, que trajeron los derechos sociales a la práctica política.
Con la recuperación de la URSS y de los países de Europa Oriental a su dominio, el gran capital decidió que había llegado la hora de dar vuelta atrás a la rueda de la historia. En medio de este mar negro de retrocesos se lanza el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de Sócrates, el Primer Ministro Portugués, al igual que otros programas de recuperación económica en el mundo capitalista.
En materia de derechos, los supuestos programas de recuperación económica están boca abajo: por los derechos humanos se substituyen derechos inhumanos. Altos funcionarios de la Comunidad Europea en Bruselas, haciendo coro con los gobiernos capitalistas, proclaman el "derecho" de lanzar al desempleo a millones de personas. Comentaristas sentenciosamente afirmativos nos avisan todos los días por la radio y la televisión que "tenemos que reducir el consumo" y exigen recortes en las prestaciones y servicios sociales del estado, presentando como "inevitable" el traslado de los derechos sociales al capital privado, "como cualquier mercancía".
Y todos en coro urgen formas nuevas y "modernas" de intensificación y aumentos al tiempo de trabajo, con congelación y reducción de salarios, pensiones y beneficios. El "derecho" a la circulación libre de capitales tiene prioridad, para crear gigantescas especulaciones a escala planetaria que siembran crisis y desesperación en países enteros, mientras las principales medidas de manejo de cada país son aplastados por factores supranacionales, quitando a cada pueblo el derecho de manejar sus propios recursos. El traslado "político" del manejo de de la sociedad a las manos de los que tienen el poder económico comienza a ser reclamado abiertamente como "alternativa" a la democracia.
Y la "mano dura" es reclamada con creciente insistencia para el "reestablecimiento de la economía".
Cuando los derechos inhumanos tratan de voltear la historia para atrás, hace falta una gran alerta. Para que no retroceden los tiempos. Para salvaguardar esa herencia de generaciones que llamamos los derechos humanos.
De Avante, periódico del Partido Comunista Portugués, Abril 15, 2010, http://www.avante.pt/noticia.asp?id=33262&area=25
Foto: Avante