George W. Bush suplicando que le otorguen otro mandato basado en su récord como el “presidente de guerra” que usa a las fuerzas militares para acabar con los “terroristas” antes de que “ataquen otra vez”. Pero esa postura agresiva ahora está despertando una oposición poderosa de altos oficiales, oficiales militares, y académicos de derechos.
Catedráticos de derechos se reunieron con el senador demócrata por Massachusetts, Edward Kennedy, para entregarle una carta abierta al Congreso, fechada el 16 de junio y firmada por 493 de sus colegas – incluyendo 57 de la Escuela de Derechos de Harvard – exigiendo que los legisladores consideren enjuiciar a Bush a otros altos oficiales por la tortura de los detenidos iraquíes.
Procesar al personal de bajo rango “aunque necesario, es claramente insuficiente”, dice la carta. “El Congreso tiene la obligación de investigar y determinar la responsabilidad en todos los niveles de la Rama Ejecutiva desde los oficiales más altos para abajo por los abusos en Abu Ghraib y las otras prisiones iraquíes”. El abuso de los detenidos fue “frecuente y omnipresente” agrega la carta. A pesar de las advertencias repetidas por la Cruz Roja Internacional y otras organizaciones de derechos humanos, los oficiales militares no lograron “erradicar la pauta de abusos ... un incumplimiento grave de responsabilidad”.
Kennedy rechazó respaldar el enjuiciamiento, llamando en vez por el despido de Bush y Cheney el 2 de noviembre. Kennedy apuntó a que el secretario de Justicia John Ascroft se ha negado hacer público los memorandos justificando a la tortura y argumentó que Bush no está sujeto a las Convenciones de Ginebra. Estos documentos, ampliamente disponibles en la Internet, proveen evidencia fuerte de que las torturas fueron aprobadas por Bush, Donald Rumsfeld, y otros oficiales altos.
Un grupo de 27 diplomáticos y ex comandantes militares exigieron la derrota de Bush el próximo 2 de noviembre por causar daño a la seguridad nacional de Estados Unidos, en una rueda de prensa en Washington el 16 de junio.
Los Diplomáticos y Comandantes Militares por el Cambio dijeron que EEUU jamás “ha estado tan aislado”, temido y desconfiado. El grupo incluye a embajadores, altos oficiales de inteligencia, ex generales y almirantes. “Algunos de nosotros somos demócratas, algunos somos republicanos o independientes. Muchos votamos por George W. Bush. Pero todos creemos que la administración actual ha fallado en su responsabilidad primaria de preservar la seguridad nacional y proveer liderazgo mundial ... Es tiempo para un cambio”.
Una ideología ciega, afirman los oficiales, “ha dirigido a Estados Unidos a una guerra mal planeada y costosa de la cual la salida está incierta. Justificó la invasión de Irak a través de la manipulación de información incierta sobre armas de destrucción masiva y por una campaña cínica para convencer al público que Saddam Hussein estaba vínculado a Al Qaeda y los ataques del 11 de septiembre. La evidencia no soportan este argumento”.
Desde el empezar, Bush fue “autoritario”, dependiendo en la fuerza militar, “insensible a las preocupaciones de amigos y aliados tradicionales”, dice la carta. Los oficiales añadieron que Bush trató a la ONU con desden.
La declaración atacó a Bush por identificarse con los gobiernos “autocráticos en el mundo musulman” y por “apoyo sin cuestionar la política y acciones del actual gobierno israelí”. Ellos llamaron por “esfuerzos balanceados para establecer la paz entre los israelitas y los palestinos”.
Ellos advirtieron que los problemas globales, tal como armas de destrucción masiva, la distribuición desigual de la riqueza, terrorismo, degradación del medio ambiente, SIDA, e intolerancia étnica y religiosa “no se pueden resolver por la fuerza militar, ni por el único superpoder que queda solo”.
La embajadora Phyllis Oakley, ex asistente secretaria de Estado, dijo en la rueda de prensa que todos los que firmaron pasaron sus vidas promoviendo el respeto para EEUU. “Hoy vemos que la estructura se está desmoronando bajo una administración cegada por la ideología y una indiferencia insensible a las realidades del mundo alrededor. Nunca jamás hemos sentimos tanto de nosotros la necesidad para un cambio en la dirección de nuestra política extranjera”.
William C. Harrop, ex embajador a Israel, le dijo a los reporteros que Bush quiere la dominación mundial, “pero no creemos que va a trabajar”.
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Diplomáticos y militares rechazan a Bush