Análisis de noticia
La junta Provisional Electoral de Haiti (JPC) recientemente anunció que las elecciones serán a finales de este año. Habrá elecciones para posiciones locales y regionales en octubre y para la presidencia y escaños legislativos en noviembre. Ciento cuarenta partidos están registrados para participar y 100 candidatos participarán para la presidencia.
Aunque, dado que Estados Unidos instaló un gobierno interino; lo cual está haciendo imposible para el partido Famni Lavalas – el partido del depuesto presidente Jean-Bertrand Aristide – participar, estas elecciones no serán libres ni justas. Debido a la represión en su contra, Lavalas ha anunciado que no podrá participar. “Cómo uno puede hablar de elecciones cuando nuestros altos oficiales y activistas están encarcelados y nuestros seguidores son perseguidos a través del país?” preguntó Felito Doran, ex diputado Lavalas.
Seth Delong del Concilio sobre Asuntos Hemisféricos recientemente observó, “La decisión de Lavalas de no participar es un resultado directo de la supresión llevada a cabo contra los seguidores del partido por facciones paramilitares y dirigentes de bandas quienes obtienen sus ordenes del gobierno de Gerard Latortue”.
El gobierno de Latortue y sus partidarios norteamericanos, canadienses y europeos no permiten que Lavalas participe porque continúa disfrutando de un amplio apoyo y podría ganar cualquiera de las elecciones. Decenas de miles de haitianos han asistido a manifestaciones exigiendo el regreso del elegido presidente Aristide sin importarles que la policía les pueda disparar.
Ganando elecciones consecutivas, Lavalas dirigió el país de 1994 hasta el 29 de febrero, 2004, cuando la Infantería de Marina estadounidense lo quitaron del poder y lo llevaron en un avión fuera del país. EEUU entonces puso un gobierno dominado por los enemigos de Lavalas.
No se puede confiar en la JPC para organizar elecciones limpias. Está dominado por oponentes de Aristide, mientras que Lavalas y otros grupos representando a los pobres han sido excluidos. Roselor Julien, quien era el representante de la iglesia católica en el JPC y era su presidente, renunció el pasado noviembre, diciendo que la junta no podía organizar elecciones justas. También reveló que había recibido amenazas de muerte.
Julien dijo que sus problemas en la junta empezaron cuando se opuso a una propuesta hecha por el antiaristide “Grupo de 184” para introducir el voto electrónico que hubiera hecho el fraude electoral más fácil de cometer. Acusó a ésta organización – fundado con el apoyo de EEUU y dirigida por hombres de negocios poderosos Andre Apaid, hijo – de manipular el proceso electoral a través sus representantes y aliados en la junta. El Centro para el estudio de Derechos Humanos de la Universidad de Miami Escuela de Derecho recientemente reveló en un informe que Apaid está pagando a bandas en el barrio de Cite Soleil de Puerto Principe, la capital de Haití, para que mate a seguidores de Lavalas.
“Quisieron que los dejara libre para implementar su plan sin desafíos”, Julien dijo. “Ellos [el Grupo de 184] están usando los medios de comunicaciones para engañar a la población y suprimir a la oposición como parte de su plan de secuestrar el proceso electoral.”
El JPC despidió a 60 empleados que Julien había contratado. El ex-asistente del director para operaciones electorales, Hoverlaw Prou, dijo que “la decisión de un grupo electoral consejero de despedir a los trabajadores de dirección de operaciones electorales fue tomada para manipular la próxima elección”. Miembros de la junta fueron ocultando la malversación y los escándalos financieros, dijo, y exigió que los organos judiciales investigaran.
A menos que algo cambie, las próximas elecciones serán solo otra muestra de elecciones al estilo norteamericana sostenida para asegurar la elección de otro gobierno a favor de las empresas y evitar que Lavalas recupere el poder.
Elecciones de Haití excluyen oponentes régimen impuesto