Craig McDonald, director de Tejanos por la Justicia Pública (TJP), se burló de los intentos torpes de George W. Bush en tratar de distanciarse de la corporación Enron. McDonald señaló que esta corporación de energía en bancarrota donó millones de dólares a la campaña desde el 1994.
En una entrevista telefónica el 14 de enero, McDonald le dijo a este reportero que la explicación de Bush sobre su relación con Enron no era toda la verdad. “Él ha tenido una estrecha relación con Enron desde que ha estado en puestos públicos.” Él se refería a la afirmación de Bush de que Kenneth Lay, jefe de Enron, había apoyado a la demócrata Ann Richards en las elecciones del 1994 para gobernadora de Tejas. Los récords demuestran que Lay le dio a Bush doble la cantidad que le dio a la gobernadora Richards. Se estima que Enron también otorgó dos millones de dólares a la campaña Bush-Cheney 2000.
Bush viajaba regularmente en aviones privados de Enron durante su campaña. La Enron estaba tan determinada a poner a Bush en la Casa Blanca que enviaron su abogado principal, el ex secretario de Estado James A. Baker, a la Florida para organizar el robo de las elecciones del 2000. “Baker estaba en la nómina de Enron,” añadió McDonald.
“Cuando Bush padre perdió la reelección en 1992, Lay contrató Baker y el secretario del Comercio Robert Mosbacher como “asesores”. Bush padre hizo una gira de victoria en Kuwait, después de la Guerra del Golfo Pérsico en 1993. Baker, Mosbacher y el ex teniente general Thomas Kelly, un comandante en el Golfo Pérsico estaban en la gira para vender contratos de Enron a Kuwait.” Baker se encargó de hacer lucrativos para que Enron pudiera reconstruir plantas eléctricas destruidas durante la guerra. Baker promovió a Enron como una corporación global de energía. Juntos con la petrolera Shell, Bechtel y GE Capital, Enron ganó contratos lucrativos para construir gasoductos y plantas generadoras de electricidad en más de 20 países incluyendo India, Indonesia, Turquía, Polonia, Italia y en la América Latina.
Baker y Lay lo arreglaron para que los ex dirigentes soviéticos, Mijail Górbachov y Eduard Shevardnadae, recibieran el Premio Enron por Servicio Público Distinguido otorgado por el Instituto de Política Pública James A. Baker de la Universidad Rice en Houston.
Esto era parte de los esfuerzos de Enron para asegurar que le dieran concesiones para procesar petróleo y gas natural en Rusia, Azerbaiyán y Kazaquistán.
“Lay necesitaba políticos, a todo los niveles, que acepten su plan para la desregularización,” declaró McDonald.
El vicepresidente Richard Cheney, un ex jefe de la corporación Halliburton basada en Houston vendiendo equipo para la producción de gas y petróleo, es un amigo viejo de Lay. Cheney organizó su Grupo de Trabajo sobre Política de Energía para hacer un plan en favor d la desregularización. “El vicepresidente hablaba pero las palabras eran de Ken Lay,” dijo McDonald del plan Cheney.
Lay era tan poderoso que hizo que echaran a Curt Hebert, presidente de la Administración Federal de Regulaciones de Energía, que apoyaba las regulaciones. Lo reemplazaron con Pat Wood, escogido por Lay.
“A Hebert lo botaron porque no era suficiente amigo de la agenda de Enron de desregularizaciones,” McDonald le dijo a este periódico. “Ustedes no tienen suficiente páginas para cubrir todos los conflictos de intereses entre Enron y la administración Bush.”
Otra gente en la administración de Bush que eran empleados de Enron incluyen al secretario del Ejército Thomas E. White, un vicepresidente de Servicios de Energía Enron; el asesor principal sobre la economía de Bush, Lawrence Lindsey, recibía 50 mil dólares anual como asesor de Enron; y el representante de comercio Robert Zoellick era parte de la junta asesora de Enron. Karl Rove, jefe de personal de la Casa Blanca, tenía acciones valoradas en 250.000 dólares.
“Hay una tragedia humana en esta bancarrota,” dijo McDonald. “Por los menos 5 mil de los empleados de Enron perdieron su trabajo, y su plan de retiro tipo 401(k) de Enron se desapareció.” A la misma vez, los 29 administradores más altos de la Enron, incluyendo a Lay, vendieron 1,1 mil millón en acciones antes del colapso. Esto hace uno cuestionar si ilegalmente usaron información interna y sería un escándalo más grande que él de Iván Boesky y Michael Milken en los 1980s.
“Yo creo que hubo actividad criminal envuelto aquí,” dijo McDonald. “Alguien tiene que ser responsable. El gobierno tiene que intervenir para ayudar a la gente que han sufrido por este debacle. Hacer que la gente no pierda nada no es mala idea.”
Los efectos del escándalo se están sintiendo en otras corporaciones. El New York Times reportó el 15 de enero que el ex presidente George Bush y Baker también están en la nómina del Grupo Carlyle una corporación basada en Washington y encabezada por Frank Carlucci, ex secretario de Defensa.
El Grupo Carlyle es dueño de United Defense Industries, que ha asegurado un contrato con el ejército valorado en 20 mil millones de dólares. Esto se ha cuestionado porque la familia de Osama bin Laden, el sospechoso principal en el ataque terrorista del 11 de septiembre, invirtieron mucho dinero en la compañía.
El senador demócrata por Wisconsin, Russ Feingold, dijo que, “Los inversionistas de Enron y sus empleados y el pueblo norteamericano merece una investigación que sea completa y profunda y libre de cualquier insinuación de favoritismo político.” Él señaló que el secretario de Justicia, John Ashcroft, fue forzado recusarse de la investigación. Él recibió más de 57.000 dólares de Enron para su campaña de reelección para senador de Missouri que perdió.
Todo el personal de la oficina del fiscal federal en Houston también se removió del caso porque tener tantas conexiones con Enron. Feingold dijo que esto “confirma los conflictos de interés profundos creado por las enormes contribuciones de la Enron” a ambos republicanos y demócratas a través de los años. Fiengold exigió que “se haga público y se revise inmediatamente toda comunicación entre alto oficiales de la administración y los ejecutivos de Enron.”
Enron con lazos en Casa Blanca