Foro Social Mundial 2003: ¡Otro mundo es posible!

Aquí presentamos la Declaración Final del tercer Foro Social Mundial que tomó lugar en la ciudad brasileña Porto Alegre, donde 100 mil personas de todas partes del mundo participaron. La Declaración fue redacted por cuestión de espacio.

Nos hemos reunido bajo la sombra de una crisis global. Las intenciones del gobierno de Estados Unidos en su determinación de lanzar una guerra contra Irak son una grave amenaza para todos nosotros y una dramática manifestación de los vínculos que existen entre militarismo y dominación económica.

La globalización neoliberal está en crisis: la amenaza de una recesión global es permanente; los escándalos de corrupción en las grandes compañías son noticia cotidiana y nos muestran la realidad del capitalismo. Las desigualdades sociales y económicas se acrecientan amenazando la estructura de nuestras sociedades, nuestras culturas, nuestros derechos y nuestras vidas.

La biodiversidad, el aire, el agua, los bosques, el suelo y el mar son usados como mercancías y están en venta. Todo esto amenaza nuestro futuro ¡Y en consecuencia nos oponemos!

Somos los movimientos sociales que luchamos en el mundo entero contra la globalización neoliberal, la guerra, el racismo, las castas, la pobreza, el patriarcado y toda forma de discriminación y exclusión: económica, étnica, social, política, sexual o de género. Luchamos en todo el mundo por la justicia social, por los derechos ciudadanos, la democracia participativa, los derechos universales y el derecho de los pueblos a decidir sobre su propio futuro.

Somos partidarios de la paz, de la cooperación internacional y de una sociedad sustentable que responda a las demandas de los pueblos en los campos de sus necesidades alimentarias, de vivienda, salud, educación, información, agua, energía, transporte público y derechos humanos. Somos solidarios con la lucha de las mujeres. Apoyamos la lucha de los campesinos, trabajadores, movimientos populares urbanos y de aquellos amenazados por la inminencia de la pérdida de sus casas, trabajo, tierra y derechos.

Somos millones los que hemos manifestado en las calles afirmando que otro mundo es posible. Nunca fue esto mas cierto ni más urgente.

Estamos contra la guerra en Irak, los ataques contra los pueblos palestino, chechenio y kurdo, las guerras en Afganistán, en Colombia, en África y la creciente amenaza de guerra en Corea. Nos oponemos a la agresión económica y política que sufre Venezuela y el bloqueo político y económico impuesto a Cuba por el gobierno estadounidense. Estamos en contra de todo tipo de acciones militares y económicas diseñadas para imponer el modelo neoliberal y socavar la soberanía y la paz de los pueblos del mundo.

La guerra se ha transformado en una parte estructural y permanente de la dominación global, la fuerza militar se usa para controlar pueblos y recursos estratégicos como el petróleo. El gobierno de los Estados Unidos y sus aliados están imponiendo la guerra como la forma cada vez más común de resolver conflictos.

La opinión pública mundial se opone en su mayoría a la próxima guerra en Irak. Llamamos a todos los movimientos sociales y fuerzas progresistas a apoyar, participar y organizar protestas en todo el mundo contra esa guerra el próximo día 15 de febrero. Estas protestas están siendo planificadas y coordinadas por quienes se oponen a la guerra en 30 de las mayores ciudades del mundo.

La Organización Mundial de Comercio (OMC), el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la proliferación de acuerdos regionales y bilaterales, tales como el Acuerdo para el crecimiento y comercio en África (AGOA) y los acuerdos de libre comercio propuestos para Centro América, son usados por las corporaciones transnacionales para promover sus intereses, dominar nuestras economías y forzar un modelo de desarrollo que empobrece a nuestras sociedades.

En nombre de la liberalización del mercado el pueblo ve negado sus elementales derechos y cada aspecto de la vida y de la naturaleza en venta. Las multinacionales agroindustriales tratan de imponer los OGM en todo el mundo; a la gente que padece el SIDA y otras pandemias en África y otros lugares se les niega el acceso a los medicamentos genéricos baratos. Además, los países del sur están atrapados en el interminable ciclo de la deuda que los obliga a abrir sus mercados y a exportar sus riquezas.

Nuestras campañas contra la OMC, el ALCA y los acuerdos de libre comercio crecerán en magnitud y repercusión.

Haremos una campaña que detenga y revierta la liberalización de la agricultura, el agua, la energía, los servicios públicos y las inversiones y permita que los pueblos recuperen la soberanía sobre sus países, sus recursos, sus culturas, sus conocimientos y sus economías.

Organizaremos en todo el mundo protestas masivas durante la celebración del quinto encuentro ministerial de la OMC que se celebrará en Cancún, México, en septiembre de 2003, así como también durante la celebración, en octubre de este mismo año, de la reunión ministerial del ALCA en Miami, Estados Unidos.

La completa e incondicional cancelación de la deuda del tercer mundo es un prerrequisito para lograr la plena satisfacción de los más elementales derechos humanos.

Siglos de explotación de los pueblos del tercer mundo, de sus recursos y de su medio ambiente les otorga a éstos el derecho a una reparación y hace que nos preguntemos “quién debe a quién?”

Llamamos a todos los movimientos sociales y fuerzas progresistas a que formen parte de esta movilización para denunciar la ilegitimidad y para rechazar las políticas que el G8 se propone debatir en Evian, Francia, entre el 1 y el 3 de junio de 2003. Esta movilización se realizará en todo el mundo incluyendo un encuentro internacional en Evian: una contracumbre, un campamento alternativo y una gran manifestación internacional.

Llamamos a todas las fuerzas progresistas, a los movimientos y a las organizaciones del mundo entero a manifestar solidaridad con los pueblos palestino, venezolano, boliviano y otros que están padeciendo graves crisis en este mismo momento.

Sentimos la necesidad de construir una red de movimientos que dé respuestas, que sea flexible y sustentable y al mismo tiempo amplia y transparente y cuya responsabilidad consista en enriquecer este proceso, alimentarlo, promover su diversidad y que asegure la necesaria coordinación. Los objetivos de la red serán incentivar a los movimientos de todos los continentes a que se involucren en un debate político más profundo, facilitar acciones comunes y fortalecer la iniciativa de actores concretos que luchen por sus intereses sociales. Su trabajo tendrá que ser al mismo tiempo horizontal y efectivo.