El presidente golpista de Honduras, Roberto Micheletti, impuso por decreto una suspensión de garantías constitucionales, y envió elementos armados para apoderarse del Canal 36 de televisión y la radioemisora Radio Globo, que han apoyado al presidente depuesto Manuel Zelaya.
El lunes 21 de septiembre, el presidente Zelaya, exiliado tras el golpe del 28 de junio, apareció sorpresivamente en la embajada brasileña en la capital de Honduras, Tegucigalpa, e hizo un llamado para que el pueblo hondureño se levantara masivamente pero pacíficamente para restaurarlo al poder. Esto produjo movilizaciones masivas a favor de Zelaya. Sin embargo el régimen de Micheletti reprimió a las manifestantes y ha estado bombardeando a la embajada con gases tóxicos y ruidos ensordecedores.
Micheletti insiste de que el gobierno brasileño o entregue a Zelaya a las autoridades golpistas para que lo sometan a juicio por supuesto "traición a la patria" y "abusos de poder", o que le otorguen asilo político en Brasil. El régimen golpista también ha tomado una línea dura con gobiernos mundiales que han apoyado la restauración de Zelaya, por ejemplo ordenando que los gobiernos de México, Venezuela, Argentina y España dejen de ondear sus banderas nacionales sobre sus embajadas, pues esos gobiernos rehúsan reconocer a Micheletti como presidente legitimo de Honduras. Micheletti amenazó con hacer lo mismo a la Embajada de Brasil si no cumple con sus demandas.
Pero todo esto no ha parado a las movilizaciones masivas. Por lo tanto esta mañana, Micheletti emitió un decreto suspendiendo por 45 días los derechos de asamblea, libertad de prensa y procesos debidos. A la vez, tropas leales a Micheletti tomaron por fuerza a las emisoras de Radio Globo y Canal 36 de Televisión, prácticamente los únicos medios electrónicos que no han estado bajo control de elementos a favor del golpe. En el transcurso de esta intervención fueron golpeados reporteros de otros países.
La reacción negativa, dentro y fuera de Honduras, a este virtual estado de sitio se dio inmediatamente. El presidente costarricense Oscar Arias, quien ha estado tratando de mediar el conflicto a sugerencia de la canciller norteamericana Hillary Clinton, hizo destacar lo que muchas otras personas notaron también: Que si va haber 45 días de estado de sitio, es totalmente imposible que las elecciones programadas para el 29 de noviembre se lleven a cabo en una forma legitima.
Aun presumiendo que el estado de sitio dure solo 45 días, o sea hasta el 11 de noviembre, eso deja solo 18 días para hacer campaña para los candidatos antigolpistas, mientras que los candidatos que apoyan al golpe han estado en plena campaña electoral desde el comienzo de septiembre.
Las elecciones de noviembre le han servido a Micheletti como su gran excusa para no restaurar a Zelaya. Hasta tuvo el descaro de publicar una columna en el diario "Washington Post" hace una semana, en que promovió las elecciones diciendo que van a ser perfectamente justas y legítimas pues las garantías de libertad de expresión y prensa están en pleno vigor en Honduras. La mayoría de los países del hemisferio, incluyendo Estados Unidos, ya dijeron que si no se restaure el gobierno legitimo de Zelaya, tales elecciones no valen nada. La suspensión de garantías constitucionales hace una burla total de tales declaraciones.
Zelaya tomó la palabra en la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas por medio de una conexión telefónica, exigiendo al mundo a que se oponga del golpe, a la suspensión de garantías y a los ataques a la embajada brasileña. La Organización de Estados Americanos (OEA) se reunió en una sesión cerrada y de emergencia en Washington, pero no pudo llegar a un acuerdo sobre el lenguaje de un texto.
Aunque el gobierno de Obama denunció el decreto de suspensión de garantías, el embajador estadounidense ante la OEA, W. Lewis Amselem, también denunció a Zelaya, calificando su regreso a Honduras como "irresponsable y tonto", por no haber esperado hasta que la mediación tuviera resultados.