SAN DIEGO, California – En un homenaje aquí se celebró la vida del legendario organizador sindical Clinton Jencks. Jencks falleció en San Diego el 15 de diciembre a los 87 años de edad.
Jencks, representante internacional de la Unión de Trabajadores de Minas y Fundidores fue parte del liderazgo del sindicato de mayoría latiná en una huelga de 15 meses empezando en el 1950 contra la compañía Empire Zinc. El paro fue motivo de la clásica película “Salt of the Earth” (Sal de la Tierra).
Durante la época del macartismo, Jencks fue declarado culpable de jurar falsamente en una declaración que no era comunista, cosa obligada de cada oficial sindical en aquel momento bajo la Ley Taft-Hartley. El Tribunal Supremo anuló su sentencia de cinco años, ordenando al gobierno darle a sus abogados las declaraciones de la fiscalía. Cuando el FBI se negó a cumplir, los fiscales tuvieron que abandonar el caso.
El departamento de Justicia citó más tarde a este dictamen como razón por abandonar los enjuiciamientos anticomunistas bajo la Ley Smith.
Entre los que hablaron en el homenaje estaba el congresista de San Diego, Bob Filner, que dijo que Jencks era un colega y amigo, y defensor firme de los derechos de los trabajadores cuando trabajaban los dos como profesores en la Universidad Estatal de San Diego. Jencks, que dictó cátedra allí de 1964 hasta su jubilación, representó al sindicato en el Concilio Central del Trabajo para el Condado Imperial por muchos año.
Muriel Sobelman viuda de Jencks, dijo que los dos “creyeron que la tal llamada guerra contra el terrorismo ha llegado a ser guerra contra todo el mundo, minando a nuestros derechos, conquistados con tanto sacrificio”, y vio a la guerra como “más dañino y de más envergadura que el clima histérico de la época macartista”. Los dos sintieron que “las soluciones no violentas y un mundo mejor son posibles,” dijo.
“Es con gran tristeza que nos dimos cuenta de la muerte de Clinton Jencks”, dijo en una carta un local sindical de obreros automotriz de Canadá, leída durante el homenaje. “Clinton Jencks, junto con Joe Hill, son los héroes imperturbables del sindicalismo. El Local 598 de la Unión de Trabajadores de Minas, Molinos y Fundidores en Sudbury, Ontario, es el último local del sindicato, y orgullosamente llevamos adelante la herencia de Joe Hill y de Clinton Jencks”.
Ramón Espinal, dirigente sindical de educadores y en el movimiento de solidaridad con Cuba, dijo Jencks era creyente en el derecho de todas las naciones de escoger a sus propios líderes y sistema de gobierno.
La presidenta electa del Gremio Nacional de Abogados, Marjorie Cohn, citó la observación de Jencks que “Solo podemos tener dignidad individual cuando haga dignidad para todos”.
En un obituario publicado por Znet, Cohn citó a Dolores Huerta, con César Chávez fundadora del Sindicato de Trabajadores Agrícolas, diciendo que la vida de Jencks “fue uno de valentía extraordinaria. Fue un pionero, un líder así en una organización de, en su mayoría, gente de habla hispana. Se ganó el respeto de todos”.
Ella citó a Lorenzo y Anita Torrez, que hacían piquete con Jencks en la huelga en la Empire Zinc. “La contribución de Jencks no ha sido igualado desde entonces. El trabajo de coalición que resultó de su liderazgo fue un mejoramiento fenómeno sobre el pasado y todavía está presente”. En una carta reciente, Lorenzo Torrez subrayó a la valentía personal de Jencks y a su tenacidad en la lucha por defender a los derechos constitucionales y de los trabajadores.
Al fin del homenaje, todos los presentes se reunieron a cantaron “La Internacional,” conocido mundialmente como el himno de la solidaridad obrera.
Homenaje a Clinton Jencks