Comentario

En Argentina la crisis social y económica, no tiene comparación, y para poder calificarla correctamente habría que usar el termino de “desesperante”.

El país, que durante la Segunda Guerra Mundial, fue capaz de suministrar a Europa los alimentos tale como carne, trigo, papas, etc.; hoy se ve pasando hambre como cualquier otro país de los llamados del tercer mundo.

Esta situación, como es normal en el sistema capitalista, golpea más despiadadamente a los trabajadores en general, pero en especial a la clase obrera, por ser entre todas las clases de la sociedad, la más desposeída de todo tipo de bienes materiales.

Algunas semanas atrás, la televisión presentó unas imágines que consternan hasta a los más duros de corazón. Era un grupo de niños entre las edades de 5 a 8 años, recogiendo migajas de comida podrida en un basurero, de Buenos Aires, la capital del país.

Pero lo peor de todo no era el echo de haber estado recogiendo esos desperdicios en ese lugar, pues eso lo podemos ver en otros países, inclusive aquí en Estados Unidos con el caso de los desamparados en las calles, o en las estaciones del tren. Lo peor era que junto con esos desperdicios de comida habían placentas humanas y jeringuillas, tiradas todo juntos, así como ratones y otros animales muertos. Cuando los reporteros se dirigieron a las autoridades sanitarias correspondientes, para cuestionarles al respecto, estos les respondieron que ellos sabían de la situación, pero que no se lo prohibían, porque si los desalojaban de ahí, entonces era probable que se fueran a la calle a hacer actos de delincuencia y entonces el problema social, se agravaría más.

Otro problema es el de la prostitución. Entrevistadas un grupo de damas, todas con más de 50 años de edad, confesaron que nunca en sus vidas habían practicado tal actividad, pero que las necesidades que padecen son tales, que no tienen otra opción, pues no hay posibilidad de encontrar ningún trabajo, ni el peor.

Este es el legado que le proporciona el sistema capitalista a los pueblos, a los trabajadores.

La crisis actual de Argentina, con casi toda la población en edad de trabajar, sin empleo con una deuda impagable, y una crisis social y económica que puede en cualquier momento desembocar en una crisis política de previsiones incalculable. El nuevo presidente, Néstor Kirchner, hace un esfuerzo denodado por sacar al país hacia adelante pero como dice la frase que Jesús dijo en los Evangelios, de que nadie que sea inteligente trataría de poner remiendo nuevo en trapos viejos porque los sociedades de hoy día, ya no pueden aspirar a hacer reformas, pues no son tiempos de reformas, sino de cambios estructurales.

Como se tornara la situación mundial en los próximas años, con más de 1500 millones de personas que alrededor del mundo tienen que sobrevivir con el equivalente de un dólar diario?

El presidente argentino tiene buenos sentimientos pero como dijera Lenin, “de buenos sentimientos está asfaltado el camino que conduce al infierno.”

Para satisfacer las aspiraciones de los pueblos hay que afectar algunos intereses de las corporaciones y los monopolios, y si el presidente Kirchner; no toma este fenómeno en cuenta, nosotros que no pretendemos ser agoreros ni profetas mucho menos, nos atrevemos a afirmar desde aquí y desde ahora, que si las aspiraciones y necesidades del pueblo argentino no son afrontadas con las decisiones y responsabilidades que requieren las circunstancias, pronto veremos que como pasa en la mayoría de los países pobres, las desilusión y la frustración se apoderara de las masas.

Cuando esta situación se presente y el pueblo argentino diga basta ya, entonces no habrá en el mundo, nada que lo pueda contener.

La situación ha llegado a tal grado, que en el corto periodo de solo siete meses, de abril a noviembre, de este ano, se han registrado en el país la cantidad de 184 secuestros. En algunos de estos casos han estado envueltos agentes de la policía.