Inmoral ley contra indocumentados

El obispo católico Edward J. Slattery de la Diócesis de Tulsa en Oklahoma fuertemente criticó en una carta pastoral el 25 de noviembre una nueva ley contra los indocumentados y dijo que la iglesia va a desobedecer dicha ley. La ley, que entró en vigencia el 1 de noviembre, convierte en delito estatal transportar a indocumentados, les niega un número de beneficios y pone obstáculos a que puedan trabajar.

La carta pastoral, solo la segunda escrita por el obispo desde que fue instalado en su cargo en Tulsa en el 1994, revela un “Plan de Acción para esta Diócesis” que incluye “acceso igualitario a todos los Programas Católicos ... [que] aplica a nuestras parroquias, instituciones, escuelas y las varias oficinas de Caridad Católica”, recursos legales para ayudar a los indocumentados regularizar su estado migratorio, y protección para los niños cuyos padres son detenidos por las autoridades de inmigración.

En una carta que Slattery envió al clero de la diócesis en el 2006 cuando todavía se estaba considerando el proyecto de ley, el obispo escribió, “Hacer de la caridad un crimen es hacer criminales a quien la practican... y cuando llegue a ser un crimen amar al pobre y atender a sus necesidades, entonces yo seré el primero en ir encarcelado por este crimen”.

Mientras se suele decir que el sistema de inmigración de Estados Unidos está “roto”, el obispo católico fue más allá tildándolo la política de inmigración de ser “esquizofrénica”. “Ponemos un letrero en la frontera de ‘No Cruzar’, y gastamos $30 mil millones de dólares (desde 1993) para parar a todos aquellos que cruzan, pero después salimos con anuncios en las entradas de fábricas y aceptamos felizmente los beneficios que trae el trabajo de estos ilegales”, sigue la carta.

Él dijo que junto con esto ahora Oklahoma tiene una nueva ley que, “tendrá efecto de marginalizar segmentos enteros de la población, rompiendo familias, castigando a los niños por el crimen de sus padres y criminalizando actos de compasión y caridad”.

El obispo Slattery observó que la ley también castiga a los ciudadanos e inmigrantes legales — “en la primera semana de haber entrado en vigencia, la policía realizó una redada en un restaurante del norte de Tulsa y tres personas indocumentados fueron arrestadas. La cocinera del restaurante, mujer ciudadana de Estados Unidos y no hispana, recibió amenazas de la policía en el sentido que si ella conocía del estatus ilegal de las personas para quienes preparaba los alimentos, ella estaba sujeta a ser detenida

igualmente”.

Slattery ha recibido elogios de defensores de los pobres e inmigrantes. A la misma vez ha sido criticado por norteamericanos que obviamente creen los mitos antiinmigrantes. Como ejemplo de esto, una mujer escribe en la página de comentarios de un periódico local que si “¿El obispo le puede dar a los ciudadanos legales de este estado el mismo tratamiento que los ilegales reciben? Cosas como cuidado médico gratis, asistencia pública, matrícula de universidad gratis, etc”. Ella sigue con que no tiene seguro médico para espejuelos y servicios dentales.

En la discusión en linea explican que muchos de las contribuciones contra los indocumentados está repleta de racismo y que tienen que recordar que Oklahoma pertenecía a los indios que fueron desplazados por los de descendencia europea. Otros señalan que muchos, ni los indocumentados, ni los ciudadanos, tienen seguro médico.