La lucha por el Congreso

“Nunca me he considerado como partidario, pero el Partido Republicano me ha dejado atrás, así que no tuve más opción que dejar al Partido Republicano atrás”, declaró Steven Brozak a delegados a la Convención Demócrata este verano. “Pero estoy muy lejos de estar solo … y voy estar en la mayoría este 2 de noviembre”.

Brozak es un ex marine y veterano de la guerra de Irak, y candidato por el Congreso en el 7º distrito de Nueva Jersey contra el congresista actual, Mike Ferguson. Sus experiencias en Irak le convencieron que hay que derrotar a la política del presidente George W. Bush, y que él necesitaba postularse.

La contienda electoral por un escaño en la Cámara de Representantes es una de las batallas más fieras que se están librando para quebrar el control de la ultraderecha sobre la Cámara de Representantes y el Senado. Mientras la contienda presidencial se pone más estrecha, ha crecido el número de contiendas competitivas por el Congreso, incluso algunos en territorio tradicionalmente republicano.

Si los demócratas ganan una mayoría, cambiará radicalmente el liderazgo político del Congreso. El nuevo líder de la mayoría en el Senado sería Tom Daschle, quien tiene récord de votar en pro de los trabajadores el 85 por ciento del tiempo. Daschle le repondría a Bill Frist, que ha votado a favor de los trabajadores solamente el 5 por ciento del tiempo.

En la Cámara, Nancy Pelosi, quien tiene récord de votar por los trabajadores de 96 por ciento, repondría como presidente de la Cámara a Dennis Hastert, quien tiene un récord vitalicio de votar en pro de los trabajadores de 7 por ciento. Pasarían cambios similares en cada comisión del Congreso, que determinan cual legislación llegará a ser considerado.

Los republicanos ultraderechistas están decididos a utilizar las medidas que sean necesarias para aumentar e institucionalizar permanentemente su mayoría. Encabezado por Tom “El Martillo” DeLay, estos han llevado acabo una división sin precedente de distritos de en Tejas con la meta de eliminar a cinco representantes demócratas. DeLay se encuentra bajo investigación por “lavar” ilegalmente dinero de campaña del Comité Nacional Republicano para las campañas legislativas estatales en pos del control republicano. Ya formularon cargos contra tres asistentes de DeLay.

Muchas contiendas electorales se concentran en cuestiones y dinámicas políticas locales, además de las cuestiones nacionales de guerra en Irak, el terrorismo, los derechos y libertades civiles, empleos, cuidado de salud y educación. Los demócratas y sus aliados tendrán que sobrepasar algunos grandes obstáculos para lograr la victoria en distritos indecisos y tradicionalmente republicanos. Por ejemplo, los comités de campaña asociados con DeLay están repletos de dinero y lo han dirigido a muchas contiendas para la Cámara.

En teoría, los demócratas tienen que ganar tres escaños en el Senado y 12 en la Cámara, pero como resultado de la división de distritos por republicanos, los demócratas, en realidad, tienen que ganar más escaños en la Cámara de Representantes. Para lograr el control, los demócratas tendrían que ganar entre 9 y 15 contiendas por el Senado (eso, si es que gana Kerry) que se consideran competitivos, incluyendo a Dakota del Sur, las Carolinas del Norte y del Sur, Luisiana, Florida, Oklahoma, Colorado y Washington.

Per los candidatos Demócratas también tienen una ventaja: la movilización de base sin precedentes que se está desarrollando en ciudades, pueblos y barrios. En la mayoría de los casos, tienen el apoyo de amplias coaliciones sindicales y de fuerzas populares que han hecho esfuerzos masivos para inscribir a millones de nuevos votantes y que hacen campaña incansable de puerta a puerta. Un trabajo masivo para a los votantes llegará a su máxima intensidad el Día de las Elecciones.

Más y más parece que la concurrencia electoral, especialmente por los afronorteamericanos, latinos, gente indígena y mujeres, determinará muchas de las contiendas. Si las elecciones primarias en estado tras estado es una indicación, la votación será enorme.

En las elecciones de 1994, los congresistas republicanos introdujeron su “Contrato contra América”, que fue acreditado con haber causado un gran cambio de congresistas. Ese año los republicanos ganaron control de la Cámara de Representantes, y lo han mantenido hasta hoy día. Se ha llamado a esto “la Década de la Decepción”.

En 2002 republicanos explotaron los temores sobre el terrorismo e hicieron una campaña histérica en víspera de la guerra en Irak. El liderazgo demócrata se desplomó en ese ambiente, y como resultado sufrieron aún más pérdidas.

Pero en 2004 las cosas son distintas. Demócratas, animados por una ola de acción electoral masiva, están decididos a retomar el control. Han presentado un grupo fuerte de candidatos por el Congreso. Además, los demócratas de la Cámara de Representantes han revelado su propia Alianza por el Futuro de Norteamérica, un acuerdo que hace concreto su programa para derrotar a la política ultraderechista republicana.

Muchas de las contiendas más competitivas están en distritos indecisos donde los republicanos están ofreciendo a candidatos que marchan en fila cerrada con la política de Bush. Se incluyen a racistas abiertos y a locos que se son tan derechistas que le dan asco hasta a los republicanos moderados y a los independientes.

Muchos de los candidatos demócratas fueron templados en la lucha contra la derecha y son apoyados por amplias coaliciones de grupos laborales, pro derechos civiles, de mujeres, consumidores, ecologistas y grupos de base como MoveOn.org, la Mayoría Verdadera, la Lista de Emily y otros.

Hay un número de candidatos afronorteamericanos, latinos y mujeres que sobresalen. Esto ayudaría atraer a más diversidad y a voces más fuertes contra la agenda de la ultraderecha. Por ejemplo, la ex congresista Cynthia McKinney ganó las elecciones primarias en Georgia, casi asegurándo su regreso al Congreso. Los republicanos se amontonaron en su contra en 2002, por hablar francamente contra la guerra en Irak y sobre las investigaciones de la tragedia del 11 de septiembre. McKinney se negó a rajarse y se mantuvo firme en su lucha por volver.

Los demócratas también están animados por sus victorias anteriores este año en elecciones especiales para el Congreso. En Dakota del Sur, donde el voto de la gente indígena se consideraba como decisivo, Stephanie Herseth ganó un escaño en la Cámara, igual que Ben Chandler en el 6º Distrito de Kentucky. La victoria de Chandler fue la primera vez que un demócrata le ha tomado un escaño en la Cámara de Representantes de un republicano en elecciones especiales desde 1991.

John Bachtell es organizador de distrito de Illinois del Partido Comunista de EEUU. Se puede comunicar con él al

jbachtell@rednet.org.