La siguiente es una declaración de la Comisión Laboral Nacional del Partido Comunista de Estados Unidos el 16 de mayo.
Los sindicatos no han estado bajo tanto ataques de parte del capital de nuestro país desde los tristes día de la Guerra Fría en los 1950s. La globalización capitalista está atacando a los sindicatos por todas partes. La extrema derecha, dominando a ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca, ve que tiene la mejor oportunidad en décadas para debilitar mucho a los sindicatos. Al departamento del Trabajo y la Junta Nacional de Relaciones Laborales las han convertido totalmente en herramientas de las grandes empresas, abandonando hasta la apariencia de ser neutral e imparcial.
A la misma vez los sindicatos y la AFL-CIO han mostrado permanencia. El fuerte trabajo que hizo el sindicalismo para derrocar a Bush y la extrema derecha en las elecciones del 2004 fue extraordinario. La unidad, la movilización y construcción de coaliciones de estos esfuerzos electrificó y ancló todo el movimiento progresista.
Y aunque la derecha ganó las elecciones, los sindicatos y las coaliciones populares han empezado cambiar la opinión pública contra la administración Bush y la extrema derecha. Están retándola más y más sobre el Seguro Social, cuidado de salud, empleo, cuestiones de comercio, nombramientos judiciales de extrema derecha, derechos laborales, y la guerra en Irak. A la misma vez que estas luchas se intensifican, el pueblo estadounidense crecientemente ve al movimiento laboral y los sindicatos como sus campeones y defensores. Sondeos recientes muestran que 57 millones de trabajadores no organizados en sindicatos dicen que se unirían a un sindicato si tuvieran la oportunidad.
Pues, en estos tiempos, es especialmente peligroso y preocupante ver que la unidad laboral está amenazada con una escisión potencial y divisiones dentro de la casa del sindicalismo. Esto hace que los ataques de parte de las corporaciones sean aun más audaz y por cierto no es un incentivo para que los trabajadores se unan a los sindicatos.
La unidad es la espina dorsal del sindicalismo. La unidad es el poder del sindicalismo. La unidad laboral y popular es la única fuerza que el pueblo tiene que es más fuerte que el poder y la riqueza de las corporaciones, los bancos y los superricos. Más unidad es la única respuesta posible a la globalización capitalista y los ataques de la derecha.
Todo el mundo en el debate en el movimiento laboral conoce que vivimos en un mundo de cambios rápidos y que el movimiento sindical necesita renovarse, cambiar y fortalecerse para sobrevivir y defender los derechos de los trabajadores y sus familias hoy en día. Pero los cambios necesarios tienen que tener el resultado de más unidad y a un nivel más alto, no fracturas y esciones.
Demandas inflexibles, insultos y últimatum no cambiará nada, sino que solo hacen gente más tercas y mina al debate verdadero y constructivo. Ninguna idea, no importa que importante, ningún interés de corto plazo, no importa que urgente, ningún solo tema, no importa que imperativo, puede ponerse sobre la necesidad absoluta por la unidad laboral más grande posible hoy.
Sería bueno recordar las palabras de Madre Jones casi un siglo atrás, “Mis amigos, es la solidaridad del amor la que queremos. No queremos encontrar faltas uno con el otro, sino solidificar nuestras fuerzas y decirnos una al otro: ‘Debemos estar juntos, nuestros amos están unidos y nosotros debemos hacer lo mismo’”.
Mientras el debate en el movimiento laboral pase en la casa del sindicalismo, afectan a todos que luchan por la paz, justicia e igualdad. La unidad laboral está al centro de cualquier coalición que puede derrocar a Bush y la extrema derecha. Por eso, el resultado de este debate es crítico para todos nosotros. Ahora es la hora para que todos los trabajadores y progresistas vengan al apoyo de los sindicatos. La unidad sindical es nuestro futuro.
La unidad es el centro y alma del poder laboral