Cuando 100.000 personas desfilaron por la Avenida Pennsylvania el 20 de abril para protestar la guerra con pueblos “aquí y en el extranjero” de George W. Bush, la reclamación más urgente era que deje de hablar con ambigüedad y plenamente apoye la salida de Israel de la Franja Occidental y la creación de un Estado palestino.
Furiosos que Bush habló del primer ministro israelí, Ariel Sharon, como un “hombre de paz” en el mismo momento en que tanques de guerra israelí estaban matando a veintenas de civiles palestino en una masacre, los manifestantes voceaban, “Fin a la matanza. Alto al crimen. Qué viva Palestina.”
Aunque la indignación sobre el genocidio en la Franja Occidental era un tema dominante de las protestas, era solo uno de los muchos temas que se reflejaban en los carteles, pancartas y consignas. Esta protesta unió a los movimientos de base en una “convergencia,” que corría como un río en la avenida más ancha de la capital. Bush explotó el 11 de septiembre para poner las fuerzas populares en la defensiva. Pero la movilización del 20 de abril comprobó que estos movimientos han regresado aun más fuerte que nunca.
Esta manifestación era de dos a tres veces más grande de lo que anticipaban los organizadores. Igual de impresionante era el tono disciplinado, no violento y unificado de la manifestación, las filas se hinchaban con los miles de estudiantes, trabajadores y los muchos hombres, mujeres y niños árabes. Un contingente de judíos ortodoxos también marcharon con reclamaciones de paz en el Medio Oriente.
Mientras yo estaba asignado para el People’s Weekly World a cubrir la protesta, y miraba a la multitud pasar lleno de pompa y drama. Me recordaba de esas marchas de primavera al principio de los 1970s en contra la guerra en Vietnam. Nosotros aprendimos que solo un movimiento de millones podía forzar a Estados Unidos poner fin a su guerra atroz. Mientras observaba esta marcha, 30 años después, yo me dije, “¡Esta es la salida del atolladero! Esta es la manera de fomentar un movimiento lo suficiente fuerte para derrotar a los belicistas.”
También es la respuesta para la gente que tienen tan poca esperanzas que abrazan el “martirio” y el “suicidio” como su única arma para luchar en contra un enemigo armado hasta los dientes por EEUU. Eso es la desesperación. De esa manera no vamos a ganar.
Estos actos de desesperación, algunos cometidos por niños contra otros niños, le han dado a Bush y Sharon la excusa que necesitan para atacar al pueblo en nombre de la “guerra contra el terrorismo”. Bush y Sharon, los demagogos de guerra, han explotado la muerte de los no combatientes isralitas para justificar sus propios actos de terrorismo en las cuales cien veces más palestinos han muertos.
Ellos usan el terrorismo para aislar las fuerzas progresistas y de izquierda mientra movilizan el sentimiento bélico en ambos, este país y en Israel. Aunque solo unos pocos meses atrás, una clara mayoría en Palestina, Israel y EEUU apoyaban una paz basada en “dos estados para dos pueblos”. Lo más que siga el ciclo de violencia, lo más inalcansable será esta solución. El terrorismo es tan útil para el imperialismo que ellos han empleado a agentes provocadores para se envuelvan en provocaciones fatales y después acusar falsamente a los activistas de paz y así desacreditar al movimiento. Esto también fue una de las lecciones amargas que aprendió el movimiento para poner fin a la guerra en Vietnam.
El 20 de abril, al contrario, era un ejemplo clásico del poder de una estrategia y tácticas de masa. Esta manifestación unió a gente de todas las razas y etnias, hombre y mujeres, jóvenes y ancianos, estudiantes y obreros. Juntó a gente de diversos pensamiento político y religioso, incluyendo a musulmanes, judíos y cristianos. Esta salida democrática, pacífica, afirmando la vida, es prueba de que el movimiento por la paz y la justicia se apoya de una alta moralidad.
Como aprendimos en esos años luchando por legislación histórica de derechos civiles y por el fin de la guerra en Vietnam, nosotros tenia “mantener nuestros ojos en el premio.” Y ese premio era la victoria para nosotros – la mayoría abrumadora del pueblo.
Déjame aclarar que el pueblo palestino tiene el derecho de defenderse. Pero eso es una situación que requiere distinciones claras. Hay una diferencia entre palestinos defendiendo sus hogares en el campo de refugiados Jenin, y un terrorista explotándose y matando a 25 inocentes en la cena de la Pascua judía en Netanya, Israel. El primero es un acto de auto defensa. El segundo Hamás aceptó responsabilidad como un atentado de desviar la iniciativa de paz de la Liga Árabe basado en el reconocimiento, de parte de los países árabes, de Israel y la creación de un Estado palestino.
El fin está claro, Israel tiene que salir de todo territorio ocupado en 1967 y el pueblo palestino tienen que tener un estado. La única opción es la coexistencia, aunque sea difícil conseguir. La guerra de Bush aquí y en el extranjero tiene que acabar. Séanos palestinos en las ruinas de Jenin o activistas por la paz aquí “en las entrañas de la bestia,” esto está claro: La victoria es imposible sin el apoyo de la mayoría de los pueblos del mundo en favor de la paz. En esa lucha, las tácticas que escogemos pueden hacer la diferencia.
Lucha de masas es la solución