"Por luchar por los derechos de los trabajadores, de los indígenas, de los campesinos y de los estudiantes hemos sido víctimas del exilio, persecución, desaparición y asesinato". Así iniciaba el relato de su pesadilla con Coca Cola el dirigente social colombiano Luis Adolfop Cardona. Exiliado desde el 2002 en los Estados Unidos junto a su esposa y sus dos hijos , Cardona muestra un profundo conocimiento de la situación política, económica y social de su país.
Si bien organizaciones sindicales sólidas pueden ser determinantes para mejorar salarios, condiciones de trabajo y derechos humanos; en Colombia estas organizaciones pueden ser sinónimo de muerte. De hecho éste país se ha convertido en el más peligroso del mundo para líderes sindicales con cerca de cuatro mil asesinatos en los últimos veinte años.
La historia de Cardona, como la historia de centenares de obreros, es una historia de terror instituída por la paradójica "chispa de la vida", transnacional responsable de más de una decena de muertes en la zona de Antoquia, al norte de Colombia.
El vehículo de represión según Cardona son grupos paramilitares que fueron "armados y entrenados por el gobierno de Alvaro Uribe". Estos "escuadrones de la muerte" en presencia suya asesinaron al miembro de la unión y compañero de planta Isidro Segundo Hill , el 5 de diciembre de 1996. Estos mismos agentes de la violencia ingresaron en la planta de Cardona y ofrecieron el ultimatum de inmediata renuncia al sindicato o muerte. Las renuncias habían sido redactadas por la compañía misma. "Así terminaron con la organización", dijo.
Este oscuro capítulo vivido por Cardona lo convirtió en blanco de intimidación, persecución y muerte. Secuestrado por ocho paramilitares aquel mismo fatídico 5 de diciembre , Luis Adolfo logró escapar y hacer pública esta tétrica historia. Coca Cola se había empeñado manifiesta, en destruír el sindicato para pagar menos mano de obra y para someter a los trabajadores a una pobreza absoluta. En las vísperas, cuando el sindicato esperaba respuesta al nuevo pliego de peticiones el día 6 de diciembre de 1996, Coca Cola si respondió, pero con el asesinato de Hill, el secuestro de Cardona y la toma de la planta por parte de los paramilitares. Estos grupos que hoy se hacen llamar "Aguilas Negras", "fueron armados y entrenados por el gobierno colombiano y fueron patrocinados por Alvaro Uribe Vélez" . Cuando en el 2002 sus denuncias alcanzaron niveles nacionales e internacionales el odio del gobierno se aceleró y llegó a ser "el blanco de los paramilitares". Cuando las amenazas de muerte se intensificaron e incluyeron a familiares Luis Adolfo no tuvo otra alternativa sino salir del país.
Hoy Cardona vive en Chicago gracias al esfuerzo conjunto de la Federación Americana del Trabajo y del Departamento del Trabajo de los EE. UU.
A cerca de diez años en el exilio, Cardona trabaja en la actualidad como organizador para el sindicato United Steel Workers (Unión de Trabajadores del Acero). A pesar de que extraña inmensamente a su país y a "sus seres queridos", Luis Adolfo Cardona no encuentra hoy condiciones de seguridad en su país natal. La violencia, crimen y terror continúan bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, ex-ministro de justicia de Uribe. "No regresaré a Colombia mientras no se acaben los paramilitares", concluyó.
Luis Adolfo Cardona es ejemplo de coraje, dedicación y lucha a la causa de la clase obrera.